Aunque creí cerrado el asunto, quiero aprovechar tus puntualizaciones para trasladarte mi respeto por todos tus pensamientos; mi admiración, y mi pasmo, por la capacidad que tienes para emitir sentencias tan rotundas y de ámbito orbi et orbi: “En fin, las ideologías han muerto”.
Quizá, la Estadística también. Echémosle humor: felicito al pensante que perpetra esos tendenciosos informes con los que tú pretendes ilustrarnos y convencernos de que semos unos abusones de los servicios médicos públicos; amoh por dios, determinar a posteriori qué radiografías eran las necesarias y cuáles no, jejeje; es como aquel presidente de un club de fútbol modesto que después de suscribir (obligatoriamente) una póliza de riesgos para la plantilla, les reprochó a los figulistas en el vestuario que nadie, en dos temporadas, se hubiera roto ni siquiera una sola pierna, jejeje. Propongo al firmante desos datos como oráculo médico, al que se le pueda consultar antes de hacer tamaño gasto: “Radiografía sí/no”, “TAC sí/no”, consulta médica sí/no”.
Debo decirte, Pedro, cariñosamente, que observo quescribes despacio pero que quizá (solo quizás, eh) leas mu deprisa: porque yo no he podido escribir que niegue la inteligencia del obrero, siendo como soy uno dellos; precisamente, mi fe en ella me ha ayudado mucho en mi trabajo para intentar ser equitativo entre el que posee mucho dinero y quien necesita una pequeña parte dél pa vivir dignamente: esto ha sido un faro en mi vida que ha guiado mi proceder, y que me ha mantenido en paz conmigo mismo, y créeme que no es nada fácil este ejercicio en un mundo rabiosamente capitalista; porque la inteligencia individual y colectiva, el enjambre, su unión y su fuerza, será quien salve un mundo que sigue estando en las manos de cuatro codiciosos: no habrá apocalipsis. Sí dije, y reitero, que hubo obreros lerdos (ques cosa distinta), quienes deslumbrados por un anzuelo apetitoso se lo tragaron sin ponderar las consecuencias de su digestión: unos, lo están pagando con la indigencia y otros, con el ridículo social; pero la inmensa mayoría obrera no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, eso es, repito, una vulgar y chabacana leyenda de los de siempre. Espejismos aparte, hemos vivido un periodo en el que casi todo el mundo trabajaba, hubo alegría en el vivir, vivimos mejor que nunca, es verdad, cosa esta que enfurece a unos cuantos que son los que han cerrado el grifo a todo: a lo mejor lo que pasa es que la alegría de vivir en la mayoría, le sea insufrible a la minoría; es una duda, que no sentencia.
Recibe mucho afecto, Pedro.
Quizá, la Estadística también. Echémosle humor: felicito al pensante que perpetra esos tendenciosos informes con los que tú pretendes ilustrarnos y convencernos de que semos unos abusones de los servicios médicos públicos; amoh por dios, determinar a posteriori qué radiografías eran las necesarias y cuáles no, jejeje; es como aquel presidente de un club de fútbol modesto que después de suscribir (obligatoriamente) una póliza de riesgos para la plantilla, les reprochó a los figulistas en el vestuario que nadie, en dos temporadas, se hubiera roto ni siquiera una sola pierna, jejeje. Propongo al firmante desos datos como oráculo médico, al que se le pueda consultar antes de hacer tamaño gasto: “Radiografía sí/no”, “TAC sí/no”, consulta médica sí/no”.
Debo decirte, Pedro, cariñosamente, que observo quescribes despacio pero que quizá (solo quizás, eh) leas mu deprisa: porque yo no he podido escribir que niegue la inteligencia del obrero, siendo como soy uno dellos; precisamente, mi fe en ella me ha ayudado mucho en mi trabajo para intentar ser equitativo entre el que posee mucho dinero y quien necesita una pequeña parte dél pa vivir dignamente: esto ha sido un faro en mi vida que ha guiado mi proceder, y que me ha mantenido en paz conmigo mismo, y créeme que no es nada fácil este ejercicio en un mundo rabiosamente capitalista; porque la inteligencia individual y colectiva, el enjambre, su unión y su fuerza, será quien salve un mundo que sigue estando en las manos de cuatro codiciosos: no habrá apocalipsis. Sí dije, y reitero, que hubo obreros lerdos (ques cosa distinta), quienes deslumbrados por un anzuelo apetitoso se lo tragaron sin ponderar las consecuencias de su digestión: unos, lo están pagando con la indigencia y otros, con el ridículo social; pero la inmensa mayoría obrera no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, eso es, repito, una vulgar y chabacana leyenda de los de siempre. Espejismos aparte, hemos vivido un periodo en el que casi todo el mundo trabajaba, hubo alegría en el vivir, vivimos mejor que nunca, es verdad, cosa esta que enfurece a unos cuantos que son los que han cerrado el grifo a todo: a lo mejor lo que pasa es que la alegría de vivir en la mayoría, le sea insufrible a la minoría; es una duda, que no sentencia.
Recibe mucho afecto, Pedro.