Pos claro, joé, el amor se hace (¡y hay que procurar hacerlo bien!, jejeje) y, por su puesto, se siente. Pero, por Dios bendito, ¿alguien concibe sentir plenamente el amor, esto es en plenitud, sin abrazar y disfrutar hasta los tuétanos el cuerpo de la persona amada? Si no hay objeto de deseo, no hay amor o no es completo ese amor. A no ser que sea el amor místico: el que de manera tan sublime expresa Juan de Yepes en su "Cántico espiritual". Y es más, ¿para qué el matrimonio mismo si el amor no necesitase de coronarse, o completarse, o disfrutarse, carnalmente? No hay amor sin deseo carnal de cuerpos, lo mismo que no hay vida solo con el alma: incluso teológicamente, sin el cuerpo, el humano está muerto, está en otro mundo. A ver si vamos a concluir, como en la época del Difunto, en que el matrimonio está hecho pa traé hijos al mundo.
Así las cosas, Juan Antonio, el acto carnal lo podemos llamar como queráis (por cierto, se puede batir un record de palabras para expresarlo, qué más da), pero lo que no se puede obviar es que PARA AMAR INTEGRALMENTE HACE FALTA HACERLO, además de sentirlo y desearlo.
Lástima que uno termine como la gata del Vaticano, sin catarlo: si es por edad sólo cabe la resignación, pero si es por hastío, por tedio, es porque o no se ama o nos tenemos que poner en manos de un psicólogo.
¡Amos jabeñas: hablemos del amor!
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