LA HABA: Jejeje, pos muchas gracias mujer pero, ¿no podrías,...

PAL AMIGO RRLGD, ESTÁS INVITAO.

Vas ancá Kiriki y pides un kilo de revoltijos de callos y dos o tres patitas de cordero (le dices a Emilio que te las trocee), y, mientras tanto, le pides al Sr. Pérez un vino de pitarra que suele tener por allí, pruébalo, buffff: ¡un verdadero brebaje”, jejeje. Ah, se me olvidaba, llévate dos cuartas de morcilla fina de vientre (nunca de la gorda que aluego sañuja uno con el ansia); los callos, aunque suelen venir limpitos, los echas en una fuente con agua, vinagre y un poco de sal durante diez minutos –para que pierdan el olor a borrego vivo- escurriéndolos y limpiándolos después mu requetebién con agua de grifo pa liberarlos de la sal y del sabor avinagrao.

El sofrito lo puedes hacer directamente en la olla exprés en que se van a ablandar los callos: asín que…. cortas una media cebolla a trocitos, igualmente un par de tomates y un pimiento verde (si son de “Mambrú”, mejor, que así tacuerdas de su padre, de la Paula “de Jedó” y de toa esa buena familia). Hecho el sofrito, viertes en él los revoltijos y las patitas troceadas, los mareas un rato y le añades una copita (pequeña) de vino de José “Pichelín” (uno de los pocos jabeños que sabe hacer buen pitarra), y añádele una hoja de laurel, una guindilla picante y una cucharadita de pimentón dulce de la Vera. Una vez mareao todo, echas agua de la Popi hasta cubrir mu generosamente to el condío, el nivel de agua debe estar cuatro deos por encima de los callos: y aluego, con la olla cerrada, la dejas que silve durante unos cuarenta minutos.

Ten cuidao al abrir la olla que la Residencia está llena de quemaos de cocina. Coges y pelas una patata por cada comensal, las cortas a trocitos y las añades al guiso hasta que sablanden, regulas la cantidad de agua hasta que queden bien cubiertas; esta segunda cocción con la olla abierta, eh: tardan unos quince minutos en hacerse, durante los cuales debes ir regulándolo a tu gusto de sal. La morcilla, cocida aparte en un cazo sólo con agua –pa que no ennegrezca los callos- la corta en trocitos de cuatro a cinco centímetros y la mezclas con lo demás.

Yastá ¡UMMMMMMMMMM!, qué sabor más jabeño: cómetelo con un un buen cantellá de pan y un vasillo de pitarra. Este debería ser registrado como el plato jabeño por excelencia: es mu nuestro y está riquísimo.

¡QUE TAPROVECHE!

Leganes cuando vengas por aquí aunque con lo cocinillas que eres igual ya lo tienes te voy a dar la receta de callos a la gallega están de rechupete.

Jejeje, pos muchas gracias mujer pero, ¿no podrías, también, ofrecerme una tapita como muestra pa ve si me gustan?, y no te olvides del pitarra que debes tenerlo del mejor. Yo no sé cómo son "a la gallega", si llevan garbanzos o no, pero amoh que a mí lo callos me gustan de toas maneras menos en los pies. Por cierto, "a la madrileña" sí, esto sí los sé hacer: y si no que lo digan los Alonsos, quel año pasao arrebañaron la fuente de barro en que los llevé hasta sacarla brillo. Los transporté hechos desde los madriles al Montecillo y hasta la jefa se chupó los dedos (desde aquí pido y deseo que se mejore).

Un abrazo,