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LA HABA: Es verdad, Paco, es un espectáculo que hace muchos...

"Me duelen los ojos cuando miro el campo de lo que resaltan sus colores", esto me lo decía Alonso "el del Montecillo" el sábado pasado en el bar de Luciano, y es cierto, el campo está como jamas lo había visto, me gustaría que todos los amigos que volveis por el mes de Agosto, pudierais echarle un vistazo, aunque fuera desde lejos, pero así disfrutaríais de la explosión de colores a la que estamos asistiendo estos dias. Siii, ya sé que este fenómeno por aquí es breve, aquí pasamos del invierno al verano directamente, la primavera apenas existe, y la vida de las flores silvestres es cortísima. Por eso, aprovecho y paso los ratos libres gozando del torbellino arco-iris en el que se ha convertido nuestro campo. Las cunetas son como guirnaldas violetas, amarillos fuertes, amarillos pálidos, blancas, si las mirásemos desde las alturas veríamos lineas de colores, que son los caminos, cruzándose como un precioso tablero de ajedrez multicolor.
El camino de la Sierra, el de la Antigua, el del "Barriá",, el de la sierra Magacela, todos, todos se han puesto de acuerdo para lucir sus mejores colores y dar la bienvenida al paseante con una gama de colores y olores espectacular. El pantanillo, henchido de agua y vegetación a partes iguales ha empezado ha recibir multitud de patos que vienen al reclamo de su tranquilidad y belleza. A la caida de la tarde, es delicioso observar sentado desde el muro de la compuerta, como el sol vá descendiendo, poco a poco a la derecha de la Sierra Ortiga y difuminando los colores lentamente, hasta dar paso a la noche.
El paraje de la Antigua es reseña aparte, al manto, (que ya no es manto, es una alfombra mullida color verde, distintos verdes de la hierba y multicolores de las flores) se unen la frondosidad de las encinas y el rumor salvaje del rio que baja desbocado y chocolateado, si a todo ello le unimos el amarillo de las retamas, el trinar salvaje de los cientos de pájaros que ahora desencadenan el juego amoroso y la tranquilidad y sosiego que nos transmite el entorno, os aseguro amigos unos momentos mágicos, de esos que quieres retener dentro de tí para siempre y desearías que no acabaran jamas.
¡Que pena!, de verdad que me gustaría que los que nos añorais pudierais disfrutarlo, saludos jabeños.

Es verdad, Paco, es un espectáculo que hace muchos años que yo tampoco veía; ya en La Jira vi un anticipo de lo que cuentas (que de cursi nada) y ganas, no obstante, me dan de repetir y escaparme otra vez para allá. Estoy recibiendo fotos de tós laos y por tós los medios en un deseo del personal por agradarme, la verdad: pero lo que hacen es ponerte los dientes dacuarta, jajaja. En fin, me lo voy a pensar, igual voy a tomarme unos chatos.

Un abrazo,