Hay un proverbio popular que reza: “Vives mejor que un cura con dos parroquias”; y hoy (dando la razón a un genial paisano cuando me dice rotundo que “ algo pasa, Antonio, porque los curas clarean”), observo que muchos sacerdotes que cumplen la segunda parte del refrán, como pastores propios de las parroquias que se les confían, se traen mucho más trajín: por lo que no creo que vivan ahora mejor que antes, ya que la cura pastoral de las comunidades que les están encomendadas, les exige redoblar su esfuerzo en aras de cumplir las funciones de enseñar, santificar y regir a sus administrados, acorde con lo que el derecho canónico les exige.
Esta situación actual - ¿es el caso de nuestra parroquia?- que entiendo como bastante generalizada, contrasta con la que tengo en la memoria de cuando era chico: la plantilla eclesiástica de entonces (entre curas, sacristanes y monaguillos), la formaban nueve personas y el monjerío, aparte: tres curas, un sacristán y seis monaguillos. Más los refuerzos que se recibían en Semana Santa, por la Velá y en períodos de ejercicios espirituales, cuando era necesario -para dar abasto a las necesidades de tanta sotana, que no de la feligresía- abrir de par en par las puertas de las cuatro iglesias jabeñas (sí, cuatro). No mextraña que don Francisco Camisón, el cura más listo y campechano dentonces, se echara a un lao y le diera por beber y hacer migas en la famosa torre: cuya reparación actual es la que mestá removiendo recuerdos tan remotos, los mismos que me gustaría desgranar con vuestra ayuda en los próximos días.
Mu buenas noches a to el jabeñerío,
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Esta situación actual - ¿es el caso de nuestra parroquia?- que entiendo como bastante generalizada, contrasta con la que tengo en la memoria de cuando era chico: la plantilla eclesiástica de entonces (entre curas, sacristanes y monaguillos), la formaban nueve personas y el monjerío, aparte: tres curas, un sacristán y seis monaguillos. Más los refuerzos que se recibían en Semana Santa, por la Velá y en períodos de ejercicios espirituales, cuando era necesario -para dar abasto a las necesidades de tanta sotana, que no de la feligresía- abrir de par en par las puertas de las cuatro iglesias jabeñas (sí, cuatro). No mextraña que don Francisco Camisón, el cura más listo y campechano dentonces, se echara a un lao y le diera por beber y hacer migas en la famosa torre: cuya reparación actual es la que mestá removiendo recuerdos tan remotos, los mismos que me gustaría desgranar con vuestra ayuda en los próximos días.
Mu buenas noches a to el jabeñerío,
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Hola Leganés, claro que vale para todo y todos deberíamos tenerlo como principio, pues pienso que antes de pedir ayuda para moverlo, uno debe encontrarse tirando del carro o por lo menos arrimando el hombro.
Respecto a la participación más frecuente en el foro, tengo que decir que por suerte hoy en día, las tareas son largas y los días cortos. Si a esto le unimos que algunos no somos de verbo fácil, ni de retahilar adjetivos con facilidad, entenderás, que el escribir estas líneas, nos cuesta un buen rato aporreando teclas.
De todas formas he observado un fluir de temas y antiguos participantes, no sé si por la navidad, las elecciones, la iglesia o lo que sea, pero me he alegrado bastante.
Mi participación en este caso es en referencia al tema que tocas de los curas, que no digo que no se les exija redoblar su esfuerzo, que seguro lo hacen porque en todos lados aprietan, pero lo que desde mi punto de vista externo, noto que no rige con algunas de las funciones que sí ejercía antes y que vuelvo a repetir desde mi punto de vista, le enredaban más en la vida del pueblo, pues ya hace tiempo que el sacerdote, no imparte las clases de religión en el colegio las clases de catequesis son delegadas en catequistas que colaboran.
Al parecer, las funciones actuales de los párrocos van más destinadas a mantener la clientela habitual, sin molestar mucho fuera de de la parroquia, pero bueno.
Mis recuerdos más emotivos con respecto a sacerdotes que han pasado por el pueblo, se centran en dos, que no sé si será por casualidad pero ambos dejaron de ejercer.
