LA HABA: Jajajaja, pero por favor...., Victoria, ¡que sólo van...

joé, leganes, este vino tá trastornao, haber si tiene algún adictivo ó algo raro que te produce esta euforia continua, (por favor tomás, no le regales mas) que este hombre con el buen vino se le va la olla, que lleva un mes que no habla de otra cosa, y los que somos abstemios estamos esperando que se le pasen los efectos de esta ambrosia y vuelva a ser el. si queda sin secuelas, esperemos. (veras como se va a poner conmigo, por no saber compartir su fineza de gustativa).
bueno no digo ya ni pio, que con lo dicho me espera el chaparrón. hasta pronto.

Jajajaja, pero por favor...., Victoria, ¡que sólo van tres botellas en una semana!, XD, ¿cuántas veces te he dicho que los que nos gusta de verdad el vino no nos emborrachamos nunca? No sabes lo que te pierdes, si tú me hicieras caso...., si compartieras una botellita destas con alguien -mandando al carajo el cero-cero, la naranja y el limón- la única secuela que te dejaría no sería otra que esa que dejan to los placeres al terminar, pensando sólo en el comer: ¡AY QUÉ BUENO, COÑO!

El vino, Victoria, no cura al agrio, al áspero o al poco amable, ni le da euforia constante a nadie: quizá la leche materna es la que dota a los niños deso, y a lo mejor a mí -que fui mu mamón- me dura todavía el optimismo: en cualquier caso, ¡vente pacá un día, a echarte un vasito de vino!, ya verás cómo disfrutas de la de gustación. Un besito,