LA HABA: Que bien lo explica, Leganés. Lo de las puertas falsas,...

LAS PUERTAS FALSAS, testigos de vida, presagios de muerte.

En aquel tiempo, cuando los viejos eran una dignidad y no una carga -en vida de los entrañables postigos- cada puerta falsa tenía su viejo y cada viejo su puerta falsa. Algunas resistieron vivas los envites del tiempo, otras fueron cerradas por los estragos de la emigración, y también las hubo que, sobreviviendo a esta contingencia, fueron reabiertas por sus antiguos dueños: unos devueltos por los años, o la enfermedad, y otros empujados por las crisis que en el mundo han sido. El hecho es que las puertas falsas tuvieron en La Jaba un nuevo esplendor hace unos cuantos años.

Mi calle, a la que desde siempre llamamos “del Hospital”, es extraordinariamente rica en puertas falsas. A diferencia de las del resto del pueblo, solo tiene una acera de casas; mejor dicho, los números impares son puertas principales y los pares no existen por tratarse de traseras de corrales que abren con sus puertas falsas; es verdad que en su desembocadura por la calle Iglesia ya alumbran un par de casas nuevas nacidas de corrales antiguos, pero sigue siendo una calle singular: tiene puertas falsas frente a sus puertas principales, y aluego tiene las “verdaderas” puertas “falsas” que le son propias a su espalda, las que dan al Altozano: ese lugar mágico donde la belleza de la luna llena -en su amanecer nocturno- tiene eclipsada la del sol en sus atardeceres (aviso para navegantes fotográficos).

Y sobre las puertas falsas de mi calle vengo yo a relatar esta noche. Y es mu triste mi reflexión; no han corrido la misma suerte que los fenecidos postigos, puesto que siguen ahí, todavía, casi todas vivas: ¡PERO MUCHAS NO SE ABREN!, o se abren con menos frecuencia. Y no se abren porque las puertas falsas ya no tienen sus viejos, los viejos que me precedieron, los mismos a los que tengo yo que coger el testigo, abriendo o no mi puerta falsa. En unos años, solitaria, con aparente lentitud, mu silente, con su afilado jocino -unas veces por la calle Iglesia, otras por la virgen del Carmen- ha irrumpido esa sombra blanca vestida de negro questá cerrando, poco a poco, las puertas al Altozano. Alguna tarde del pasado verano, el corazón se me aceleraba al pasar lista a los viejos de la calle; no de memoria, sino esperando a ver la apertura de cada puerta falsa por su viejo correspondiente y a la hora de costumbre: porque no hubiera sido la primera vez que al doblar de las campanas, como un mal presagio, le precediera la simple alerta de que una puerta no se abrió a su hora.

Y yo, que quiero añadirme muchos años -siempre que esté vivo en vida- no puedo evitar estremecerme al pensar que voy a viajar en unos días para ejercer la liturgia jabeña de abrir la puerta falsa, porque el viejo más viejo que puede abrirla ahora….., soy yo. Esa es mi puerta falsa y yo soy su viejo desde hace un par de meses, luego de que nos visitara esa maldita e inquietante sombra que no cesa.

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(Gloria pa tós los que dejaron un hueco en cada una de las casas de la calle: para mi inolvidable Josefa de Valentín “la Cope”; Victoriano “Ojo pipa” el de la Candelilla; Nemesio Pérez “Bocalano” y “Abuelo”, y su entrañable esposa Ana; Rafael “El practicante” (no jabeño), antes casa de otro Rafael, el apodado “Tartaja”; Manuel “Bonito “el de Alejo”; Leocadia “La Lupa”; mi querida Rosa “de Sergio”; Ana “la del Mantero”; la Candela “de Carrí” y Mariano “el de tía Feliciana la de los garbanzos al mojo”; La Ramona y la Gumersinda “de Ángel Pejiguera”; José Trejo “Tacones”; Luis “Amelgó” y su señora Carmen; Alonso Pajuelo “el de la Peorra”; Julián Pérez “Bocalano” y “Coco”; Jacinto Osorio “el de Candelo el Rojo”; y Joaquín “Carril”, cómo olvidarlo, questaba en la esquina antes que “Casablanca” llegara, los vecinos del alma, que ya no abren sus puertas falsas, q. e. p. d. todos).

Un abrazo a to el jabeñerío.
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Que bien lo explica, Leganés. Lo de las puertas falsas, normal mente era por donde los críos salíamos por ellas para jugar al lejío. Yo me recuerdo que las puertas falsas de la calle Peligro. Ahora es una de las calles mas principales y es igual que una avenida por donde va sus terrada la arrollo y hay donde todos los niños jugabamos en la rollo. Una pregunta José Trejo Tacones, es el que vivia en la calle Peligro que eran muchos hermano. un abrazo paratodos
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
No, RRLGD, no: José Trejo "Tacones", q. e. p. d., fallecido hace dos años, estaba casado con la Sacramento de la calle de la Perra, "la Sacramentillo" la llamamos cariñosamente, matrimonio que después compraría la casa de Domingo "el Corcho" (familia de Claudio "Panblanco", que emigraron pa Cádiz), ¿te acuerdas?, casa questá en la calle Hospital, a dos números de la mía por cierto. Al que tú te refieres, es sobrino de este, se llama también José Trejo (es de tu edad, unos 66, jejeje), hermano de ... (ver texto completo)