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LA HABA: Muchas gracias por tu respuesta. Yo, PRB, no sé na...

A mediados de los años 90 el director neozelandés Lee Tamahori debutó en Hollywood con un potente film de cine negro ambientado en el Los Ángeles de la década de los 50, su título: MULHOLLAND FALLS, LA BRIGADA DEL SOMBRERO (1996). Un inmejorable plantel da brillo a una película negrísima y de estética deslumbrante, fiel a la tradición de los clásicos del género y que nos presenta a una brigada de élite de la policía compuesta por cuatro individuos (Nick Nolte, Chaz Palminteri, Michael Madsen y Chris Penn), que tienen sus propias reglas en la lucha contra el crimen organizado e inmersos en la compleja investigación del asesinato de una prostituta (Jennifer Connelly), que fuera amante del líder de la brigada (Nolte), y cuyas pesquisas les llevará a destapar una terrible conspiración.
Sólo en Labios Ardientes (Dennis Hopper, 1990), aparecía Jennifer Connelly más bella y sensual que en este thriller de tono retro, es por eso que nos preguntamos con amargura: ¿Qué diablos ha pasado con esta magnífica y preciosa actriz que lucía unas tetas tan hermosas que deberían haber servido para hacer un molde? ¡SE HA QUEDADO EN LA RASPA! Siempre he mantenido que las mujeres quieren estar delgadas para gustar a las demás mujeres, nunca para seducir a los hombres que nos tomamos eso como una enfermedad y que nos sentimos más atraídos por las curvas que lucen las mujeres macizas y vigorosas. Aquella tiparraca fea, enjuta y fina como un regaliz llamada Wallis Simpson dijo una vez: “Nunca la mujer es lo suficientemente rica ni está lo suficientemente delgada”. No la metieron en la cárcel y todo se fue al carajo. Pero ya es hora de que alguien diga que un ser humano no puede alimentarse sólo de lechugas y brócoli, que una mujer excesivamente delgada es para un hombre una visión horripilante que merma su apetito sexual y que a los hombres nos gusta tocar chicha porque para tocar huesos ya nos tocamos las rodillas. No mostraré fotos de Jennifer convertida en un escuerzo para no herir la sensibilidad de mis lectores, mejor será que todos la recordemos con la hermosa lozanía de la mujer que un día todos amamos.

Esta crítica me ha encantado, pa mi gusto es de lo mejor que has escrito, breve, clara, con qué buen tino tu apostilla a la frase de la tal Simpson: es sencillamente genial, me ha arrancado una jonda carcajada, ¡qué cabrona! De verdad, mha gustao un güevo, en efecto, hay declaraciones -o frases- que deberían estar recogidas en el Código Penal como delictivas y punibles pa quien pregonara modas que van en contra de la salud y el buen gusto.

Hombre ya veo que te gustan macizas, pero estarás dacuerdo conmigo que antes de las curvas están la imaginación e inteligencia de las mujeres, nuestras iguales (que ya sé que piensas y lo entiendes asín), el punto "G" ya sabes que no está en ningún bujero ni en ningún tronquito: está en el oído, en la palabra, en el verbo. Espero que se nos entienda el humor, jajajaja.

Yo no estoy puesto en esto del cine pero me has picao la curiosidad y he bicheao un poco por ahí dentro: es verdad, la tía está consumía, jajaja, eres un cachondo mental cuando escribes sin los tic cinéfilos: eres un punto.

Venga, un fuerte abrazo.

Hombre, Leganés, comprenderás que las críticas de cine tienen sus códigos, sus claves, sus fórmulas, su libro de estilo. El lector lo sabe y eso lo entiende muy bien, y al menos yo suelo hacer unas crónicas muy accesibles incluso para esos aficionados que no entienden algunos tecnicismo, a los que siempre regalo una explicación, como ha ocurrido en la última de "SÉPTIMO" con el término whodunit.

Si, claro, me gusta que la mujer sea buena, dulce, femenina, inteligente e imaginativa, y le doy más valor a esto que al aspecto físico, pero como hombre tengo apetencias y lo de penetrar su materia gris e inteligencia emocional se me hace todavía un poco complicado para desahogar fisiológicamente mis instintos animales. Como erotómano al que maldicen por ahí algunas asociaciones fundamentalistas cristianas, me recreo en el deseo del cuerpo y me demostré a mí mismo que el éxtasis es fácil de alcanzar cuando hay amor y pasión, también, créeme, cuando falta lo primero. Se trata de estar en sintonía, de tener una perfecta compenetración y no marcarse nunca límites.

Me alegro de que te haya gustado, y ahora te dejo a ti y a todos los foreros con una breve crítica de la película de la que más se habla en estos momentos en los cenáculos y medios cinéfilos.

Claro que sí, la crítica cinematográfica, como actividad u oficio que es, entiendo que deba tener su intríngulis, sus complejidades y sus razones ocultas para ejercerse con desparpajo. No obstante, si los destinatarios de esa labor fueran los potenciales espectadores de la cinta que se critica -o mejor dicho, que se evalúa- quizá (digo yo) la llaneza verbal -sin tic ni barbarismos o extranjerismos innecesarios- fuera la mejor manera de llegar a sus destinatarios, ¿no?

