Igual que vivió murió, toda su puta vida estuvo escoltada por el desasosiego, la sinrazón y la humildad, mucha humildad. Callaba y sonreia, sonreia con la sonrisa que escupe la timidez, con los ojos temblorosos, mirando alternativamente al infinito y al suelo, intentando enfocar un duende que de pronto se apiade de nosotros y nos saque de este maldito apuro que es cruzar dos palabras con alguien que de pronto se ha dirigido a nosotros.
De niño, su falta de centimetros fué motivo de mofa y causa de la crueldad que tenemos cuando somos crios y nos vemos amparados por el grupo, pero él, lejos de revolverse, de luchar contra la burla, sonreia y callaba....... ¡siempre callaba!.
Fué creciendo, solo en edad, y su mente se negaba a mirar la cruda realidad de su mundo, en su planeta, los hombres vivian en armonia con la naturaleza, compartian sus juegos con los niños, la bendición del agua regaba los campos y al cesar de llover un impresionante arco iris nos iluminaba de colores y veíamos la rebolla de color naranja, la fuente cuchilla era azul, el pantanillo era verde y rosa y...... ¡ZAS! una maldita tarde los colores se apagaron, la armonia se rompió, y él, ciego de ira por primera vez en su vida, se revolvió y busco con sus manos un rio caliente y rojo, por un instante todos sus silencios contenidos se volvieron voces, todos sus llantos fueron risas y tendido en la hierba miró la realidad de su vida, la maldad, el egoismo, la crueldad, y supo que su castigo estaba escrito, más, no le basto la justicia de los hombres y aplicó su injusta justicia. Descansa en paz, amigo.
De niño, su falta de centimetros fué motivo de mofa y causa de la crueldad que tenemos cuando somos crios y nos vemos amparados por el grupo, pero él, lejos de revolverse, de luchar contra la burla, sonreia y callaba....... ¡siempre callaba!.
Fué creciendo, solo en edad, y su mente se negaba a mirar la cruda realidad de su mundo, en su planeta, los hombres vivian en armonia con la naturaleza, compartian sus juegos con los niños, la bendición del agua regaba los campos y al cesar de llover un impresionante arco iris nos iluminaba de colores y veíamos la rebolla de color naranja, la fuente cuchilla era azul, el pantanillo era verde y rosa y...... ¡ZAS! una maldita tarde los colores se apagaron, la armonia se rompió, y él, ciego de ira por primera vez en su vida, se revolvió y busco con sus manos un rio caliente y rojo, por un instante todos sus silencios contenidos se volvieron voces, todos sus llantos fueron risas y tendido en la hierba miró la realidad de su vida, la maldad, el egoismo, la crueldad, y supo que su castigo estaba escrito, más, no le basto la justicia de los hombres y aplicó su injusta justicia. Descansa en paz, amigo.
Qué razón llevas, amigo Paco. En un mundo como este parece no haber sitio para la gente buena, ni para los bajitos, ni para los gordos, ni para los feos, ni para los "maltratados" por la naturaleza: se diría -véase la imagen de los políticos que son los que "dirigen y gobiernan" la sociedad- que el envoltorio es lo único que cuenta para conseguir el objetivo del éxito y la felicidad mundanos. Lástima que hayamos olvidado a los clásicos, aquellos sabios que ya "sabían" hace miles de años que, altos o bajos, guapos o feos, los hombres buenos (y dentro de ellos, los mejores en sus ámbitos profesionales) eran los más indicados para representar los intereses de la sociedad. La estética, Paco (pero no la de la armoniosa belleza que nada tiene que ver con la estatura o la fealdad, sino la que pregona Telecinco), esa estética que ensalza como valor máximo esta sociedad actual, esa es la que -tan injustamente- manda al abismo a gente tan hermosa como la que tú has recordado.
Un abrazo, Paco.
Un abrazo, Paco.