LA HABA: Mientras tanto, uno de los hombres ya estaba sentado...

Mientras tanto, uno de los hombres ya estaba sentado a la lumbre faenando con las migas, colocaba la estrébedes y encima el caldero con un chorreón de aceite en su interior, añadia los ajos, que anteriormente había aplastado con un puñetazo encima de la mesa, una vez fritos los ajos, se sacaban y se añadía el tocino con veta, cuando se ponía bien "rechinosito" se convertía en "torrezno". Mas tarde, sacado el torrezno, ese aceite impregnado de los aromas de ajos y tocinillos, era el complemento ideal para ese pan rebanado, que volcábamos en el recipiente donde preparábamos las migas. ¡Que paciencia!, la de nuestros antepasados para ir rebanando con la navaja poco a poco y fino, muy fino, los dos o tres panes duros para hacer esta típica comida de nuestra tierra.
La oscuridad a estas alturas ha ido desapareciendo lentamente y el sol ilumina la escena, cartones por el suelo, restos de sangre, piel quemada, mujeres y niños que empiezan a llegar, mezcla de olores que aún a día de hoy cierro los ojos y los revivo perfectamente, a cebolla, aceite caliente, café de puchero, leña de encina, bestias en las cuadras, paja en el doblao, olor a............... vida, infancia, añoranzas, familia, juegos, unión......
El guarro ya está patas arriba en la mesa sujeto por dos palos de madera, uno a cada lado del costado para evitar que caiga, lo primero que cercena el maestro es la cabeza, esta irá a parar encima de las cebollas picadas, para que la sangre que suelte impregne las mismas. A continuación sacará "el mondongo", o lo que es lo mismo, las tripas y el estómago del desdichado, de este material se encarga una especialista que existia en cada matanza-"la mondonguera", ella, con sumo cuidado de no romperlo, limpia las tripas del derecho y del reves así como el estómago del gorrino, ¿porqué?, porque esas tripas seran las futuras fundas de los chorizos y salchichones.
Una vez proporcionado trabajo a la mondonguera, el matarife cortaba un trozo de lengua y otro de hígado con el fín de llevarlo al veterinario para el reconocimiento de las carnes, esto aseguraba que el bicho no tuviera enfermedad alguna. A esta misión siempre se apuntaban los mas "listos", y así de paso se evitaban el trabajo mas duro de la faena.
Continuará............
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Venga, Paco, que vas mu bien: a ver si esos hombres vienen cuanto antes que ya no nos podemos resistir. Qué bien has contado la parte trágica que toda matanza encierra, ahora toca ya la fiesta en la que se transforma.

Te esperamos, un abrazo.
Paco lo de la matanza que bien lo esta detallando. Leyendo como tu lo esta diciendo ha uno le viene la memoria los años sesenta o algunos antes que ya es decir. Cuando uno era niño y la matanza la vivíamos como una gran fiesta que se invitaba a los mejores amigos para la matanza y esa noche por la mañana te venía a dispertar para ver como mataba al cochino, y des pues para ayudar ha churrasca al cochino y comer las migas tambien detallada como tu lo as dicho que buenas que estaban. Buenas noche