Pero hombre, Leganés, eso para mi no es un reto, es, en todo caso un simple detalle sin importancia de los miles con que uno se tropieza a lo largo de su existencia. Un reto es que un obrero llegue a fin de mes en este país de mierda. Diré más, un reto aún mayor es que unos padres jubilados hagan malabarismos con sus míseras pensiones para poder asistir también a sus hijos y a los hijos de sus hijos que están parados.
Te pondré un ejemplo: en 1991, una vez muerto Dalí, aparece un dibujo fechado en 1927. Sin embargo un amigo suyo dice que el dibujo es de anterior a esa fecha porque lo vio en una visita a la Residencia de Estudiantes de donde fue expulsado en 1926. Un detalle sin importancia que no altera el valor del dibujo.
Tal vez Buñuel jugó con las fechas dotando a su obra una dimensión política, y lo hizo bien porque Javier Herrera y otros historiadores y sesudos exégetas así lo creyeron durante mucho tiempo, la prueba es que ese era el año (1932) en que estaba fechado el documental en la ficha de la Filmoteca. Imagínate si me puedo equivocar yo, que sólo soy un tipo que habla de películas y que con sus opiniones ayuda a divulgar ese lenguaje tan revolucionario al que llamamos El Séptimo Arte. De paso me muestro ante unos fieles lectores que se lo pasan bien con mis crónicas. Ningún secreto.
Claro que lo apunté al final, y lo hice como coda a la controversia. Fue cuando esos estudiantes me guiaron hacia la luz de una confusión que desencadenó interesadamente Buñuel, Dios sabe por que motivos espurios (ya sabes que la venganza adquiere siempre su propia lógica interna). El sordo de Calanda era un espíritu libre, rebelde y en cierto modo manipulador. Es decir, un ídolo, de ese tipo de artistas nada domeñados que tanta falta hacen hoy día.
Leo mucho, tal vez demasiado, lo hago con voracidad arañando horas al sueño. El escritor español que más me sorprendido en las últimas décadas - y tal vez de los pocos que se salven de la quema- es el valenciano Rafael Chirbes ¿Sabes por qué? Porque después de leer y releer toda su obra he llegado a la conclusión de que defiende la misma teoría que yo he defendido íntimamente toda mi vida: "Todos somos culpables. No hay nadie inocente". Llegar a esta conclusión es terrible, sobre todo si te convences de ello a una edad muy temprana. Seguiré luchando para que escritores como Chirbes o Artistas como Buñuel nos hagan mirar la suciedad de las manos en un mundo donde ningún ejercicio de expiación salvará nuestras almas.
Un abrazo, me lo pasaré bien en Sonisphere escuchando a Iron Maiden, Megadeth y Anthrax, la música sigue siendo una catarsis purificadora para cuando los demonios se instalan en el jardín y se ha probado con todo tipo de exorcismos.
Te pondré un ejemplo: en 1991, una vez muerto Dalí, aparece un dibujo fechado en 1927. Sin embargo un amigo suyo dice que el dibujo es de anterior a esa fecha porque lo vio en una visita a la Residencia de Estudiantes de donde fue expulsado en 1926. Un detalle sin importancia que no altera el valor del dibujo.
Tal vez Buñuel jugó con las fechas dotando a su obra una dimensión política, y lo hizo bien porque Javier Herrera y otros historiadores y sesudos exégetas así lo creyeron durante mucho tiempo, la prueba es que ese era el año (1932) en que estaba fechado el documental en la ficha de la Filmoteca. Imagínate si me puedo equivocar yo, que sólo soy un tipo que habla de películas y que con sus opiniones ayuda a divulgar ese lenguaje tan revolucionario al que llamamos El Séptimo Arte. De paso me muestro ante unos fieles lectores que se lo pasan bien con mis crónicas. Ningún secreto.
Claro que lo apunté al final, y lo hice como coda a la controversia. Fue cuando esos estudiantes me guiaron hacia la luz de una confusión que desencadenó interesadamente Buñuel, Dios sabe por que motivos espurios (ya sabes que la venganza adquiere siempre su propia lógica interna). El sordo de Calanda era un espíritu libre, rebelde y en cierto modo manipulador. Es decir, un ídolo, de ese tipo de artistas nada domeñados que tanta falta hacen hoy día.
Leo mucho, tal vez demasiado, lo hago con voracidad arañando horas al sueño. El escritor español que más me sorprendido en las últimas décadas - y tal vez de los pocos que se salven de la quema- es el valenciano Rafael Chirbes ¿Sabes por qué? Porque después de leer y releer toda su obra he llegado a la conclusión de que defiende la misma teoría que yo he defendido íntimamente toda mi vida: "Todos somos culpables. No hay nadie inocente". Llegar a esta conclusión es terrible, sobre todo si te convences de ello a una edad muy temprana. Seguiré luchando para que escritores como Chirbes o Artistas como Buñuel nos hagan mirar la suciedad de las manos en un mundo donde ningún ejercicio de expiación salvará nuestras almas.
Un abrazo, me lo pasaré bien en Sonisphere escuchando a Iron Maiden, Megadeth y Anthrax, la música sigue siendo una catarsis purificadora para cuando los demonios se instalan en el jardín y se ha probado con todo tipo de exorcismos.