Creo que he dicho bien, sus destinatarios, pero, claro, puedo estar muy confundido dado que los destinatarios del trabajo del crítico no tienen por qué ser los espectadores potenciales y así, una vez más, me viene a la mente la pregunta que me he hecho siempre, ¿para quién/es escriben realmente los críticos? Lectores voraces en general, sólo para cinéfilos y cinéfagos de butaca, para el medio en que publican, para agradar a un director, para la productora, para el distribuidor, para un publicista, para dar fama a los actores, para sí mismo, para nadie........, ¿a qué diana o dianas apunta el crítico de cine, PRB, cuando escribe?

Bueno, a ver si tienes un rato y nos sintetizas la respuesta. Mientras tanto, intentaremos ver "La vida de Adèla", chascho, questoy que no me puedo resistir. No mextraña que te crucifiquen los más píos, pero bien sabn tos ellos -obsesiones tuyas aparte- que pito duro no cree en dios (Berlanga creo que también fue un erotómano muy distinguido).

A descansar, questarde.

Esencialmente, querido Leganés, el crítico de cine, a diferencia del poeta, que escribe para sí mismo, escribe sus crónicas para el aficionado, porque si a alguien no le gusta el cine raramente le interesará lo que se escriba o comente de una materia que no le resulta sugerente, aunque a mí me felicitan muchas personas sólo por la crítica sin que ni siquiera hayan visto la película en cuestión. De entre todos los críticos (literarios, musicales, teatrales, culinarios), el crítico de cine es siempre el más controvertido, por tratarse de un lenguaje revolucionario y por ser una expresión artística muy popular que despierta muchas pasiones y egos.

Si la crítica sobre una película es buena, se alegran todos: equipo técnico y artístico, productores, distribuidores y exhibidores, e incluso incluyen algunas frases tuyas en la publicidad del film. Si es mala, se hacen cruces para que nadie te lea o escuche.

Estoy feliz porque mi blog ha superado las 130.000 visitas (167.000 reales que Google me invita a corregir), el blog temático de más visitas de toda Extremadura a pesar de su corta existencia. Y estoy feliz porque Estados Unidos es, detrás de España y muchas veces superándonos, el país en donde tengo más seguidores. La satisfacción viene dada porque, aunque fueron los franceses quienes inventaron el cinematógrafo, los norteamericanos llegaron más allá de la cuestión cultural para convertir el arte también en industria. Este finde tendré que abrir otra botella de Legendario a la salud de todos.

Es curioso, cuando comencé a colaborar en prensa escrita (yo comencé en la cadena SER), se me dio una culumna en el margen derecho de una página. Antes de un mes ya ya me ofrecieron una página completa, en pocos meses página y media, y no tardé mucho en rellenar dos páginas enteras. ¿Por qué se dio esta rápida frecuencia? Según me dijeron en la dirección, por la gran aceptación que mi irrupción había tenido entre los lectores de nuestras comarcas. Yo me dije ¿por qué si no? Pues siempre hay una cola enorme de personas y becarios en prácticas que desean hacer mi trabajo, a algunos les ofrecí yo la oportunidad de realizar alternativamente mi trabajo. Fue un rotundo fracaso.

En fin, Leganés, me ha gustado mucho tu hondo, sentido y afligido homenaje a tu querido can, eso denota una personalidad sensible y una ternura conmovedora. Por cierto, hay otro erotómano del que siempre te olvidas y que tal vez haya sido, en su primera época, uno de los responsables máximos de mi educación sentimental y mi cultura cinéfila: Bigas Luna. Su película "Bilbao", se encuentra para mí entre las diez mejores pelis españolas de todos los tiempos. Sentí su muerte como si de un familiar cercano se hubiera tratado. También yo le rendí un homenaje y recuperé para la ocasión mi crítica sobre la película citada.

Un abrazo, harías bien en ir a ver "La vida de Adèle", es una experiencia sensitiva reconfortante, te dejará marcado y tal vez pienses, como yo, que lo único que nos salva de la mediocridad es el arte.

Muchas gracias por tu respuesta. Yo, PRB, no sé na de cine, ni de casi na, he ido al rebufo de lo que -por cierto- leía en la prensa a los críticos, o me sugerían mis hijos y amigos, he visto la ración de cine que ven los profanos que tiene muchas cosas que hacer y matan la tediosa tarde festiva desa manera.
Desconocedor de la técnica cinematográfica, y no sabiendo apreciar a fondo el arte de la fotografía ques cosa hermosa, viendo las penículas me he limitao a valorar la labor del productor (para mí esencial y mu compleja) y, cómo no, la calidad del guión y el cómo se cuenta la historia. Considero este arte/industria como un instrumento perfecto para retratar, integralmente, lo que ocurre en la sociedad que vivimos: y, por tanto, será un arte eterno. Aunque yo lo observo como una síntesis, un compendio, de literatura, música y plástica teatral, tres cosas que aisladas a mí semantojan más sublimes.

Del recientemente desaparecido Bigas Luna, además de compartir contigo la defensa de doña Lujuria, jejeje, a mí me caía mu bien por su alianza con doña Gula, pasión que comparto totalmente, si bien soy disciplinado para no degenerar.

Buenas noches jabeñas,