La activista, pensadora y filósofa norteamericana Susan George (78 años), presidenta de honor de ATTAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras y la Ayuda a la Ciudadanía) y que con su ensayo "El Informe Lugano" imaginó un terrorífico escenario en un orden ecológico, económico, laboral y social hacia el que nos estaba abocando el capitalismo salvaje del siglo XXI, hizo las siguientes declaraciones en Valencia, en donde se encontraba para un Master en Derechos Humanos: "Los españoles son ratas de laboratorio: a ver cuánto castigo toleran sin rebelarse". Cuando se le pregunta si lo que denuncia es el "austericidio" de Europa, responde sin inmutarse: "La actual política de austeridad de Europa, en particular en en España y Grecia, es inaceptable. Es inaceptable que la mitad de los jóvenes españoles no tengan trabajo. ¿Para quién se gobierna? Porque esa es la gran cuestión en democracia. Los constituciones de Estados Unidos, Francia y, supongo, que también de España, subrayan que el pueblo es soberano. Pero con este principio de austeridad aprobado por Europa, ¿se gobierna para la gente o para los mercados financieros? Indudablemente, se ha castigado al inocente y los culpables han sido recompensados.
Bien, esto, que vengo denunciando desde que formo parte activa de este foro, es algo que debería hacer pensar a los ciudadanos con derecho a voto cuando les llegue la hora de depositar su papeleta en una urna, el único día del año en que mucha gente les agradeceríamos que se mantuvieran desprogramados. Y el día de reflexión deberían preguntarse ¿por qué el Estado tuvo que cargar con la deuda de los banqueros si fue su enorme avaricia e imprudencia lo que nos abocó al abismo? Como todos sabemos, la medida sólo salvó al causante del problema. Verán, no es sólo que si Karl Marx resucitara tendría la impresión de que la lucha de clases se ha terminado y la han ganado los ricos; lo peor tampoco sería comprobar como el dinero se ha convertido en una poderosa arma para subyugar y exterminar de forma legal a los más débiles; lo más doloroso y terrible es comprobar como la derrota de las clases más humildes se ha producido sin la más mínima lucha o atisbo de rebelión por parte de los trabajadores, que han aceptado la miseria de ese "austericidio" como los borregos enfilan el camino del matadero. Como decía Albert Camus "Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad".
Bien, esto, que vengo denunciando desde que formo parte activa de este foro, es algo que debería hacer pensar a los ciudadanos con derecho a voto cuando les llegue la hora de depositar su papeleta en una urna, el único día del año en que mucha gente les agradeceríamos que se mantuvieran desprogramados. Y el día de reflexión deberían preguntarse ¿por qué el Estado tuvo que cargar con la deuda de los banqueros si fue su enorme avaricia e imprudencia lo que nos abocó al abismo? Como todos sabemos, la medida sólo salvó al causante del problema. Verán, no es sólo que si Karl Marx resucitara tendría la impresión de que la lucha de clases se ha terminado y la han ganado los ricos; lo peor tampoco sería comprobar como el dinero se ha convertido en una poderosa arma para subyugar y exterminar de forma legal a los más débiles; lo más doloroso y terrible es comprobar como la derrota de las clases más humildes se ha producido sin la más mínima lucha o atisbo de rebelión por parte de los trabajadores, que han aceptado la miseria de ese "austericidio" como los borregos enfilan el camino del matadero. Como decía Albert Camus "Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad".
"Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad".
Eso que has puesto del nobel francés, no hay más remedio que suscribirlo. Me reitero: sin perseverancia en las protestas no hay logros sociales. Porque hoy no se legisla buscando el bien común, sino para destruir caminos construidos con mucho sudor. Hace unos días el BOE, el trabuco para robar que tiene el Estado, publicó un real ¡DECRETO! con una extensión de 140 hojas en las que, mezclando churras con merinas, modificó 46 leyes que habían sido aprobadas hace años con el consenso y mayoría parlamentarios, ¿es que un Decreto -que no necesita votación- puede alterar la letra y el espíritu de la leyes anteriormente aprobadas por consenso parlamentario?, ¡NI EL DIFUNTO GOBERNABA ASÍ! Sabemos que esta democracia tiene ya poco recorrido, pero estas obscenidades legales rayan en el más puro de los fascismos, paremos esto, ¡por dios bendito y la virgen de Lantigua!
Ya digo: protesta, protesta y protesta. Doy fe de que aquí en Madrid el deterioro en la Sanidad, su privatización y el cierre de centros de salud y hospitales (y el cierre de plantas dentro de alguno de estos), doy fe, decía, de que SE ESTÁ PARANDOOOOO! Porque se grita, se protesta, y, si hace falta, se le hace una “vaquilla” en su domicilio al consejero de turno.
En efecto, “…. si no hacemos nada, no habrá felicidad”. Está muy escrito: el arma del capitalismo es el miedo de las mujeres y los hombres a perder su trabajo, miedo que -siendo comprensible- se está cronificando, este nudo es el que hay que romper, a mi humilde forma de ver.
Saludos,
Eso que has puesto del nobel francés, no hay más remedio que suscribirlo. Me reitero: sin perseverancia en las protestas no hay logros sociales. Porque hoy no se legisla buscando el bien común, sino para destruir caminos construidos con mucho sudor. Hace unos días el BOE, el trabuco para robar que tiene el Estado, publicó un real ¡DECRETO! con una extensión de 140 hojas en las que, mezclando churras con merinas, modificó 46 leyes que habían sido aprobadas hace años con el consenso y mayoría parlamentarios, ¿es que un Decreto -que no necesita votación- puede alterar la letra y el espíritu de la leyes anteriormente aprobadas por consenso parlamentario?, ¡NI EL DIFUNTO GOBERNABA ASÍ! Sabemos que esta democracia tiene ya poco recorrido, pero estas obscenidades legales rayan en el más puro de los fascismos, paremos esto, ¡por dios bendito y la virgen de Lantigua!
Ya digo: protesta, protesta y protesta. Doy fe de que aquí en Madrid el deterioro en la Sanidad, su privatización y el cierre de centros de salud y hospitales (y el cierre de plantas dentro de alguno de estos), doy fe, decía, de que SE ESTÁ PARANDOOOOO! Porque se grita, se protesta, y, si hace falta, se le hace una “vaquilla” en su domicilio al consejero de turno.
En efecto, “…. si no hacemos nada, no habrá felicidad”. Está muy escrito: el arma del capitalismo es el miedo de las mujeres y los hombres a perder su trabajo, miedo que -siendo comprensible- se está cronificando, este nudo es el que hay que romper, a mi humilde forma de ver.
Saludos,