Que malos sois! ya estais reclamando corresponsales del pueblo para las noticias picantonas, jajaja, Leganes, poco tiempo has estao pero siempre te arrimas a buenas fuentes pà saciar la sed, joio!, estamos pocos pero con m....... os cuento una historia:
En tiempos de guerra, los soldados entraron en un convento y disparaban contra tó lo que se movía, entonces dos frailes mas avispaos, se escondieron en un sotano que tenía el convento y de allí no se movieron en cinco dìas, al cabo de los cuales dejaron de oir ruido por encima de sus cabezas y se aprestaron a salir de su escondite. El panorama que se encontraron fué desolador, todos sus compañeros muertos, las instalaciones destrozadas y todo en ruinas. Como llevaban varias jornadas sin probar bocado, se pusieron a buscar comida, encontrando solo un trozo de pan duro y un hueso de jamón mondo y lirondo, pues la carne porcina se la habían zampado los soldados díscolos. Con esos dos ùnicos ingredientes hicieron enseguida una sopa de pan en una desvencijada sarten que por allí encontraron, cuando el pan estuvo cocido en el agua con hueso, llevaron la sartèn a la mesa y apresuràdamente (puès el hambre era mucha), se sentaron a comer uno en frente del otro. El primero no espero ni un segundo y llenando la cuchara de sopa, se la llevó a la boca, la lengua le ardía, el exòfago parecia el cauce de un rio de lava y a sus ojos subieron dos lagrimones como buches de agua.
Su compañero lo miraba atónito y asustado le pregunto cual era la causa de su mal y este respondió: lloro porque éramos tantos y hemos quedado tan pocos!,
a continuación el compañero llenó su cuchara y confiado separó bien los dientes, la introdujo en la boca y..... su cara se transformó en una mueca de dolor y rabia, mirando a los ojos a su "amigo"le espetó: POCOS, PERO CON MÚ MALA LECHE.
Saludos, jabeños.
pdta.-Informaré del asunto sacramental mù pronto.
En tiempos de guerra, los soldados entraron en un convento y disparaban contra tó lo que se movía, entonces dos frailes mas avispaos, se escondieron en un sotano que tenía el convento y de allí no se movieron en cinco dìas, al cabo de los cuales dejaron de oir ruido por encima de sus cabezas y se aprestaron a salir de su escondite. El panorama que se encontraron fué desolador, todos sus compañeros muertos, las instalaciones destrozadas y todo en ruinas. Como llevaban varias jornadas sin probar bocado, se pusieron a buscar comida, encontrando solo un trozo de pan duro y un hueso de jamón mondo y lirondo, pues la carne porcina se la habían zampado los soldados díscolos. Con esos dos ùnicos ingredientes hicieron enseguida una sopa de pan en una desvencijada sarten que por allí encontraron, cuando el pan estuvo cocido en el agua con hueso, llevaron la sartèn a la mesa y apresuràdamente (puès el hambre era mucha), se sentaron a comer uno en frente del otro. El primero no espero ni un segundo y llenando la cuchara de sopa, se la llevó a la boca, la lengua le ardía, el exòfago parecia el cauce de un rio de lava y a sus ojos subieron dos lagrimones como buches de agua.
Su compañero lo miraba atónito y asustado le pregunto cual era la causa de su mal y este respondió: lloro porque éramos tantos y hemos quedado tan pocos!,
a continuación el compañero llenó su cuchara y confiado separó bien los dientes, la introdujo en la boca y..... su cara se transformó en una mueca de dolor y rabia, mirando a los ojos a su "amigo"le espetó: POCOS, PERO CON MÚ MALA LECHE.
Saludos, jabeños.
pdta.-Informaré del asunto sacramental mù pronto.