CATALUÑA HACIA EL DESPEÑADERO
Lo cierto es, RRLGD, que esos ramplones políticos catalanes (con Artur Mas y Oriol Junqueras a la cabeza), unos tipos sin altura ni distinción, han creado una profunda fractura en la sociedad catalana con su huída hacia adelante para comprobar que al final de la escapada sólo hay un muro, el del lamento y la desolación. El decreto soberanista firmado el sábado con todo el simbolismo en el Saló Verge de Monserrat del Palau de la Generalitat (estos tíos, con su parafernalia icónica cada vez me recuerdan más a los nazis), es un acto de irresponsabilidad y un delito de funestas consecuencias para estos políticos: un delito moral por manipular a su pueblo y arrastrarlo hacia la ruina económica; y otro político al saltarse la ley y con ello convertirse en sujetos antidemocráticos que con sus actos y soflamas enfrentan a los catalanes con el resto de los españoles.
Mas está obcecado repitiendo esa fullería de que votar nunca puede ser un acto antidemocrático, pero eso es otra de las trampas de este trilero con las que engaña a una parte inmadura de la sociedad catalana que destilan dosis prodigiosas de ignorancia y odio. Votar es antidemocrático cuando se hace desde la ilegalidad y con una pértiga fantástica uno se salta la Constitución que dice bien claro que en España no cabe la independencia de sus territorios. Si sólo se tratara de votar no existirían leyes y podríamos votar cualquier cosa, pero si tanto amor le tiene Mas a las urnas debería contar con el concurso de todos los españoles, pues el tema también vincula y atañe a todos los pueblos que conforman esta ancestral nación ¿quiénes son los nacionalistas para decidir unilateralmente sobre el destino de un país?
Estoy convencido de que en Cataluña son muchos los ciudadanos suicidas que apoyan la consulta (también fueron muchos los que se suicidaron en Jonestown, Guyana, impelidos por la locura del reverendo Jim Jones, aquel corrupto y perverso gurú y su maldita secta Templo del Pueblo), pero estoy convencido de que otros muchos, quizás más, quieren seguir siendo catalanes y españoles, sólo que los primeros son más visibles porque cuentan con el respaldo de unas instituciones decididas a contaminarlo todo con sus falacias y su espectral órdago. Pero esa sociedad silente existe y sólo el miedo les hace adoptar una actitud pasiva. Mas y sus lacayos pueden seguir movilizando a la gente para formar con mareas humanas la “V” de victimismo y la “Z” de zombis, eso no cambiará la realidad: ningún parlamento autonómico puede quebrantar la soberanía nacional que reside en todos los españoles.
La escena más repugnante fue comprobar cómo CIU intentó proteger al delincuente Nº 1 Jordi Pujol durante su vergonzosa declaración en el Parlament, aireando con la falda de la indecencia el pestilente tufo que desprende uno de los partidos más corruptos y mafiosos de todo el arco parlamentario nacional. Nada une a Cataluña con Escocia –que sí fue independiente en el pasado- y que no puede ni soñar con el nivel de autogobierno del que goza la autonomía catalana. España es uno de los países más descentralizados del mundo (de ahí muchos de nuestros problemas) y Mas, que es más retorcido que tonto, sabe que al parlamento británico no le ha temblado la mano a la hora de suspender alguna autonomía.
El Constitucional arrojará a la basura la Ley de Consultas Catalana, y a Mas no le quedarán otras opciones que dimitir y convocar elecciones. Tal vez sea el momento de habilitar fórmulas de entendimiento, para el diálogo, eso si el arrogante y trapacero de Mas deja de imponer conciertos intolerables como lo es la celebración de un referéndum ilegal. Si no fuera por esa ilegalidad, se podría dejar que la consulta se celebrase y si ganara el sí a la independencia sería todo un espectáculo observar cómo una comunidad que durante mucho tiempo fue la locomotora de España descarrila hasta estrellar sus aspiraciones y su historia en el más sórdido despeñadero. Los escoceses finalmente vieron las orejas al lobo, y eso que sus independentistas no tenían que esconder el pestilente pozo fecal que han generado los nacionalismos catalanes con sus desmanes y corruptelas. Jamás pensé que el austero pueblo catalán pudiera dejarse embaucar por unos políticos tan vulgares y estúpidos, que precisamente han sido quienes les han abocado a su actual asfixia económica y peligrosa colisión social.
