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LA HABA: Una vez más, encadenando con desparpajo y jondura palabras...

LA CORRUPCIÓN EN LOS TIEMPOS DEL ÉBOLA O NUBES NEGRAS SOBRE CHORIZOLANDIA

¿Es usted político? Pues no se moleste en abrir el paraguas porque el chaparrón de mierda acabará salpicándole sin que pueda hacer nada por evitarlo. Hace pocas fechas –escrito está- me atrevía a vaticinar que los últimos casos de corrupción sólo eran la punta del iceberg de lo que estaba por venir. Olvidándome del alcalde de Barcelona y las informaciones sobre una ´presunta cuenta en Suiza de más de 12 millones de euros, algo que él ha negado y que hasta ahora no está probado, y centrándome en la macrooperación que inició hace unos meses la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) y que ha dado como resultado la detención de más de medio centenar de personas por presuntamente haber cobrado comisiones en una trama mafiosa de contratas por un valor de 250 millones de euros sólo en los últimos dos años. Ya no hay duda, la consecuencia de toda esta ponzoña viral es que los ciudadanos asocian política con delincuencia, y ya no vale la excusa de los golpes de pecho, el servicio a los ciudadanos y las fachadas intachables. La cloaca no admite un solo zurullo más.

La corrupción es una materia activa tóxica que conduce la savia del sistema a todas las ramas de la administración pública y en todos sus territorios. Nadie en la política está a salvo, nadie es inocente. En ello tiene mucho que ver –y daría para un grueso volumen- la construcción de todo el aparataje de las autonomías con sus licencias, transferencias, duplicidades y una rapiña urbanística que ha convertido a España en un país de horteras y destrozado la imagen de país monumental, así como el alarmante y peligroso poder concedido a los ayuntamientos que sin sólidos mecanismos de control han hecho en ocasiones una gestión obscena y en otras delictivas del gasto y las cuentas públicas. La compraventa de voluntades, las comisiones ilegales, las redes clientelares, los pactos antinatura entre formaciones políticas, la protección de la que gozan los políticos ante la justicia, la inutilidad de las auditorías de cuentas, la asunción por parte de todos de que la política es un negocio y la inacción de unos ciudadanos sometidos a las sibilinas amenazas de una mafia que se cree inmune bajo el cobijo de un puñado de votos, han llevado al colapso a un sistema para el que ya no hay regeneración posible. Dentro de poco nos encontraremos con un circo itinerante cuyo espectáculo estrella será anunciado así: “Pasen y vean, tienen ustedes la ocasión de observar de cerca a un político honrado ¡No se lo pierdan!”.

Resulta triste y desolador comprobar para qué han servido los votos que una ingenua ciudadanía depositó en las urnas de la vergüenza mientras un ejército infinito de parados traspasaba los umbrales de la pobreza arrastrando sus desdichas, desesperación y desvelos y los ingresos de las familias daban un salto atrás de diez años situando a casi 12 millones de persona en el tenebroso túnel de la exclusión social. La corrupción como sistema es lo que nos llevó a muchos a tomar la determinación de no votar y no formar parte cómplice y activa de este truño de democracia, y no nos vale sólo que el PP y el PSOE sean barridos del arco parlamentario si la solución es la llegada al poder de otros partidos que se han estado alimentando de los detritus de la corrupción sin mover un solo dedo. Me sentiré igual de jodido con la casta que con la kasta. Nuestro asco es directamente proporcional al número de corruptos que es capaz de albergar este país, y espero que pinche también la burbuja de la mediocridad y la gente despierte para que podamos desenmascarar a todos lo que han tenido como lema “Corromperse para triunfar”, sin demostrar nunca un ápice de talento o creatividad, y que sin la política serían los indigentes más indecentes.

Por enésima vez: todo está perdido. La justicia se mostrará una vez más ciega ante estos mafiosos con trajes, y el pueblo, que no le quiere plantar cara a la realidad, se merece lo que tiene: seguir viviendo con el miedo para no perder las migajas que les arrojan. Nuestro epitafio está ya escrito, pero lo peor es que estos abominables ladrones de guante blanco no paran de echar tierra sobre la tumba del futuro de nuestros hijos; meros esclavos de una casa de latrocinio en donde el 70% de lo que ganen se lo llevará el Estado para dar cobertura a las golferías de unos chorizos a los que en el cargo les va la responsabilidad de dar ejemplo. El PP dice ahora que tiene un programa de regeneración política que llega demasiado tarde, y el PSOE 33 medidas contra la corrupción mientras quieren apartar a la juez Alaya de la investigación de las corruptelas en Andalucía, yo sólo tengo una: Disuélvanse. Lo siento por la gente honrada que lleva años viendo reducido su poder adquisitivo, que trabaja por un sueldo de mierda y que les han quitado casi todo: dinero, ilusión y las ansias de vivir en una sociedad del bienestar avanzada en donde funciona la justicia y el tejido productivo es un elemento cardinal. Aunque lo siento más por los parados a los que ningún consuelo les vale, ni siquiera ese que el gran Rafael Sánchez Ferlosio regaló para la posteridad: “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”. Votar ya no es una opción, ustedes mismos.

Una vez más, encadenando con desparpajo y jondura palabras y más palabras, vienes, Pedro, a darlo por perdido; ¿a qué ton rebatir o debatir? El Génesis está escrito, el Apocalipsis también, y tú hasta das por escrito el epitafio: el mundo se acaba.

Anda, recibe un abrazo de alguien questá mu vivo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Claro, hombre, cuando uno escribe junta letras, encadena palabras y construye frases ¿existe otro modo? El mundo se acabó hace tiempo, el problema es que hay mucha gente que aún no se ha enterado, decía Borges "Lego la nada a nadie", o es que de verdad hay alguien ahí, porque en verdad yo no encuentro pulsión, no siento el pálpito, tal vez algunos estertores, siempre confusión. Lo de estar muy vivo la gente lo llama a comer, beber, cagar y todas esas cosas orgánicas o fisiológicas: Confusión. Estar ... (ver texto completo)