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LA HABA: A ver, quiero aclarar una cuestión que tengo aparcada...

A ver, quiero aclarar una cuestión que tengo aparcada pero que hace tiempo viene renqueando. Recibo en mi correo (que es como el chocho de la Bernarda, y para eso está, para que lo penetre todo el mundo) bastantes peticiones solicitándome permiso para utilizar algunos de los artículos, críticas y versos que vierto en este foro para tal o cual cometido (trabajos, debates, postales, prólogos y otros menesteres). No entiendo, si me conocen, por qué no me lo piden personalmente, pero nada de lo que yo escribo tiene copyright ya que así lo quiero yo (la cultura debe circular libremente), salvo lo que sale publicado en papel, que excede mi competencia y corresponde a los responsables del medio. De modo que sí se pueden reproducir los textos siempre que se cite al autor y me pregunten si está o no publicado en otro medio de comunicación, porque ahí se pierden una parte importante de mis derechos. Aclarado.

EL RÍO DE LOS SUEÑOS
Cuentan, Anna Sophia, que la fuente de los versos de amor se ha secado por infinitos desengaños, que incontables manantiales de lágrimas han surgido de una tierra yerma para hacer brotar la insidia y el desamor. Ha llegado el momento de huir y remar por el río de los sueños, dejando atrás el rumor lastimero de tantos corazones rotos, el remoto eco de los náufragos y la risa hiriente de sus musas. Ay, amor, quiero agitar la vida hasta encontrar la ilusión y desterrar la desdicha, ahora que los imbéciles quieren comprar la eternidad con dinero y las pasiones sólo desprenden cenizas. Ahora que la luz emerge de nuevo en la verde textura del valle invitándonos a recordar aquellas tristes canciones francesas que hablan de bulevares, sucias cantinas, puertos y putas.

ES SÓLO CANSANCIO
Los amigos de OBK en su tema Lucifer (2003) cantaban: “Ojos de ladrón /Carne de cañón / Perdiendo por la vida el interés / Dónde está ese Dios /Testigo de mis noches de placer”. Tampoco yo sé dónde está ese Dios, Tiffany, pero he tenido muchos testigos de esas noches; testigos de cargo, accidentales e instrumentales, de hechos y conocimiento, tal vez el único testigo que me ha faltado es el de identidad cadavérica… o ¿hubo alguno? No sé, han sido tantas noches de placer, tantos momentos de esplendor en la hierba que es posible que no pueda soportar la decadencia cuando mis pasos me guíen hacia un vasto campo de cenizas. Hay mucha gente, querida, que me pregunta por mi hiriente melancolía, yo siempre respondo sonriendo “es sólo cansancio”.