Demasiado fácil, Leganés, si fuera sólo por pan... Pero no solo de pan vive el hombre, y existen otras cuestiones que, supongo, la gente considerará importantes, ya sabes; la justicia social, las condiciones laborales (sobre todo de la mujer), la abisal distancia que separa a la clase política del pueblo, el colegio de los hijos, el acoso escolar, la violencia de género, subgénero e infragénero, los problemas territoriales, la alienación, la soledad, la enfermedad, las adicciones, el deterioro de las relaciones sentimentales e interpersonales... y, por supuesto, lo que más preocupa a los ciudadanos según el CIS: el paro y la corrupción, claro.
Te aseguro que a la gente le interesan mucho más todas esas cuestiones (de ahí también algunos miembros nuevos del foro) que ese tropezón en la plaza que representa la fuente, que además, es el alcalde quien más ganas tiene de deshacerse de ella, pero existen dificultades, a mí me las explicó unos meses atrás y tengo la impresión de que no le importará dar esa información a quien se la solicite. La tengo muy cerca, a mí no me gusta (es fea y representa un foco infecto e insalubre cuando en ella se concentra un poco de agua). Te aseguro que no veo llegar el día que la quiten de ahí en medio, aunque tampoco observo que el asunto responda a una gran demanda social ni he visto ninguna manifestación en la puerta del ayuntamiento gritando a la corporación "Qué quiten la fuente! ¡Que quiten la fuente!. Por otra parte, para narrarnos los bucólicos e idílicos amaneceres en la sierra de Magacela ya te tenemos a ti.
No son sentencias, querido, sólo simples reflexiones, a veces me da por esa cosa tan asquerosa de ponerme a pensar, y como me encuentro muy a gusto en la lengua de Cervantes, de vez en cuando me pierdo en sus recodos, meandros, recovecos, derivaciones, virajes, bifurcaciones y subterfugios para iluminar un pensamiento, si además hay personas a quienes les gusta lo que escribo y, más importante, cómo lo escribo, pues objetivo cumplido. A pesar de la consideración y el cariño que nos profesamos, tú y yo, Leganés, pertenecemos a diferentes escuelas de la vida, de ahí que nos interesen temas distintos, lo mío tal vez responda más a un desarraigo moral, lo tuyo, sin duda, a la unción por la tierra. De todas formas, y como hasta final de mes me va a ser imposible escribir aquí, prometo que en esas fechas escribiré mi primer y único artículo sobre el pueblo y el estado de las cosas.
Por último, me siento incómodo y da mucha pereza repetirme, lo dejaré claro una vez más: he vuelto porque una serie de personas me lo han pedido insistentemente, he declinado, de momento, invitaciones para colaborar en algún programa del canal de televisión de Extremadura (incluso en el ayuntamiento son testigos de ello, pues allí llamaron para contactar conmigo, luego lo han hecho a mi móvil tres veces más), me invitan a charlas y
conferencias a las que no puedo ni deseo asistir, colaboro con distintos pseudónimos -para que no se repita tanto mi nombre- en varias páginas de internet, mantengo un blog, tengo dos páginas asignadas cada semana en el periódico comarcal... Bufffff, estoy saturado y sin embargo, quiero tanto a esas personas que insistentemente me pidieron que volviera a juntar letras aquí que no he podido negarme. Para escribir sólo sentencias no está mal, Leganés, quizás sólo sientan una cierta identificación emocional con lo que escribo, con el desamparo, la melancolía, el dolor, el desengaño y esas cosas que torturan el alma.
Te aseguro que a la gente le interesan mucho más todas esas cuestiones (de ahí también algunos miembros nuevos del foro) que ese tropezón en la plaza que representa la fuente, que además, es el alcalde quien más ganas tiene de deshacerse de ella, pero existen dificultades, a mí me las explicó unos meses atrás y tengo la impresión de que no le importará dar esa información a quien se la solicite. La tengo muy cerca, a mí no me gusta (es fea y representa un foco infecto e insalubre cuando en ella se concentra un poco de agua). Te aseguro que no veo llegar el día que la quiten de ahí en medio, aunque tampoco observo que el asunto responda a una gran demanda social ni he visto ninguna manifestación en la puerta del ayuntamiento gritando a la corporación "Qué quiten la fuente! ¡Que quiten la fuente!. Por otra parte, para narrarnos los bucólicos e idílicos amaneceres en la sierra de Magacela ya te tenemos a ti.
No son sentencias, querido, sólo simples reflexiones, a veces me da por esa cosa tan asquerosa de ponerme a pensar, y como me encuentro muy a gusto en la lengua de Cervantes, de vez en cuando me pierdo en sus recodos, meandros, recovecos, derivaciones, virajes, bifurcaciones y subterfugios para iluminar un pensamiento, si además hay personas a quienes les gusta lo que escribo y, más importante, cómo lo escribo, pues objetivo cumplido. A pesar de la consideración y el cariño que nos profesamos, tú y yo, Leganés, pertenecemos a diferentes escuelas de la vida, de ahí que nos interesen temas distintos, lo mío tal vez responda más a un desarraigo moral, lo tuyo, sin duda, a la unción por la tierra. De todas formas, y como hasta final de mes me va a ser imposible escribir aquí, prometo que en esas fechas escribiré mi primer y único artículo sobre el pueblo y el estado de las cosas.
Por último, me siento incómodo y da mucha pereza repetirme, lo dejaré claro una vez más: he vuelto porque una serie de personas me lo han pedido insistentemente, he declinado, de momento, invitaciones para colaborar en algún programa del canal de televisión de Extremadura (incluso en el ayuntamiento son testigos de ello, pues allí llamaron para contactar conmigo, luego lo han hecho a mi móvil tres veces más), me invitan a charlas y
conferencias a las que no puedo ni deseo asistir, colaboro con distintos pseudónimos -para que no se repita tanto mi nombre- en varias páginas de internet, mantengo un blog, tengo dos páginas asignadas cada semana en el periódico comarcal... Bufffff, estoy saturado y sin embargo, quiero tanto a esas personas que insistentemente me pidieron que volviera a juntar letras aquí que no he podido negarme. Para escribir sólo sentencias no está mal, Leganés, quizás sólo sientan una cierta identificación emocional con lo que escribo, con el desamparo, la melancolía, el dolor, el desengaño y esas cosas que torturan el alma.
