Luz ahora: 0,14260 €/kWh

LA HABA: No se puede decir que el Foro Jabeño, cuando se le...

Después de un par de semanas sin darme una vuelta por este entrañable foro me doy cuenta de que seguimos mitificando el pasado. Pero la memoria es lo más cruel que existe, te recuerda que cada día eres más viejo y estás más cerca de la muerte. Claro que el recurso de la nostalgia es lo más fácil, inventar otra realidad, pensar que eramos felices y todo era bonito. Sin embargo, nada era bonito: el tostón de los colegios cutres y desamparados; la sordidez de una infancia de carencias, costras y pesadillas; los difíciles primeros amores y aguantar a amigos coñazos, que es lo peor que se puede ser en esta vida. Todo para ocultar nuestro fracaso, el de una generación que fue abonada con los miedos de la posguerra y que siempre se quedó rezagada en cuanto a los ritos de la modernidad. La memoria es tan despiadada que te recuerda permanentemente que te estás muriendo, un error, una enfermedad, y como decían en Medianoche en París, la negación del doloroso presente. Aunque tal vez el error sea vivir, pero sólo un exceso de lucidez nos puede llevar a reconocerlo.

Ola pedro por lo que yo deduzco de tu reflexión que tu de tu niñez no la disfrutaste mucho. Por eso no te estoy quitando tu forma de vez las cosas de ese tiempo que fue cruel y que se paso hasta hambre. yo como niño de ese tiempo también pase penuria y trabaje de muy niño pero mis recuerdo de la infancia son positivos y muy bueno. Lo único que no esparami positivo es que no me gustaba ir al colegio y hacia bastante capona y ahora lo que se lo estoy ha pendiendo. De lo que dice que te recuerda que ere mas viejo pues eso es verdad. Pues yo te digo que lo importante es ir cumpliendo muchos años y con buen estado de salud y cuando no tenga uno salud que venga San Pedro con la rebaja pero que tarde mucho. un abrazo para todos/as

RESPUESTA

Mi infancia fue una infancia de mierda, como la tuya, como la de la mayoría. Bueno, no, la mía fue más negra, más tenebrosa, no recuerdo ni un sólo momento feliz de ella. Mi padre murió dejando una viuda con 38 años, cuatro niños pequeños y un puñado de deudas que nunca le pagaron. Mi padre murió abaratando un poco más el valor y el sentido de mi existencia. Y sinceramente, creo que esa aspereza está mucho más cerca de la realidad que todo ese almíbar que derramáis, porque es hora de acabar ya con un pasado sórdido rebosante de mugre, ya sé que adornar la realidad siempre resulta más edificante y que las ensoñaciones pueden tener un efecto balsámico, que todo el mundo trata de olvidar las penas y para sobrevivir se autoengaña con pequeñas mentiras. Las penas huelen a trapo viejo, no las quiere nadie, se huye de ellas como del Ébola.

Pero no voy a decir que en este país de cobardes vamos a luchar por lo que merece la pena luchar; por la libertad, por la justicia, por la gente que sufre y por exterminar las guerras y el hambre del mundo. Somos víctimas de lo que somos: de un país de mierda que jamás se ha preocupado del bienestar de sus ciudadanos y así nos va. Durante la crisis los ricos son un 3´5 % más ricos que antes de ésta y es algo que aquí se acepta como normal. En fin, yo no sé en qué país habéis vivido vosotros, pero lo que observo es gente absurdamente orgullosa que trata de ser feliz mintiéndose a cada momento. No soy político ni sociólogo, pero creo que lo que deberíamos hacer es amar más la libertad, aunque sea una libertad condicional. Libertad para recuperar una convivencia sana, para luchar por los derechos civiles, por una vida mejor e incluso por la pureza del amor, pero no me cabe duda de que si seguimos viviendo con esta cobardía el legado que dejaremos será un sonoro fracaso. Estoy hasta los huevos de ser un siervo, y si uno viaja por la Europa decente se puede dar cuenta de que los niveles de humanismo, civismo, cultura y bienestar resultan envidiables.

Quien me conoce íntimamente sabe, Leganés, que yo no veo la televisión desde hace más de veinte años, lo que sin duda ha tenido una gran influencia en el notable aumento de mi cociente intelectual, de modo que raramente me pueden servir de referencia ninguna tertulia. Me basta con el cine, devoro libros y leo los blogs y webs que me gustan. Yo no digo que el pasado sea un mito, lo que digo es que tenemos cierta tendencia a mitificarlo. No, lo que deja un hombre no es su pasado (esto es como decir que lo que deja el fuego son cenizas) porque dentro de 100 0 200 años tu pasado no existirá, ni existirá nadie que te haya conocido, tal vez un álbum de retratos. El hombre sí es memoria, pero la memoria trata de edulcorar las heridas del tiempo. Lo punzante de la memoria, primo, es precisamente, su amenaza, que te hace sentir y oler el vientre de las tinieblas. Es por eso que, cuando tu cuerpo es un despojo, la memoria es lo primero que te estirpan, porque es, más que ninguna cosa, lo que más duele.