Lo cierto es, RRLGD, que esos ramplones políticos catalanes (con Artur Mas y Oriol Junqueras a la cabeza), unos tipos sin altura ni distinción, han creado una profunda fractura en la sociedad catalana con su huída hacia adelante para comprobar que al final de la escapada sólo hay un muro, el del lamento y la desolación. El decreto soberanista firmado el sábado con todo el simbolismo en el Saló Verge de Monserrat del Palau de la Generalitat (estos tíos, con su parafernalia icónica cada vez me recuerdan más a los nazis), es un acto de irresponsabilidad y un delito de funestas consecuencias para estos políticos: un delito moral por manipular a su pueblo y arrastrarlo hacia la ruina económica; y otro político al saltarse la ley y con ello convertirse en sujetos antidemocráticos que con sus actos y soflamas enfrentan a los catalanes con el resto de los españoles.
Mas está obcecado repitiendo esa fullería de que votar nunca puede ser un acto antidemocrático, pero eso es otra de las trampas de este trilero con las que engaña a una parte inmadura de la sociedad catalana que destilan dosis prodigiosas de ignorancia y odio. Votar es antidemocrático cuando se hace desde la ilegalidad y con una pértiga fantástica uno se salta la Constitución que dice bien claro que en España no cabe la independencia de sus territorios. Si sólo se tratara de votar no existirían leyes y podríamos votar cualquier cosa, pero si tanto amor le tiene Mas a las urnas debería contar con el concurso de todos los españoles, pues el tema también vincula y atañe a todos los pueblos que conforman esta ancestral nación ¿quiénes son los nacionalistas para decidir unilateralmente sobre el destino de un país?
Estoy convencido de que en Cataluña son muchos los ciudadanos suicidas que apoyan la consulta (también fueron muchos los que se suicidaron en Jonestown, Guyana, impelidos por la locura del reverendo Jim Jones, aquel corrupto y perverso gurú y su maldita secta Templo del Pueblo), pero estoy convencido de que otros muchos, quizás más, quieren seguir siendo catalanes y españoles, sólo que los primeros son más visibles porque cuentan con el respaldo de unas instituciones decididas a contaminarlo todo con sus falacias y su espectral órdago. Pero esa sociedad silente existe y sólo el miedo les hace adoptar una actitud pasiva. Mas y sus lacayos pueden seguir movilizando a la gente para formar con mareas humanas la “V” de victimismo y la “Z” de zombis, eso no cambiará la realidad: ningún parlamento autonómico puede quebrantar la soberanía nacional que reside en todos los españoles.
La escena más repugnante fue comprobar cómo CIU intentó proteger al delincuente Nº 1 Jordi Pujol durante su vergonzosa declaración en el Parlament, aireando con la falda de la indecencia el pestilente tufo que desprende uno de los partidos más corruptos y mafiosos de todo el arco parlamentario nacional. Nada une a Cataluña con Escocia –que sí fue independiente en el pasado- y que no puede ni soñar con el nivel de autogobierno del que goza la autonomía catalana. España es uno de los países más descentralizados del mundo (de ahí muchos de nuestros problemas) y Mas, que es más retorcido que tonto, sabe que al parlamento británico no le ha temblado la mano a la hora de suspender alguna autonomía.
El Constitucional arrojará a la basura la Ley de Consultas Catalana, y a Mas no le quedarán otras opciones que dimitir y convocar elecciones. Tal vez sea el momento de habilitar fórmulas de entendimiento, para el diálogo, eso si el arrogante y trapacero de Mas deja de imponer conciertos intolerables como lo es la celebración de un referéndum ilegal. Si no fuera por esa ilegalidad, se podría dejar que la consulta se celebrase y si ganara el sí a la independencia sería todo un espectáculo observar cómo una comunidad que durante mucho tiempo fue la locomotora de España descarrila hasta estrellar sus aspiraciones y su historia en el más sórdido despeñadero. Los escoceses finalmente vieron las orejas al lobo, y eso que sus independentistas no tenían que esconder el pestilente pozo fecal que han generado los nacionalismos catalanes con sus desmanes y corruptelas. Jamás pensé que el austero pueblo catalán pudiera dejarse embaucar por unos políticos tan vulgares y estúpidos, que precisamente han sido quienes les han abocado a su actual asfixia económica y peligrosa colisión social.