Quiero hacer una reflexión sobre la noticia aparecida hace unos días sobre los padres acusados de maltratar a su hija. Ahora el juez ha dictado sentencia en la que se niega que tales hechos hayan sucedido. Pero ahora queda la segunda parte, la realmente complicada y terrible.
Desde que el mundo es mundo, existe un elemento que cumple una importante misión: EL CONTROL SOCIAL. Este elemento lo sabe todo, lo juzga todo, lo deforma todo y lo complica todo. No tiene ojos porque es todo los ojos, no tiene rostro porque es todos los rostros y no tiene lengua porque es todas las lenguas. Ese elemento es LA GENTE
La gente que quita honras, la gente que sentencia, la gente que lleva y trae mil historias en la inacabable noria de rumores que nuca sabemos muy bien de donde vienen. La gente calumnia, aumenta, comenta, murmura, censura, augura, la gente.. la gente… Y como va a ser mentira si lo dice la gente.
Esa gente somos todos y ninguno. La gente anda por ahí abrumada por sus desencantos, enfrascada en su peleas, uncida al yugo de la mediocridad y, sobre todo, uncida al yugo de su intereses.
La gente hace, piensa, siente y dice cosas. Pero la “cosa” está en la justificación que hace la gente de lo que hace, de lo que siente, de lo que piensa y de lo que dice.
Y lo mejor de todo es que no se corresponde lo que siente con lo que piensa y, por si fuera poco, nada tiene que ver lo que se piensa con lo que se dice o a lo mejor es que ¿la gente no piensa lo que dice?
Si enumeramos los defectos más viles de la gente estarían la envidia, la maldad gratuita, la estulticia, pero si hay una que se lleva la palma es la hipocresía. Pongamos como ejemplo un entierro. Da la impresión que ante el cadáver decidimos olvidar rencillas y envidias. ¡Que frases se dicen! (casi merecen un análisis aparte). Pero lo que de verdad sorprende son las conversaciones que oyes entre unos y otros. ¿A qué vamos? Vamos a que nos vean los que se quedan en este jodido mundo, porque hay que seguir viviendo y sobre todo…. seguir negociando
¿Y la hipócrita lástima? Personalmente creo que la lástima está entre la misericordia y el desprecio. Si a alguien le ocurre una desgracia, abrimos nuestro cajoncito de la lástima y decimos las frases adecuadas para dejar patente lo buenos que somos pero en el fondo, lo que de verdad pensamos es la suerte que hemos tenido de que no nos haya tocado a nosotros y, lo que es peor, pensamos que por “algo” le habrá pasado.
¿Y cuando buscamos remedios para la moral, la política, la economía, la delincuencia? Cuantas soluciones tenemos, que bien arreglaríamos todo, que mal lo hacen los demás. Y sin más ni más cortamos por los sano, sentenciamos y nos quedamos tan frescos.
Si hablan de los funcionarios, los mandarían a todos con pico y pala pero cuando ven al obrero de pico y pala o a los parados, también le aplican su sentencia sumarísima.
Lo chocante es que todos somos jueces y acusados, reos y verdugos y si no llega la sangre al río es porque la sangre es la maledicencia, la mala uva y el descrédito de todo hijo de vecino. Porque ese río somos nosotros mismos.
Y para terminar una coplilla que viene a cuento:
Le temo más a una mala lengua
Que a la mano del verdugo
Que un verdugo mata a un hombre
Y una mala lengua mata al mundo
Desde que el mundo es mundo, existe un elemento que cumple una importante misión: EL CONTROL SOCIAL. Este elemento lo sabe todo, lo juzga todo, lo deforma todo y lo complica todo. No tiene ojos porque es todo los ojos, no tiene rostro porque es todos los rostros y no tiene lengua porque es todas las lenguas. Ese elemento es LA GENTE
La gente que quita honras, la gente que sentencia, la gente que lleva y trae mil historias en la inacabable noria de rumores que nuca sabemos muy bien de donde vienen. La gente calumnia, aumenta, comenta, murmura, censura, augura, la gente.. la gente… Y como va a ser mentira si lo dice la gente.
