Después de un par de semanas sin darme una vuelta por este entrañable foro me doy cuenta de que seguimos mitificando el pasado. Pero la memoria es lo más cruel que existe, te recuerda que cada día eres más viejo y estás más cerca de la muerte. Claro que el recurso de la nostalgia es lo más fácil, inventar otra realidad, pensar que eramos felices y todo era bonito. Sin embargo, nada era bonito: el tostón de los colegios cutres y desamparados; la sordidez de una infancia de carencias, costras y pesadillas; los difíciles primeros amores y aguantar a amigos coñazos, que es lo peor que se puede ser en esta vida. Todo para ocultar nuestro fracaso, el de una generación que fue abonada con los miedos de la posguerra y que siempre se quedó rezagada en cuanto a los ritos de la modernidad. La memoria es tan despiadada que te recuerda permanentemente que te estás muriendo, un error, una enfermedad, y como decían en Medianoche en París, la negación del doloroso presente. Aunque tal vez el error sea vivir, pero sólo un exceso de lucidez nos puede llevar a reconocerlo.