Gracias, querido Leganés, es verdad que esta vez he tenido que hacer una forzosa genuflexión, da igual porque ahora que nosotros empezamos las labores de poda tendré que doblar la rabadilla en múltiples ocasiones. Soy fuerte y me recupero rápido, de hecho hoy voy al cine aún con la alerta del maldito dolor. La gimnasia está bien, pero yo ya hago bastante trabajo físico en mi trabajo e incluso en ocasiones voy más allá de lo que las tablas esas indican. De todas formas hay muchas posturas pasivas dentro del kamasutra, lo conozco bien.
Coincido plenamente con todo lo que comentas por lo que no me parece oportuno ni el derecho a réplica, yo la verdad, leo casi de todo, también mucha filosofía, a ver que te parece esta frase que entresaqué el otro día de Nietzsche: “La idea del suicidio es un gran consuelo. Ha permitido sobrellevar más de una noche mala a muchos hombres”.
Por otra parte, Leganés, yo no sé cuántos jabeños viven en Alcorcón ni en ninguna parte, bueno sí, en Sant Feliu de LLobregat viven sólo dos jabeñas, no sé nada más, de modo que siento no poder jugar.
Un abrazo, cuídate, aunque veo que lo haces, y si te sirve de consuelo también yo desde aquí hago una llamada ¿desesperada? a todo el jabeñerío para que participe y eso de un poco de oxígeno a tu exhausta petición.
Coincido plenamente con todo lo que comentas por lo que no me parece oportuno ni el derecho a réplica, yo la verdad, leo casi de todo, también mucha filosofía, a ver que te parece esta frase que entresaqué el otro día de Nietzsche: “La idea del suicidio es un gran consuelo. Ha permitido sobrellevar más de una noche mala a muchos hombres”.
Por otra parte, Leganés, yo no sé cuántos jabeños viven en Alcorcón ni en ninguna parte, bueno sí, en Sant Feliu de LLobregat viven sólo dos jabeñas, no sé nada más, de modo que siento no poder jugar.
Un abrazo, cuídate, aunque veo que lo haces, y si te sirve de consuelo también yo desde aquí hago una llamada ¿desesperada? a todo el jabeñerío para que participe y eso de un poco de oxígeno a tu exhausta petición.
“La idea del suicidio es un gran consuelo. Ha permitido sobrellevar más de una noche mala a muchos hombres”.
No se me había olvidao, eh, ¡menúa cosa me preguntas!, t´habrás quedao tan pancho, jejeje. Chascho, ¿quién puede matizar eso?, pero mhedicho que desta madrugá no pasaba el contestarte. Y te digo ya mu tarde:
No sé en qué contexto se escribió esa afirmación, hay tantos Nietzsches….. Cualquier ser humano –hablando de libertad- creo que tiene el derecho a utilizar ese “recurso”, de pensamiento o de obra para amortiguar o erradicar, respectivamente, el sufrimiento.
Se sabe poco del suicidio porque es casi un tabú en la civilización cristiana. En absoluto suscribo el pensamiento de esa religión de que el matar-se sea considerado también cono un crimen: una condena que te obligue (Sócrates, Séneca); el desaliento anímico, ¿o el desamor? (Larra); los estragos del alcohol, ¿o la herencia? (Hemingway, o el tío Fructuoso en La Haba), la consciencia del horror infligido a todo un pueblo, ¿o la honra militar? (Nerón, Hitler); el alcoholismo y las drogas, ¿o la conspiración? (Marilyn Monroe); hay tantas cosas que te pueden llevar a él. Sin embargo, humildemente, me atrevo a opinar sobre un denominador común que tiene todo suicidio: que el mundo se deshaga ante ti, o que tú te creas un desecho para tu mundo.
Nunca veo el suicidio como un acto de cobardía, sino como el paroxismo de la impotencia para resolver lo mínimamente digno. Tampoco suscribo que se consume siempre bajo la ofuscación mental, transitoria o crónicamente patológica, pues según demuestra la estadística -por las pruebas que dejan los suicidas- muchas veces se lleva a cabo con la máxima clarividencia de la razón, y no otra cosa es la lucidez.
