Luciano tiene una buenísima química con tós nosotros, "fanegas", y con educación -en efecto- todo se hace más fácil y con más sosiego. Los botellines de su
bar, por lo que sean, dicen los cerveceros que son los más agradables y fríos; a mí lo que me pierde es la rodajilla de chorizo casero, por su guiso tan jabeño, y el trocito de lengua salá: esperemos pasar la ITV para poder disfrutarlo.
Animados, iremos.