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LA HABA: En lo de los discursos, te lo reitero, no tengo ninguna...

Querido Leganés, yo hace tiempo que vivo sólo comprometido con mis pensamientos, por lo que comprenderás que me resulta indiferente que la gente comparta o no mis razonamientos. Mi gran sorpresa, precisamente, es que encuentre tanta gente que sí lo haga. Si tuviera que escribir discursos seguramente lo haría mejor que los mediocres políticos que nos han tocado en desgracia. Por otra parte, reflexionar no es profetizar.

El inepto de Rajoy ha dejado que que el mondongo se fuera pudriendo solo sin necesidad de que las alimañas dieran cuenta de él, y me pregunto si el presidente vivo que anhelas es Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, en el primero sí encontrarás sensaciones vacías a espuertas, y el segundo va camino de meter a su partido en una autopista muerta, de convertirse en una formación testimonial en muchos sitios.

Dices que hay un porcentaje importante de catalanes que quieren un Estado propio, pero tú crees que el gobierno de una nación (incluso uno tan incapaz como éste) puede gobernar a golpe de caprichos. Puedes hoy mismo comprobar como las plañideras y chachas mediáticas de Artur Mas están preparando ya sus andanadas para tildar a España de Estado antidemocrático, pero con el nivel intelectual de esa prensa y ese presidente no alcanzarán nunca la libertad, el gran problema de una comunidad que jamás ha conseguido hacer que sus ciudadanos aspiren a un mundo mejor convertidos en espíritus libres.

Como diría Jack "El Destripador", suyo afectísimo.

En lo de los discursos, te lo reitero, no tengo ninguna duda: estás contratado. El único problema es que tendrías que arrumbar tus pensamientos para interpretar en su justa medida y dar forma a los del hipotético presidente, los cuales no tienen por qué ser menos ajustados que los tuyos. Es decir, permutar ego por empatía.

No, no espero un presidente, yo -que creo cándidamente en las ideologías y en los hombres- espero buenos equipos de gestión con un líder a la cabeza, ques cosa distinta y posible; creo en definir claramente los objetivos a conseguir (que sería el programa electoral), en la forma y manera de hacerlo (que sería la ética y el arte de la política) y creo en el hombre, en mis honrados semejantes (que serían los elegibles); sencillamente, esto es lo que pido para gobernar mi país porque esa ruta la tengo transitada por organizaciones que en lo único que se diferencian del Estado es en la magnitud y en que no emplean la coerción para amedrentar ni el enchufismo para elegir sus recursos.

No conozco en la historia, Pedro, a gobernantes que no hayan concedido caprichos al respetable para conseguir el equilibrio social: incluso cuando éramos más súbditos aún (el Difunto les concedió inversiones para que no fueran díscolos, y ellos aceptaron complacidos; les concedió más que el concierto fiscal que ahora les hubiera contentado). Pero ya he dicho que lo de Cataluña, más que capricho, puede que sea un inmenso error a subsanar o una especie de complejo indefinible que hay que tratar, en cualquier caso es un problema: acometámoslo de una vez, por una vez, con valentía, con inteligencia: questamos hasta los güevos desta patata caliente.

Y hablando de caliente, cómo me gustaría echar la firma a un brasero en el que estuviera una desas macizas a las quescribes. Venga, tómate un “Legendario”,