Querido Juan Antonio (tutéame, por favor, me siento tan cerca de ti que lo contrario me hace sentir incómodo), me alegra comprobar que coincidimos en lo esencial, lo de “ ¡Adéu Catalunya! Buenos días tristeza” es sólo una figura retórica o literaria para dar lustre a un epígrafe o un texto. Ya sé, amigo, que allí hay muchas personas que opinan como nosotros, pero no debemos olvidar de que existe una parte importante de la sociedad catalana que piensa de manera contraria. Como apuntaba, guardo en mi saturada memoria momentos memorables que pasé en aquella maravillosa tierra, y, como es normal, otros menos agradables, allí se quedaron amigos, familiares muy cercanos y alguno de ellos no sé si con “8 apellidos catalanes”, y que me gustaría que algún día reconocieran la hospitalidad, la belleza agreste y la inmensidad de una tierra como la nuestra, que ha sido de entre todas la más ninguneada y pisoteada, nosotros sí que tenemos motivos para quejarnos de cómo nos ha tratado la historia. Todo ello no quita para que si un día se celebrase el manido referéndum o consulta y la voluntad mayoritaria se manifestase a favor de la independencia, se les debería dejar marchar con todo el desgarro emocional que eso suponga. A ver ¿qué hacemos? ¿Aplicamos no sé qué artículo de la Constitución? ¿Sacamos a la calle el ejército y secuestramos las instituciones? Tampoco yo quiero sentirme cómplice de unas medidas coactivas que supongan una mancha indeleble en mi conciencia de hombre respetuoso y libre, pues no hay nada que me produzca más repugnancia y desazón que las medidas de presión y la violencia, del mismo modo, no hay nada que ame más que las libertades individuales y colectivas. Repito, es la misma sociedad quien tiene que reaccionar ante el siniestro órdago (y dejo bien claro el por qué en mi escrito), de no ser así, todo fluirá al antojo del gran Imán. Y recuerden siempre que una sociedad con miedo es una sociedad esclavizada.
Tras leer tu respuesta a mi artículo, se me ha ocurrido escribir rápidamente una cosita que dedico a todos los héroes cotidianos como tú, que son los que realmente hacen nuestra sociedad progrese. A ver si te gusta.
Un abrazo, y si vienes un día por aquí, házmelo saber y tomaremos un “Misino” de Catalina Arroyo con unas exquisitas olivas
Tras leer tu respuesta a mi artículo, se me ha ocurrido escribir rápidamente una cosita que dedico a todos los héroes cotidianos como tú, que son los que realmente hacen nuestra sociedad progrese. A ver si te gusta.
Un abrazo, y si vienes un día por aquí, házmelo saber y tomaremos un “Misino” de Catalina Arroyo con unas exquisitas olivas