Esa gente somos todos y ninguno. La gente anda por ahí abrumada por sus desencantos, enfrascada en su peleas, uncida al yugo de la mediocridad y, sobre todo, uncida al yugo de su intereses.
La gente hace, piensa, siente y dice cosas. Pero la “cosa” está en la justificación que hace la gente de lo que hace, de lo que siente, de lo que piensa y de lo que dice.
Y lo mejor de todo es que no se corresponde lo que siente con lo que piensa y, por si fuera poco, nada tiene que ver lo que se piensa con lo que se dice o a lo mejor es que ¿la gente no piensa lo que dice?
Si enumeramos los defectos más viles de la gente estarían la envidia, la maldad gratuita, la estulticia, pero si hay una que se lleva la palma es la hipocresía. Pongamos como ejemplo un entierro. Da la impresión que ante el cadáver decidimos olvidar rencillas y envidias. ¡Que frases se dicen! (casi merecen un análisis aparte). Pero lo que de verdad sorprende son las conversaciones que oyes entre unos y otros. ¿A qué vamos? Vamos a que nos vean los que se quedan en este jodido mundo, porque hay que seguir viviendo y sobre todo…. seguir negociando
¿Y la hipócrita lástima? Personalmente creo que la lástima está entre la misericordia y el desprecio. Si a alguien le ocurre una desgracia, abrimos nuestro cajoncito de la lástima y decimos las frases adecuadas para dejar patente lo buenos que somos pero en el fondo, lo que de verdad pensamos es la suerte que hemos tenido de que no nos haya tocado a nosotros y, lo que es peor, pensamos que por “algo” le habrá pasado.
¿Y cuando buscamos remedios para la moral, la política, la economía, la delincuencia? Cuantas soluciones tenemos, que bien arreglaríamos todo, que mal lo hacen los demás. Y sin más ni más cortamos por los sano, sentenciamos y nos quedamos tan frescos.
Si hablan de los funcionarios, los mandarían a todos con pico y pala pero cuando ven al obrero de pico y pala o a los parados, también le aplican su sentencia sumarísima.
Lo chocante es que todos somos jueces y acusados, reos y verdugos y si no llega la sangre al río es porque la sangre es la maledicencia, la mala uva y el descrédito de todo hijo de vecino. Porque ese río somos nosotros mismos.
Y para terminar una coplilla que viene a cuento:
Le temo más a una mala lengua
Que a la mano del verdugo
Que un verdugo mata a un hombre
Y una mala lengua mata al mundo
Te saludo la última, maría romero, porque soy un hombre de orden, que he saludao a tos lo intervinientes por orden daparición: ¡ME TIENES DESCONCERTAO!, creí tenerte medio cuadrá pero ahora confieso questoy perdío. Este tratado de ética que nosendosas, mu sabio y condensao, ha tirao al traste mi cuadratura, estoy contentíiiiiiisimo deque le dediques más tiempo al Foro, chascha, pero ves por partes que pa contestarte a to eso necesitamos calentar: mhasrecordao a un "Elogio de la locura", de don Erasmo, que lo tengo -casi- de libro de cabecera, por eso de la lástima, la envidia, la hipocresía, en definitiva de doña ESTULTICIA: cuenta conmigo pa estas cosas, pos yo baso mi comportamiento en algo poco dicho y mu a contracorriente: a los amigos se les conoce en las alegrías, pues cuando sales a hombros (no por triunfar sino por morirte) todos te alaban, pero cuando te pasan cosas buenas, tenvidian. Que no profundizo hoy, maría romero, pero te quiero prolífica en el Foro.
Y hablando de "virtudes", ahí te mando otra coplilla, mu cercana en su génesis a la tuya:
La mujer que quiere a dos,
no es tonta, que es advertida;
si una vela se le apaga,
otra le queda encendida.
Maríaaaaaa, no nos dejes, pongo dos velas paque no tapagues en el Foro.
Y hablando de "virtudes", ahí te mando otra coplilla, mu cercana en su génesis a la tuya:
La mujer que quiere a dos,
no es tonta, que es advertida;
si una vela se le apaga,
otra le queda encendida.
Maríaaaaaa, no nos dejes, pongo dos velas paque no tapagues en el Foro.