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LA HABA: No me lo preguntas, Leganés, porque sabes bien lo que...

Llegado el finde, nada mejor que invitar a los foreros a que vayan al cine, lo hago recomendando una película de la que todo el mundo habla y con razón. Venga, anímense, pues de no ser así, esto es lo que se pierden. El cine además de cultura es calidad de vida, y ya saben que a los políticos lo que más les interesa es mantener al pueblo en la ignorancia. Un abrazo para todos.

Una descomunal obra maestra que te dejará ojiplático
GRAVITY
DIRECTOR: ALFONSO CUARÓN.
INTÉRPRETES: GEORGE CLOONEY, SANDRA BULLOCK.
GÉNERO: CIENCIA-FICCIÓN / EE. UU. / 2013 DURACIÓN: 112 MINUTOS.

El mexicano Alfonso Cuarón es un realizador interesantísimo al que cualquier cinéfilo puede poner como ejemplo de versatilidad temática, mutabilidad que le ha hecho gravitar sobre el cine infantil, La Princesita (1995), el romance, Grandes Esperanzas (1998), pasando por la comedia dramática, Y tu mamá también (2001), e incluso por el más puro cine fantástico, firmando la mejor entrega de Harry Potter, aquella titulada Harry Potter y el Prisionero de Azkaban (2004), para posteriormente dar forma la que era su mejor película hasta la fecha, Hijo de los hombres (2006), cine futurista y apocalíptico que basado en una novela de P. D. James se encuentra entre lo mejor del género que este cronista ha visto en las últimas décadas. Ahora nos presenta una magistral odisea espacial que parte de una idea original de su hijo Jonás Cuarón, y que con un libreto escrito por padre e hijo, se ha cambiado la ambientación y el contexto de la historia original, situando la acción en la termosfera, la cuarta capa de la atmósfera de la Tierra, a 600 kilómetros de nuestro planeta.

GRAVITY nos presenta a la Dr. Ryan Stone (Sandra Bullock), una brillante ingeniera especializada en medicina que se embarca en su primera misión en un transbordador con el veterano astronauta Matt Kowalsky (Geroge Clooney), al mando de su último vuelo antes de retirarse. Pero en su paseo espacial, una operación aparentemente de rutina, se desencadena el desastre: el transbordador queda destruido por la basura espacial dejando a Stone y Kowalsky completamente solos, unidos el uno al otro y dando vueltas en la oscuridad. El terrible silencio les indica que han perdido cualquier vínculo con la Tierra… y cualquier posibilidad de rescate. A medida que se apodera de ellos el pánico, cada bocanada de aire va consumiendo el poco oxígeno que les queda. Pero el único camino que puede encontrarse es adentrándose más y más en la aterradora inmensidad del espacio.

Este cronista no sabe si han sido ciertos problemas personales (en parte sí, o al menos eso es lo que me asegura alguien en quien tengo confianza) la causa de que el magnífico cineasta mexicano haya estado siete años alejado de la pantalla grande. Me gustaría pensar que gran parte de ese tiempo lo ha dedicado a elaborar de forma pausada y metódica la que sin duda es la mejor odisea espacial de la historia. Han leído bien, mejor que 2001: una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) a la que hace algunos guiños, y Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972). GRAVITY está a otro nivel, su visionado en 3D logra un grado y una calidad de inmersión que hace que el espectador se sienta tan perdido en el espacio como sus protagonistas, una sensación de misterio, desolación y plenitud que te convierte en un personaje más de la acción. Rodada con larguísimos planos secuencia (el film arranca con un plano secuencial que dura 16 minutos sin ningún corte) que aumenta hasta el delirio la sensación de ingravidez, dejándole a uno al albur de un espacio infinito no apto para agorafóbicos con problemas de tensión arterial o emocional.

GRAVITY es una experiencia sensitiva arrebatadora e innovadora, una maravilla visual narrada con gran pericia técnica y un control exquisito de las emociones, excitación y estremecimiento ante la trágica certeza de que ese ciego, abisal vagabundeo al que está expuesta nuestra principal heroína sólo puede tener un destino fatal. Jamás la soledad fue tan sinuosa en la desventura, tan tétricamente bella en su marcada y lacerante profundidad, en su electrizante y desnuda crueldad.

Insisto, es en películas así en donde el formato estereoscópico alcanza su más diáfano sentido, su objetivo de enaltecer un arte convertido en un espectáculo arrollador, en una aventura espacial conmovedora capaz de fusionar la lírica y el horror. La otra gran noticia es que Sandra Bullock impresiona, en su esfuerzo, preparación y dando rienda suelta a un abanico de registros (desde la indefensión al coraje, de la inteligencia a la confusión), es casi imposible que otra actriz pudiera aportar más dosis de verosimilitud a un personaje, tal vez Vera Farmiga. George Clooney no ocupa mucho tiempo en pantalla, el suficiente para dejar un rastro indeleble de su imponente carisma. Talento, encanto y sentido del humor en una presencia insustituible que ilumina a su compañera como lo haría un faro en una espesa noche de niebla. La película supone también la superación a un nivel sublime del director de fotografía Emmanuel Lubezki, que realiza un trabajo impecable humanizando el blindaje frío y aséptico de la tecnología, virtuosismo al que pone énfasis el apenas conocido Steven Price, ajustando una banda sonora que sincroniza cada movimiento y coreografía y creando una ambientación climática absolutamente envolvente.

Alfonso Cuarón ha creado una obra para la posteridad de una concisión prodigiosa, una referencia insustituible que ha visto la luz por una asombrosa conjunción de talentos en su momento más alto de inspiración y lucidez. Cuando caen los títulos de crédito, las lágrimas resbalan por mis mejillas, trato de salir del trance y doy gracias a la providencia por haber podido vivir lo suficiente para disfrutar del visionado de esta descomunal obra maestra.

Chascho, con qué pasión lhas defendío.... y cómo terminas tu crónica: aunque las ficciones no matraen mucho, esta la voy a ver, te voy a hacer caso.

(Joé, cada vez que me encuentro una palabra que me gusta y no sé lo que significa...., voy y lo pregunto. Esa palabra de ojiplático no sé qué significa, pero no te lo voy a preguntar porque no megusta, jejejeje).

Un abrazo,

No me lo preguntas, Leganés, porque sabes bien lo que significa, pero estoy seguro que ahora que la conoces la utilizarás más de una vez. Es lo que tiene la evolución del lenguaje callejero y de las redes sociales como instrumento para medir la pulsión social, la mutabilidad de los ritos y la comunicación de masas.

Siempre me ha gustado mucho el estudio de las tribus urbanas y la antropología juvenil, ten en cuenta, además, que yo estoy rodeado de gente muy joven gran parte del año laboral, con la que también intercambio impresiones muy productivas en nuestros encuentros en el cine.

Te contaré algo, el otro día mi hijo me facilitó un dato sacado de uno de estos juegos de conocimiento e inteligencia: resulta que tengo archivadas 25.000 películas que he visto en salas de cine y filmotecas, si le calculamos 90 minutos de duración a cada película, resulta que he pasado 4 años y medio de mi vida en las salas de cine. Algo que sólo tiene un carácter anecdótico pero que puede servir como referente transcultural para definir el retrato robot de alguien que ha huido siempre de posiciones acomodaticias y el sedentarismo básico al que parece abocarte toda existencia. Por no hablar de los miles de libros que se pelean por buscar sitio en mi saturada biblioteca.

Un abrazo, siempre es un placer charlar con todos vosotros.