Te leo, Pedro, con mucha atención. Dices:
‘Yo aprovecho para comentarle a Leganés que el tema "musical" que me inunda de una insoportable nostalgia es "La minifalda", de Manolo Escobar, la nostalgia de una infancia de mierda en que el cutrerío y el pegajoso olor a naftalina empapaba todos los rincones de baúles y mundos. Algunos todavía siguen en ello, me da igual, yo fumo debajo del agua’.
Y yo te digo, broma de “Minifalda” aparte, que algo bueno extraerías y te quedará de aquellos años: porque la sabia Naturaleza filtra los recuerdos realzando lo que es benigno pal corazón, por mu diferente que seas del resto de los jabeños. Quisiera, cómo decírtelo, hacerte partícipe de lo que yo considero que es la NOSTALGIA a la que me refiero, esa que alimenta este Foro Jabeño y que no es nada retrógado, casposo o que nos retrotraiga al olor del alquitrán blanco de la naftalina.
Los jabeños que aquí escribimos, algunos carentes de pudor como yo y todos exentos de mala leche, no entienden ese sentimiento como algo que necesariamente nos instale en esos dos mundos en que con tanta altisonancia y contundencia divides a todos los humanos: o lloricas, o vendedores de pañuelos; joé, no es eso, eso no se puede decir así, hombre de dios, no se debe decir así. Porque tú, aunque estés al margen de todas estas vulgaridades humanas, a ver, cuando piensas/hablas/escribes/sueñas …., ¿en qué tiempo lo haces? Es seguro que el pasado, ques la experiencia, será el trampolín de donde parten la mayoría de tus iniciativas: la fuente donde bebes para escribir tus temas tan originales como complejos y que ofreces a tus miles de lectores, ¿o no?.
Mira, cuando aquí escribimos NOSTALGIA, me parece a mí, nos estamos refiriendo a un raro y a la vez universal sentimiento que nos entristece y nos hace felices a la par, por estar muy lejano en la memoria, o irreparablemente ausente; que no podemos sino recordarlo como algo querido, agradable, dulce e irrepetible; algo que añoramos como entrañable pero que es inasible en el presente y de ahí las briznas de tristeza y añoranza que nos pueda inferir: pero sin embarrancar en una melancolía o abatimiento rayanas en lo patológico, que es lo que tú pareces padecer. La nostalgia, por dios bendito, no tiene porqué ser algo aborrecible que nos instale –que lo das por hecho- en un estado melancólico e insufrible de plañideros angustiados por un pasado que siempre fue mejor. No, no y no.
Todo lo cual te lo digo, en base a ese tu denostar constante (mirando el retrovisor por el que nos sueles ver tan atrás) de algo que a la mayoría de los foreros –quizá por vulgares- nos alimenta y que a ti parece llegarte con un olor tan nauseabundo que te hace fumar debajo del agua: pero ten cuidao, a ver si por no oler mal te vas a ajogá, queso es peor, jejejeje. Espero que no te moleste, que quiero pa ti lalegría y el entusiasmo en tus cosas, aunque desvaríes respecto a la generalidad.
Pedro, con todo mi cariño y sin lección alguna que valga, cuídate tú también, a mí me resulta terapéutico reunirme con un grupo de nostálgicos quescriben en este humilde Foro, yo disfruto con el jabeñerío tal cual: me basta estar un día an cá Carilla, donde bajaremos a la realidad a lomos del vino y la cháchara populares, pa sentirme feliz en este mundo, asín de fácil, soy un nostálgico en positivo. Un abrazo mu fuerte,
(Erotómano, jejejeje, qué gracia me hace, lo dijo tu admirado -y obseso sexual- Berlanga: “el deseo es salud”, y yo lo suscribo, qué coño. Y en La Jaba se suele decir de la cosa: ”Ese hombre está hecho un berraco”. Jejejeje, riámonos).
