LA HABA: No es por nada pero a mí me salen unos pinchos morunos...

No es por nada pero a mí me salen unos pinchos morunos riquísimos. Viene esto a cuento porque el otro día me encontré con una querida amiga en un comercio jabeño quien, después de un hermoso beso, mespetó: “Prefiero que pongas una receta de cocina a que cuentes un crimen”. Y uno –questá pa entretener y agradar- recoge el guante y lo hace con mucho gusto; además yo soy un cocinilla de siempre y mencantan las cocinas, lugar peligroso donde los haya si en ellas hay mujeres, porque: “Hombres en la cocina, calentura contina”. En fin, sin más circunloquios, ahí va la receta:

-Ancá Kiriki se compra un kilo y cuarto de cabezal de lomo de cerdo, se le quita la grasilla y se parte en cubitos de carne del tamaño de una castaña, se echan los trocitos en un barquito o en un plato grande y jondo: y que se jodan y esperen.

-En un almirez -un poquito grande- se corta a trocitos toda una cabeza de ajos, se machan hasta que se hagan una pasta: cuidado al machar que los trocitos saltan y sescapan como las pardillas vivas.

-Cuando los ajos estén hechos una pasta, se añade una cucharada sopera (bien repleta, eh) de especias para pinchos morunos, si no la tenéis auténtica (yo la suelo comprar a granel a un magrebí en el mercadillo) le compráis un bote a “El Único”, si no lo tiene que se dé los ojos con aceite y lo pida rápido, joé. Se revuelve bien revuelto con los ajos machados, presionando bien con la macha al fondo del almirez dándola vueltas, atornillándola al fondo, hasta conseguir que la pasta se torne del color amarillo de la especia.

-A continuación se vierten en el almirez doce cucharas soperas de aceite de girasol (sí, de girasol), y se revuelve todo de nuevo con la jodía macha: y se consigue una masa pastosa de color amarillo que, con mucho cuidado para no ponerse gimiendo, se vierte en el barquito donde tenemos la carne; se le da vueltas a todo el compuesto hasta empapar bien empapá la carne con la pasta.

-Yo le hecho tres pellizcos de sal, de uno en uno y removiendo cada vez que lo salo la carne empapada; luego se iguala la superficie con una cuchara para ponerla uniforme en el barquito y se mete éste en el frigorífico durante dos días.

-Al tercer día se meten los trocitos –de cinco en cinco- en las agujas correspondientes y se hacen dándoles vueltas despacito en una parrilla con su brasa de carbón ardiendo.

Está tirao, ¿no? Que no os cojan el pan debajo del sobaco: los moscones que vengan que traigan una botellita de vino, qué menos, que por los abusos vino la república.

Mu buenas noches a to el jabeñerío leyente,