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Este mes de noviembre, el censo de la diáspora jabeña ha perdido a un paisano nuestro: nos ha dejado Laureano Lorenzo. Fue el tercer hijo de los cuatro que tuvo el matrimonio formado por el señó Pascasio y Antonia (los otros tres, también fallecidos, fueron Florencio, Luis y Antonio). Todos ellos se criaron entre la finca de “Santa Catalina” y la calle de la Perra; aunque trabajaron en otras actividades, fueron siempre realmente felices trabajando el campo, al que adoraban, y conocían a la perfección los cultivos de la huerta que tan bien cuidaron cuando pequeños.
Laureano, ha muerto en Colmenar (Madrid), donde ha dejado la impronta de hombre cabal, honrado, trabajador, activo e inquieto hasta que su cuerpo le consintió.
A su esposa, Antonia; a su hijo Pascasio y demás hijos; a todos sus sobrinos – y especialmente a Esteban, que lo quería mucho- les mandamos un abrazo con todo nuestro pesar.
Que descanse en paz,
Este mes de noviembre, el censo de la diáspora jabeña ha perdido a un paisano nuestro: nos ha dejado Laureano Lorenzo. Fue el tercer hijo de los cuatro que tuvo el matrimonio formado por el señó Pascasio y Antonia (los otros tres, también fallecidos, fueron Florencio, Luis y Antonio). Todos ellos se criaron entre la finca de “Santa Catalina” y la calle de la Perra; aunque trabajaron en otras actividades, fueron siempre realmente felices trabajando el campo, al que adoraban, y conocían a la perfección los cultivos de la huerta que tan bien cuidaron cuando pequeños.
Laureano, ha muerto en Colmenar (Madrid), donde ha dejado la impronta de hombre cabal, honrado, trabajador, activo e inquieto hasta que su cuerpo le consintió.
A su esposa, Antonia; a su hijo Pascasio y demás hijos; a todos sus sobrinos – y especialmente a Esteban, que lo quería mucho- les mandamos un abrazo con todo nuestro pesar.
Que descanse en paz,