-Porque las sensaciones y la magia que te provoca ver una película en una sala son inimitables y difíciles de reproducir en tu casa a no ser que seas muy rico y poseas una sala propia bien acondicionada. Nunca, los proyectores, los ordenadores ni las televisiones por muy grandes y excelentes sus capacidades resolutivas, provocarán las mismas percepciones sensoriales y evocaciones que sentirás sentado en una butaca en la oscuridad de una sala, esa fantástica emoción cuando surgen los títulos de crédito y comienza la función.
-Por el calor del público y las tertulias que se producen cuando, una vez terminada la sesión, comentas con los amigos o familiares tus impresiones sobre la película, charlas que crean vida social, te invitan a salir de casa y en donde siempre salen a relucir las particulares filias y fobias, las adhesiones y diferencias irreconciliables, y que dejan escapar el crítico o el cinéfilo que todos llevamos dentro. Abandonar por unas horas la vida de viciado eremita y brindarse una jornada sin ordenadores, videoconsolas y televisiones. Comprobar que también hay vida fuera y contagiarnos de su pulsión.
-Porque es cultura, arte que penetra por los sentidos, al fin y al cabo una película es un relato fílmico que esconde detrás el esfuerzo, entusiasmo y talento de mucha gente y que se basa en un texto (el guión o libreto) al que darán vida directores, actores y técnicos que lucharán con todo toda su alma para que todo salga bien.
-Por el esfuerzo que están haciendo los empresarios, esos exhibidores que sensibilizados con la crisis y a pesar del infame 21 % de IVA que aplica vergonzosamente el gobierno, están bajando el precio de las entradas. Y aunque siempre fue más asequible que el teatro y los conciertos, hoy el cine en nuestra zona está más barato que nunca, algo que se está notando en la buena afluencia de público, una perfecta simbiosis donde todo el mundo gana y que nos hace gritar con energía ¡GLORIA AL CINE!
-Por el calor del público y las tertulias que se producen cuando, una vez terminada la sesión, comentas con los amigos o familiares tus impresiones sobre la película, charlas que crean vida social, te invitan a salir de casa y en donde siempre salen a relucir las particulares filias y fobias, las adhesiones y diferencias irreconciliables, y que dejan escapar el crítico o el cinéfilo que todos llevamos dentro. Abandonar por unas horas la vida de viciado eremita y brindarse una jornada sin ordenadores, videoconsolas y televisiones. Comprobar que también hay vida fuera y contagiarnos de su pulsión.
-Porque es cultura, arte que penetra por los sentidos, al fin y al cabo una película es un relato fílmico que esconde detrás el esfuerzo, entusiasmo y talento de mucha gente y que se basa en un texto (el guión o libreto) al que darán vida directores, actores y técnicos que lucharán con todo toda su alma para que todo salga bien.
-Por el esfuerzo que están haciendo los empresarios, esos exhibidores que sensibilizados con la crisis y a pesar del infame 21 % de IVA que aplica vergonzosamente el gobierno, están bajando el precio de las entradas. Y aunque siempre fue más asequible que el teatro y los conciertos, hoy el cine en nuestra zona está más barato que nunca, algo que se está notando en la buena afluencia de público, una perfecta simbiosis donde todo el mundo gana y que nos hace gritar con energía ¡GLORIA AL CINE!