Encantado como siempre de charlar con vosotros, seguiré esperando a Godot, o a ese héroe que construyó su dique para mantenerse a salvo de tanta mansedumbre y mediocridad.

Como diría Jack "el Destripador", suyo afectísimo.

No se puede decir que el Foro Jabeño, cuando se le atiza, no alumbre en seguida los distintos pareceres del jabeñerío sobre los temas que se suscitan: esta vez ha sido la infancia, esa tierra lejana, esa patria a la que uno tanto viaja de mayor; unos viajes, por lo que se ve, que para unos son placenteros y para otros, no lo son tanto o son sencillamente horribles.

Para mí, como ha dicho RRLGD en su respuesta, mi infancia no ha sido ninguna mierda: y sobre este sentimiento no son admisibles opiniones ajenas; solo faltaría, hablando de libertad, que alguien te impusiera las sensaciones. De esa patria que es la infancia y que como todas tiene sus territorios tan hostiles como horribles, conservo -no para engañarme, Pedro, sino porque me sale de natural- los pocos o muchos jardines que la adornaron y que están retenidos en mi memoria. Llevas razón, y fue penoso, en que pocos niños se libraran de alguna desventura: la orfandad, los malos tratos, las consecuencias del generalizado alcoholismo de entonces, las del hambre, la irresponsabilidad/ indiferencia/incultura de muchos de nuestros progenitores y todo el cúmulo de carencias que nos infligieron las circunstancias de la posguerra, es verdad, insisto, que nos martillearon casi a todos, pero en la biografía de cada uno también contamos nosotros mismos: el entorno y las circunstancias nos influyen, y nosotros incidimos en ellos.

Lamento, Pedro, no conocerte en la intimidad y bien que lo siento: es uno de los estragos que la emigración forzada produce en las familias; yo sé mucho de eso porque llevo “huérfano de hecho” desde los trece años, ojalá pudiéramos equilibrar el déficit de afecto que padecemos; y sin embargo no me quejo, porque no creo que hayamos caído en el peor de los infiernos que nos han rodeado, tú y yo, y la mayoría de los que nos vemos por aquí, venimos de un mundo muy parecido y del que nos hemos defendido como dios nos ha dado a entender; tú recuerdas una infancia sórdida, “de carencias, costras y pesadillas”, y llevas razón porque así fue, pero aprovechaste y te dio tiempo a culturizarte, a los catorce años leíste a Borges, y me noqueaste al decirme que -además- su lectura te resultó de fácil comprensión y cristalina, no es poco a esa edad si eso fue así; otros, solo tuvieron tiempo de coger el pico y la pala, y otros delinquieron, o se alcoholizaron: tú sabes que hay otros infiernos, y que todos están aquí. Tus impresiones son interesantes y muy respetables -y de tus escritos ya te he dicho muchas veces lo que pienso- pero no puedes hacer de ellas, en esto de la infancia ni en nada, un dogma: mi infancia no fue una mierda, te lo digo yo que la sufrí y la disfruté.

Mu cáustica tu “Respuesta”, Pedro, me ha parecido demasiado mordaz: pero respetabilísima, eh; y es que parece una regañina, ¿sabes?, porque afirmas lo contrario y quiero creerte, que si no, diría que te enfadas demasiado por nada. “Un país de mierda que jamás se ha preocupado del bienestar de sus ciudadanos”, son los ciudadanos los que tienen que preocuparse por el país (que no es lo mismo que dijo aquel). Tú, libérrimo declarado, dices “Estar hasta los huevos de ser un siervo, y si uno viaja por la Europa decente se puede dar cuenta de que los niveles de humanismo, civismo, cultura y bienestar resultan envidiables….”, no sé, no sé, yo no he encontrado esa Europa, seguiré intentándolo: debes de tenerla mu trillada para hablar con esa rotundidad.

Termino como siempre con buen humor (¡Huy!, joé, que llevo con esto una hora de reló pa redondearlo): ¡Ay, tu ego!, me he sonreído con eso de que llevas veinte años sin ver la televisión (excepto los partidos del Atleti) y que eso te ha incrementado notablemente el coeficiente intelectual: yo no creo que merezcas por ello ninguna condecoración, pero deberías patentar los porqués: ¿no habíamos quedado, con Borges, que tú a los catorce años tenías la misma capacidad intelectual que ahora?, jejeje, debes referirte (en clave) al coeficiente de la frecuencia…..…, Pedro: no te enfades, hombre, tómate un Legendario a mi salud; te mando como siempre afecto a raudales y a cuenta del mucho que te debo.

Este que lo es, tu primo.