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LA HABA: Jejeje, mu de la época, Paco, todo a juego: incluso...

Buenos días, el tal don Felix"culera", vivía en la calle Iglesias, en la casa continua a la de mi tio Paco "maltipo", allí residian tambien sus padres. En la escuela (me gusta más el término escuela que colegio), coincidió en el tiempo con otro profesor muy recordado en el pueblo, don Joaquin Barrios y su mujer Purita.
Os contaré una anécdota de por entonces tal y como me la han relatado a mí.
Resulta que como la mayoría sabeis, por aquel entonces en todas las escuelas antes de entrar a clase por la mañana, formábamos delante de la cruz de los caidos y con el brazo en alto cantábamos el caralsol, todo ello rodeado de la seriedad y adoctrinamiento que el momento requería, los maestros nos vigilaban y recriminaban la mala conducta con algún que otro pescozón. Bien!, pues el día en cuestión, con todos los alunnos formados en absoluto silencio y con Don Felix, Don Joaquín y Doña Purita como guardianes de tan pulcro acto, por la parte de atras de la formación algún arriesgado y observador alunno vió con sorpresa como la bragueta de Don Felix carecía de los botones necesarios para guardar su pájaro prisionero, y como en cualquier carcel que se abre de improviso la puerta de la celda, el reo lo primero que hace es asomar la cabeza para ver si puede escapar. El malvado alunno se encargó de llamar (mediante mímica, claro!) la atención de sus compañeros sobre su descubrimiento y ¡claro!, el revuelo y las risas atrajo la atención de Don Joaquín que requirió a un mozo para que le explicara el motivo de sus risas, al enterarse del motivo y viendo que su esposa Doña Purita tambien observaba la cabecita del pajarito de Don Felix se acercó corriendo al ignorante de la situación y le espetó: Felix por Dios! esa bragueta coñoooo!, a lo que el aludido respondió bajando la cabeza y ocultando con sus temblorosas manos y la cara roja de verguenza, el motivo del cachondeo general, y en silencio marchó a casa a cambiarse de pantalones. Saludos jabeños.

Jejeje, mu de la época, Paco, todo a juego: incluso la precariedad en el vestir de los abnegados maestros, jejeje, ¡qué gracioso, joé! No puedo extenderme, todavía (pues he de concluir mi búsqueda previamente), pero sí te adelanto, mi esquivo Paco, que el pájaro estaba preso, sí, pero pero tenía "pase pernocta" casi to los días, jejeje.

Un abrazo,