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LA HABA: Pedro te tengo que decir de lo que tu piensa sobre...

NO ME PREOCUPA

Soy de los que piensan que no existe margen para la regeneración política y moral, es por eso que de manera frívola se me puede acusar de cerrar todos los caminos a la esperanza. Me gustaría dejar claro que la hipertrofia del sistema que sufrimos no es responsabilidad de los ciudadanos escépticos ni se les puede echar la culpa a los optimistas bien informados. El sistema se ha debilitado por la corrupción y los errores de bulto cometidos por unos políticos ineficaces que no han sabido dar salida a los problemas acuciantes de los ciudadanos, a los que han metido en un infernal laberinto sin salida.

Así, no es extraño que partidos de corte populista encuentren en la actual situación el fértil sustrato para desarrollar sus raíces, ellos han comprendido mejor que nadie que había llegado la hora de aprovecharse de los vicios y taras del sistema y cambiar la mentalidad de una parte importante de la población, sobre todo la de su espectro más joven. El problema no sólo está focalizado en nuestro país con la irrupción de Podemos, ahí tenemos el caso de Francia con el auge brutal de la extrema derecha. De modo que cuando alguien me pregunta (y encuentro a mucha gente inquieta) si me preocupa un asunto que puede llevar a nuestro país al desastre absoluto, suelo responder: NO, es una enfermedad que como la cirrosis y el cáncer de pulmón en alcohólicos y fumadores empedernidos no necesitan de eminencias para determinar el agente causal y su inútil tratamiento cuando el mal está ya devorando las entrañas.

En Podemos están ya preparados para dar el sorpasso en las próximas elecciones adelantando a todos los partidos izquierdistas y situándose en una situación inmejorable para erigirse en partido de gobierno. Es verdad que PSOE e IU no han parado de cometer errores (el último, su papel ignominioso en la Ley de Consultas del Parlament) y que estos partidos, al igual que el nacionalismo, tienen una tendencia natural para el suicidio, recordemos el doble rasero que mantienen el PSC y el PSOE en materia territorial y el ridículo papel de Companys declarando la República Catalana en octubre de 1934. Cuatro años serán suficientes para que un gobierno destruya un país hasta las cenizas, algo que a los partidos clásicos que se han movido dentro del marco constitucional en las últimas décadas les va a ser difícil evitar. Con un PSOE e IU fagocitados por Podemos, Ganemos y algún otro escombro de la izquierda plural, al PP le va a resultar difícil resistir las embestidas. Un fenómeno que era fácil de predecir para los que pisamos todos los días el barro del desaliento y percibimos el vaho del hastío. Pero que la arrogancia impidió ver a los privilegiados y aburguesados partidos mayoritarios a los que ahora tocará sufrir.

No, no me preocupa, y llegado el momento yo mismo les serviría el cilicio para que se lacerasen por su insultante despotismo, su vanidad y avaricia, su desprecio e indiferencia, su dejadez de funciones y falta de sensibilidad. Tal vez entonces sean capaces de reflexionar sobre la sistemática irresponsabilidad de sus actos y tendrán ocasión de pensar en los cientos de miles de jóvenes expulsados del país, en los millones de jóvenes víctimas del paro y el subempleo, en las paupérrimas pensiones, en los padres de familia que con 40 0 50 años se les considera viejos para trabajar, en los obscenos salarios e indemnizaciones de los ejecutivos y directivos mientras los trabajadores recogen migajas que apenas les llega para subsistir. Llegado ese momento, seremos muchos los que nos subiremos en las atalayas del fracaso para gritarles “GILIPOLLAS”. Cuando los partidos populistas capitalicen el descontento y se instauren en el poder más por lo que critican que por los disparates que proponen, habrá llegado el momento de habilitar fórmulas integradoras en donde todas las voces tengan cabida y garantías. Como he dicho en alguna otra ocasión, en absoluto me preocupa el soufflé catalán con sus dosis de futilidad, complejos, frustración y victimismo, la historia me ha enseñado que los muertos viajan muy rápido hacia el olvido.

Pedro te tengo que decir de lo que tu piensa sobre los catalanes el noventa por ciento estoy de acuerdo contigo ere una persona muy observadora para el poco tiempo que estuviste por aqui. pero lo que as escrito sobre ellos es para mi cierto es cierto su forma de ser y como son.