‘Yo aprovecho para comentarle a Leganés que el tema "musical" que me inunda de una insoportable nostalgia es "La minifalda", de Manolo Escobar, la nostalgia de una infancia de mierda en que el cutrerío y el pegajoso olor a naftalina empapaba todos los rincones de baúles y mundos. Algunos todavía siguen en ello, me da igual, yo fumo debajo del agua’.
Y yo te digo, broma de “Minifalda” aparte, que algo bueno extraerías y te quedará de aquellos años: porque la sabia Naturaleza filtra los recuerdos realzando lo que es benigno pal corazón, por mu diferente que seas del resto de los jabeños. Quisiera, cómo decírtelo, hacerte partícipe de lo que yo considero que es la NOSTALGIA a la que me refiero, esa que alimenta este Foro Jabeño y que no es nada retrógado, casposo o que nos retrotraiga al olor del alquitrán blanco de la naftalina.
Los jabeños que aquí escribimos, algunos carentes de pudor como yo y todos exentos de mala leche, no entienden ese sentimiento como algo que necesariamente nos instale en esos dos mundos en que con tanta altisonancia y contundencia divides a todos los humanos: o lloricas, o vendedores de pañuelos; joé, no es eso, eso no se puede decir así, hombre de dios, no se debe decir así. Porque tú, aunque estés al margen de todas estas vulgaridades humanas, a ver, cuando piensas/hablas/escribes/sueñas …., ¿en qué tiempo lo haces? Es seguro que el pasado, ques la experiencia, será el trampolín de donde parten la mayoría de tus iniciativas: la fuente donde bebes para escribir tus temas tan originales como complejos y que ofreces a tus miles de lectores, ¿o no?.
Mira, cuando aquí escribimos NOSTALGIA, me parece a mí, nos estamos refiriendo a un raro y a la vez universal sentimiento que nos entristece y nos hace felices a la par, por estar muy lejano en la memoria, o irreparablemente ausente; que no podemos sino recordarlo como algo querido, agradable, dulce e irrepetible; algo que añoramos como entrañable pero que es inasible en el presente y de ahí las briznas de tristeza y añoranza que nos pueda inferir: pero sin embarrancar en una melancolía o abatimiento rayanas en lo patológico, que es lo que tú pareces padecer. La nostalgia, por dios bendito, no tiene porqué ser algo aborrecible que nos instale –que lo das por hecho- en un estado melancólico e insufrible de plañideros angustiados por un pasado que siempre fue mejor. No, no y no.
Todo lo cual te lo digo, en base a ese tu denostar constante (mirando el retrovisor por el que nos sueles ver tan atrás) de algo que a la mayoría de los foreros –quizá por vulgares- nos alimenta y que a ti parece llegarte con un olor tan nauseabundo que te hace fumar debajo del agua: pero ten cuidao, a ver si por no oler mal te vas a ajogá, queso es peor, jejejeje. Espero que no te moleste, que quiero pa ti lalegría y el entusiasmo en tus cosas, aunque desvaríes respecto a la generalidad.
Pedro, con todo mi cariño y sin lección alguna que valga, cuídate tú también, a mí me resulta terapéutico reunirme con un grupo de nostálgicos quescriben en este humilde Foro, yo disfruto con el jabeñerío tal cual: me basta estar un día an cá Carilla, donde bajaremos a la realidad a lomos del vino y la cháchara populares, pa sentirme feliz en este mundo, asín de fácil, soy un nostálgico en positivo. Un abrazo mu fuerte,
(Erotómano, jejejeje, qué gracia me hace, lo dijo tu admirado -y obseso sexual- Berlanga: “el deseo es salud”, y yo lo suscribo, qué coño. Y en La Jaba se suele decir de la cosa: ”Ese hombre está hecho un berraco”. Jejejeje, riámonos).
