leganes, tengo una vaga idea de como se preparaba el caldo molinero pero yo no lo hacía, era mi madre, yo recuerdo que se sacaba un poco de aceite de las orzas que contenían la presas fritas (los riñones, el buchón, el higado, las costillas, etc.) y también unos trozos de estas, todo esto lo ponía en la cazuela y cuando estaba caliente tostaba dando vueltas una cucharada de harina, después ponía agua y lo tenía todo un ratito hirviendo, machaba en el mortero un ajo con un trozo de hígado y lo echaba también para que espesar el caldo, sal y luego ponía el pan bién rebanadito en lascas muy finitas, un hervor y a cenar.
Esta es la idea que tengo de la receta, aunque ahora me viene a la memoria el sabor y creo que igual tenía algo de alguna especie que no recuerdo, a ver si alguien la completa.
Por cierto, quiero como mujer revindicar nuestro valores mucho más allá de como sean nuestras curvas.
Esta es la idea que tengo de la receta, aunque ahora me viene a la memoria el sabor y creo que igual tenía algo de alguna especie que no recuerdo, a ver si alguien la completa.
Por cierto, quiero como mujer revindicar nuestro valores mucho más allá de como sean nuestras curvas.
Yastá, yastá explicao y creo que bastante completo: lástima no poder disponer del contenido de aquellas orzas y el sabor, inigualable, de aquellas presas. ¿No será el laurel, "ascen"?, o el perejil o el pimentón, no sé. Estoy seguro que entre todos vamos a conseguir completarlo, y resucitar, el caldo molinero, aunque ya con tu aportación casi lo podríamos hacer, muchas gracias.
Ascen, lo que hoy reivindicas como una utopía (copio lo que ayer leí de una amiga), "mañana será una realidad": ¡por la virgen de Lantigua y los clavos de Cristo!, y para una inmensa mayoría de hombres ese mañana yastá aquí. Más nos valiera pensar en las curvas que nos mustian y nos adocenan a nosotros mismos: léase buche, barriga, calderín o abominable estomagazo, que algunos vamos a estrumpí como un globo, jejeje. Pero mujer, las curvas quedémonos con ello -que es lo que interpreto yo de lo escrito aquí-, son más placenteras que una recta anoréxica, en el hombre y en la mujer.
Un saludo jabeño,
Ascen, lo que hoy reivindicas como una utopía (copio lo que ayer leí de una amiga), "mañana será una realidad": ¡por la virgen de Lantigua y los clavos de Cristo!, y para una inmensa mayoría de hombres ese mañana yastá aquí. Más nos valiera pensar en las curvas que nos mustian y nos adocenan a nosotros mismos: léase buche, barriga, calderín o abominable estomagazo, que algunos vamos a estrumpí como un globo, jejeje. Pero mujer, las curvas quedémonos con ello -que es lo que interpreto yo de lo escrito aquí-, son más placenteras que una recta anoréxica, en el hombre y en la mujer.
Un saludo jabeño,