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La cosa es, Paco, que las dos plazas -entre comuniones, bodas y procesiones- han debido estar bastante concurridas: aluego dicen que los curas no trabajan, el jabeño debe estar que no se ve las manos siendo el manijero como es de todo ello.
Jejeje, hace muchos años las comuniones se hacían de largo o de corto; las bodas de sillas o de mesas; y las procesiones tenían dos filas, una de mujeres y otra de hombres: en estos eventos y menesteres -todos ellos prescindibles- se diría que el paso del tiempo nos ha igualado bastante, casi del todo si no fuera por el importe distinto de los fastos.
Con lo de la procesión del Corpus, me ha venido a la memoria aquella industria infantil que teníamos los jabeñitos para manufacturar látigos de juncia. Era cosa hermosa aquella tarea: escoger y acarrear los juncos más dúctiles, moldear una rígida y agradable empuñadura y conseguir aquella larga, elástica y bellísima trenza verde, jejeje, era tan placentero…., y si lograbas hacerlo restallar con aquel ruido seco y sonoro, rozabas el cielo.
“Si tu padre no me quiere para ti porque no sé segar, que te case con la máquina de la señá Amelia, que siega y ata”; el otro día (bueno, era ya de noche) me sonreí al recordar esta sentencia magaceleña, cuando estuve conversando con el conductor de una cosechadora que dio cuenta en un santiamén de un par de fanegas de trigal en la falda del cerro por el que suelo caminar: ver trabajar la máquina con los focos de luz encendidos, es un alarde de mecánica y electrónica, y la pericia del maquinista…., sencillamente espectacular. La cosecha de hogaño, gracias a las mínimas lluvias de abril, creo que ha sido excelente, cómo me alegro por los sufridos labradores.
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P. D. Las comuniones se celebran en domingo, y hay gente que se queja (?).
Jejeje, hace muchos años las comuniones se hacían de largo o de corto; las bodas de sillas o de mesas; y las procesiones tenían dos filas, una de mujeres y otra de hombres: en estos eventos y menesteres -todos ellos prescindibles- se diría que el paso del tiempo nos ha igualado bastante, casi del todo si no fuera por el importe distinto de los fastos.
Con lo de la procesión del Corpus, me ha venido a la memoria aquella industria infantil que teníamos los jabeñitos para manufacturar látigos de juncia. Era cosa hermosa aquella tarea: escoger y acarrear los juncos más dúctiles, moldear una rígida y agradable empuñadura y conseguir aquella larga, elástica y bellísima trenza verde, jejeje, era tan placentero…., y si lograbas hacerlo restallar con aquel ruido seco y sonoro, rozabas el cielo.
“Si tu padre no me quiere para ti porque no sé segar, que te case con la máquina de la señá Amelia, que siega y ata”; el otro día (bueno, era ya de noche) me sonreí al recordar esta sentencia magaceleña, cuando estuve conversando con el conductor de una cosechadora que dio cuenta en un santiamén de un par de fanegas de trigal en la falda del cerro por el que suelo caminar: ver trabajar la máquina con los focos de luz encendidos, es un alarde de mecánica y electrónica, y la pericia del maquinista…., sencillamente espectacular. La cosecha de hogaño, gracias a las mínimas lluvias de abril, creo que ha sido excelente, cómo me alegro por los sufridos labradores.
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P. D. Las comuniones se celebran en domingo, y hay gente que se queja (?).