Días pasados varios comentasteis diversos títulos de algunas canciones de la década de los 70 que particularmente me encantan. Época muy fructífera en adaptar letras de grandes poetas, algunos de ellos no hubieran llegado a nosotros sin ellas, letras con un fondo social muy profundo, que a día de hoy serian perfectamente viables. En las fechas que fueron escritas, y adaptadas, levantaron conciencias, seguro que alguna de ellas fue escrita “al alba” entonces “llovió”, se alzaron las manos “al vent” y si todos tiramos juntos “segur que tomba”, a l’estaca. También hubo un día que levantamos la vista y vimos un futuro y una tierra, y le hicimos un “canto a la libertad”…..” sin ira”, le pedimos a dios que la guerra no nos fuera indiferente, unos aceituneros altivos se hicieron varias preguntas y no les dieron respuesta, la España de camisa blanca nos hizo libres pero sin alas, antes había dejado el hambre y se llevó el pan. En la misma España de charanga y pandereta devota de Frascuelo y de María, había un marinero que hizo un jardín junto al mar, y cuando estaba el jardín en flor el marinero se fue. Entre esas dos Españas, una que moría y la otra que bostezaba, había un españolito que quería empezar a vivir, pero alguien le advirtió; una de las dos te ha de helar el corazón
Alguien le decía a su “pare” que el bosque el rio y el mar ya no eran tal, que dejara de llorar, que le habían declarado la guerra No todo era pedir, también buscábamos a nuestras Lucias y Penélopes, para brindarles unas “paraules d’amor” con tan solo quince años, en la penumbra, escuchando al fondo los acordes de” un hombre sentado al piano”.
En un “pueblo blanco” del “mediterráneo” vimos “vagabundear” al “tío Alberto” cantando una “saeta”, Más tarde se fueron de “fiesta” todos juntos y revueltos, y al final el pobre volvió a su pobreza, el rico a su riqueza y el avaro a las divisas.
A una “señora” madura su yerno le decía que no era un buen yerno, que era casi un beso del infierno, pero un beso al fin, y le recordaba antes de maldecirle que un día tubo la carne firme, y un sueño en la piel.
Mucho antes hubo niños yunteros, otros le alimentaban con cebolla escuchando una nana.
Después dejo de llover, nos adormecieron con trozos de plástico y chapa, nos cambiaron hasta los sabores, las posaderas se hicieron grandes, vinieron los sellos, más tarde los sobres, y esa carta de amor llena de nostalgia, no llegó nunca.
Referente a los hechos que tanto Esther y na más, como Victoria mencionáis, de esos locos bajitos, me vino a mi memoria la letra de otra canción, precisamente la de “esos locos bajitos”. La he vuelto a escuchar varias veces, en ella refleja lo que somos y ellos serán, ni más ni menos que lo que el espejo de la familia y la sociedad les ha devuelto a lo largo de su corta vida.
Saludos para todos
Alguien le decía a su “pare” que el bosque el rio y el mar ya no eran tal, que dejara de llorar, que le habían declarado la guerra No todo era pedir, también buscábamos a nuestras Lucias y Penélopes, para brindarles unas “paraules d’amor” con tan solo quince años, en la penumbra, escuchando al fondo los acordes de” un hombre sentado al piano”.
En un “pueblo blanco” del “mediterráneo” vimos “vagabundear” al “tío Alberto” cantando una “saeta”, Más tarde se fueron de “fiesta” todos juntos y revueltos, y al final el pobre volvió a su pobreza, el rico a su riqueza y el avaro a las divisas.
A una “señora” madura su yerno le decía que no era un buen yerno, que era casi un beso del infierno, pero un beso al fin, y le recordaba antes de maldecirle que un día tubo la carne firme, y un sueño en la piel.
Mucho antes hubo niños yunteros, otros le alimentaban con cebolla escuchando una nana.
Después dejo de llover, nos adormecieron con trozos de plástico y chapa, nos cambiaron hasta los sabores, las posaderas se hicieron grandes, vinieron los sellos, más tarde los sobres, y esa carta de amor llena de nostalgia, no llegó nunca.
Referente a los hechos que tanto Esther y na más, como Victoria mencionáis, de esos locos bajitos, me vino a mi memoria la letra de otra canción, precisamente la de “esos locos bajitos”. La he vuelto a escuchar varias veces, en ella refleja lo que somos y ellos serán, ni más ni menos que lo que el espejo de la familia y la sociedad les ha devuelto a lo largo de su corta vida.
Saludos para todos