Nada de lo que dices, querido Leganés, me molesta, pero es es fácil entender que en cuestión de gustos, percepción del pasado y la realidad, nos separa todo un universo y tres abismos. Nos une algo mucho más importante: la sangre ¿Cómo no voy a desear lo mejor para ti y los tuyos? Si formáis parte de un robusto árbol genealógico de cuyos esquejes generó raíces mi existencia. Estoy orgulloso de ello.
Y me parece estupendo que disfrutes con las cosas que en verdad te emocionan, cosas que por lo general yo aborrezco y no entiendo que eso sea desvariar. Son, como diría Capote, otras voces, otros ámbitos, por lo que no hay ninguna intención de epatar. No añoro el pasado, camino por el presente para construir el futuro, creo que la labor que realizo empapará como una lluvia fina a los que me rodean y siguen mi trabajo. Y sí, la nostalgia siempre tiene en mí un efecto cáustico amenizado por una insoportable banda sonora, y como soy de los que piensan que se debe decir todo, te dejo con otra de esos originales y complejos temas que regalo a mis lectores.
Un abrazo, te saludé el otro día y veo que estás en forma.
LUCY PINDER Y EL TERCER OJO
¿Hay algo que pueda hacer por ti, Lucy? Hoy tengo respuestas y soluciones para todo, camino con la seguridad del sonámbulo sorteando cualquier abismo. Me sobrepongo al asco de tanta mediocridad para liberar mi voracidad ante la visión de tu cuerpo desnudo y tu cabello desparramado por el lecho, con todos los miembros entrenados para cristalizar mi deseo en el animal más hermoso de la noche, y abandonado a la petite mort hacernos inmortales, dueños de un destino más oscuro que el ébano. Pobre del cuerpo insensible que te contempla y no late, pobres de los que arden en el fuego material, pobres de los esclavos de una cuenta corriente… A los que cruelmente recuerdo sus agravios por la pasión desatendida, a los que soborno con mis aventuras profanas, mi felicidad sin límites. Y dejo que sus celos generen montañas de carroña, y se miren en el espejo del vació contorsionando sus huesos artríticos, inundando el aire con sus rancios humores. Entre juegos peligrosos y miradas cómplices, se abre, nena, tu tercer ojo.
Y me parece estupendo que disfrutes con las cosas que en verdad te emocionan, cosas que por lo general yo aborrezco y no entiendo que eso sea desvariar. Son, como diría Capote, otras voces, otros ámbitos, por lo que no hay ninguna intención de epatar. No añoro el pasado, camino por el presente para construir el futuro, creo que la labor que realizo empapará como una lluvia fina a los que me rodean y siguen mi trabajo. Y sí, la nostalgia siempre tiene en mí un efecto cáustico amenizado por una insoportable banda sonora, y como soy de los que piensan que se debe decir todo, te dejo con otra de esos originales y complejos temas que regalo a mis lectores.
Un abrazo, te saludé el otro día y veo que estás en forma.
LUCY PINDER Y EL TERCER OJO
¿Hay algo que pueda hacer por ti, Lucy? Hoy tengo respuestas y soluciones para todo, camino con la seguridad del sonámbulo sorteando cualquier abismo. Me sobrepongo al asco de tanta mediocridad para liberar mi voracidad ante la visión de tu cuerpo desnudo y tu cabello desparramado por el lecho, con todos los miembros entrenados para cristalizar mi deseo en el animal más hermoso de la noche, y abandonado a la petite mort hacernos inmortales, dueños de un destino más oscuro que el ébano. Pobre del cuerpo insensible que te contempla y no late, pobres de los que arden en el fuego material, pobres de los esclavos de una cuenta corriente… A los que cruelmente recuerdo sus agravios por la pasión desatendida, a los que soborno con mis aventuras profanas, mi felicidad sin límites. Y dejo que sus celos generen montañas de carroña, y se miren en el espejo del vació contorsionando sus huesos artríticos, inundando el aire con sus rancios humores. Entre juegos peligrosos y miradas cómplices, se abre, nena, tu tercer ojo.