Sí, Pedro, te contesto y firmemente lo creo: pensar en el suicidio como recurso pudiera ser un consuelo para aliviar el sufrimiento moral. Aunque quedan excluidos de mi reflexión el suicidio por insufrible dolor físico y la acción suicida del hombre-héroe, dos extremos donde también se escoge o se opta por esa muerte auto infligida, circunstancias a las que no creo que fuese enfocada tu pregunta.
Chascho, que hablar sobre estas cosas le superan a uno: pero nunca demos la razón, absolutamente nunca, a ningún filósofo por importante que haya sido, que entonces nos adocenamos: Nietzsche, como todo humano, fue -además de genial- mu contradictorio, habló como Zarathustra pero también lo hizo como “el ateo, el nostálgico de Dios, el serio y profundo, el bufón y frívolo, el nazi, el anarquista, el neocínico, o como el profeta de la anticultura”. (El entrecomillado es de García-Borrón).
Bueno, que conste que te contesto por cortesía y entretenimiento y no por sapiencia, no rehúyo nada pero el pudor de la incultura me embarga en estas jondas disciplinas: lo mío es jabeñear; espero no seas inmisericorde con mi respuesta ques mu mía, jejeje, y por tanto pobre.
Un abrazo,
No se me había olvidao, eh, ¡menúa cosa me preguntas!, t´habrás quedao tan pancho, jejeje. Chascho, ¿quién puede matizar eso?, pero mhedicho que desta madrugá no pasaba el contestarte. Y te digo ya mu tarde:
No sé en qué contexto se escribió esa afirmación, hay tantos Nietzsches….. Cualquier ser humano –hablando de libertad- creo que tiene el derecho a utilizar ese “recurso”, de pensamiento o de obra para amortiguar o erradicar, respectivamente, el sufrimiento.
Se sabe poco del suicidio porque es casi un tabú en la civilización cristiana. En absoluto suscribo el pensamiento de esa religión de que el matar-se sea considerado también cono un crimen: una condena que te obligue (Sócrates, Séneca); el desaliento anímico, ¿o el desamor? (Larra); los estragos del alcohol, ¿o la herencia? (Hemingway, o el tío Fructuoso en La Haba), la consciencia del horror infligido a todo un pueblo, ¿o la honra militar? (Nerón, Hitler); el alcoholismo y las drogas, ¿o la conspiración? (Marilyn Monroe); hay tantas cosas que te pueden llevar a él. Sin embargo, humildemente, me atrevo a opinar sobre un denominador común que tiene todo suicidio: que el mundo se deshaga ante ti, o que tú te creas un desecho para tu mundo.
Nunca veo el suicidio como un acto de cobardía, sino como el paroxismo de la impotencia para resolver lo mínimamente digno. Tampoco suscribo que se consume siempre bajo la ofuscación mental, transitoria o crónicamente patológica, pues según demuestra la estadística -por las pruebas que dejan los suicidas- muchas veces se lleva a cabo con la máxima clarividencia de la razón, y no otra cosa es la lucidez.
Sí, Pedro, te contesto y firmemente lo creo: pensar en el suicidio como recurso pudiera ser un consuelo para aliviar el sufrimiento moral. Aunque quedan excluidos de mi reflexión el suicidio por insufrible dolor físico y la acción suicida del hombre-héroe, dos extremos donde también se escoge o se opta por esa muerte auto infligida, circunstancias a las que no creo que fuese enfocada tu pregunta.
Chascho, que hablar sobre estas cosas le superan a uno: pero nunca demos la razón, absolutamente nunca, a ningún filósofo por importante que haya sido, que entonces nos adocenamos: Nietzsche, como todo humano, fue -además de genial- mu contradictorio, habló como Zarathustra pero también lo hizo como “el ateo, el nostálgico de Dios, el serio y profundo, el bufón y frívolo, el nazi, el anarquista, el neocínico, o como el profeta de la anticultura”. (El entrecomillado es de García-Borrón).
Bueno, que conste que te contesto por cortesía y entretenimiento y no por sapiencia, no rehúyo nada pero el pudor de la incultura me embarga en estas jondas disciplinas: lo mío es jabeñear; espero no seas inmisericorde con mi respuesta ques mu mía, jejeje, y por tanto pobre.
Un abrazo,