¡ABURRILE, ABURRILE, ABURRILE!
Al contrario que la exclamación “ ¡Arrebatuña!”, que recuerdo con alborozo, la voz imperativa “ABURRILE” -perla jabeña donde las haya- la asocio a momentos ciertamente amargos. Sí, porque antes que apareciera el barbarismo “bullying”, la mala leche infantil ya hacía estragos en aquellos recreos de leche americana y queso holandés que nos dispensaba el Difunto.
Cuando se quería ignorar, avergonzar o humillar a alguien, aburriéndolo a gritos, el grupo abucheaba al excluido coreando a gritos el “ ¡Aburrile!, ¡aburrile!, aburrile!”, hasta que la víctima, ante la superioridad del grupo, sempequeñecía rendido y humillado por “aburrimiento”. Esto era mu cruel: nadie entonces supo evaluar el daño que esa matonería infantil iba a infligirnos mucho más allá de la escuela y de la adolescencia. Fue mi caso el día que me cagué en la escuela, como ya tengo reiterado aquí y en otros foros que me cobijan.
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Mu buenas noches a to el jabeñerío.
Al contrario que la exclamación “ ¡Arrebatuña!”, que recuerdo con alborozo, la voz imperativa “ABURRILE” -perla jabeña donde las haya- la asocio a momentos ciertamente amargos. Sí, porque antes que apareciera el barbarismo “bullying”, la mala leche infantil ya hacía estragos en aquellos recreos de leche americana y queso holandés que nos dispensaba el Difunto.
Cuando se quería ignorar, avergonzar o humillar a alguien, aburriéndolo a gritos, el grupo abucheaba al excluido coreando a gritos el “ ¡Aburrile!, ¡aburrile!, aburrile!”, hasta que la víctima, ante la superioridad del grupo, sempequeñecía rendido y humillado por “aburrimiento”. Esto era mu cruel: nadie entonces supo evaluar el daño que esa matonería infantil iba a infligirnos mucho más allá de la escuela y de la adolescencia. Fue mi caso el día que me cagué en la escuela, como ya tengo reiterado aquí y en otros foros que me cobijan.
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Mu buenas noches a to el jabeñerío.