Uno, por desgracia ya fallecido, Don Francisco, tuvo un efímero paso por el pueblo, pero dejó una impronta de energía y alegría que contagiaba y el otro, al que parece que mucha gente del pueblo a olvidado, si olvidado, no por no recordar su nombre, si no por dejar en el olvido el tesón y los niveles de unión, participación y logros que consiguió en el pueblo, que creo que difícilmente se van al volver a conseguir. Sí, se trata de Don Manuel, más conocido por “Donma”, persona de claro ejemplo, dada su menudez, de las personas que tienen mucho más debajo de tierra que lo que aparentan físicamente.
Tú Leganés, por encontrarte fuera del pueblo, no sé si quizás le llegaras a tratar, pero seguro que habrás oído de él, esta persona sí era de las que encendía la mecha, la lumbre, tiraban lo cohetes, arrimaban el hombro y si hacía falta se echaban el carro a cuestas. Por eso me da pena que caiga en el olvido y desde aquí quiera manifestar mi más sincero agradecimiento a esta persona que tanto hizo por el pueblo, sin ser jabeño.
¿O quizás sería por eso?......
Abrazos y ánimos para todos.
Antonio
Respecto a la participación más frecuente en el foro, tengo que decir que por suerte hoy en día, las tareas son largas y los días cortos. Si a esto le unimos que algunos no somos de verbo fácil, ni de retahilar adjetivos con facilidad, entenderás, que el escribir estas líneas, nos cuesta un buen rato aporreando teclas.
De todas formas he observado un fluir de temas y antiguos participantes, no sé si por la navidad, las elecciones, la iglesia o lo que sea, pero me he alegrado bastante.
Mi participación en este caso es en referencia al tema que tocas de los curas, que no digo que no se les exija redoblar su esfuerzo, que seguro lo hacen porque en todos lados aprietan, pero lo que desde mi punto de vista externo, noto que no rige con algunas de las funciones que sí ejercía antes y que vuelvo a repetir desde mi punto de vista, le enredaban más en la vida del pueblo, pues ya hace tiempo que el sacerdote, no imparte las clases de religión en el colegio las clases de catequesis son delegadas en catequistas que colaboran.
Al parecer, las funciones actuales de los párrocos van más destinadas a mantener la clientela habitual, sin molestar mucho fuera de de la parroquia, pero bueno.
Mis recuerdos más emotivos con respecto a sacerdotes que han pasado por el pueblo, se centran en dos, que no sé si será por casualidad pero ambos dejaron de ejercer.
Uno, por desgracia ya fallecido, Don Francisco, tuvo un efímero paso por el pueblo, pero dejó una impronta de energía y alegría que contagiaba y el otro, al que parece que mucha gente del pueblo a olvidado, si olvidado, no por no recordar su nombre, si no por dejar en el olvido el tesón y los niveles de unión, participación y logros que consiguió en el pueblo, que creo que difícilmente se van al volver a conseguir. Sí, se trata de Don Manuel, más conocido por “Donma”, persona de claro ejemplo, dada su menudez, de las personas que tienen mucho más debajo de tierra que lo que aparentan físicamente.
Tú Leganés, por encontrarte fuera del pueblo, no sé si quizás le llegaras a tratar, pero seguro que habrás oído de él, esta persona sí era de las que encendía la mecha, la lumbre, tiraban lo cohetes, arrimaban el hombro y si hacía falta se echaban el carro a cuestas. Por eso me da pena que caiga en el olvido y desde aquí quiera manifestar mi más sincero agradecimiento a esta persona que tanto hizo por el pueblo, sin ser jabeño.
¿O quizás sería por eso?......
Abrazos y ánimos para todos.
Antonio
Mu buenas tardes, Antonio. Me alegra verte por aquí, y ojalá te siga faltando tiempo -que no adjetivos, pues los tienes tan sobrados como la humildad- para hacerlo con más frecuencia: porque sería el mejor síntoma de que estás muy atareado en lo importante, sea laboral o doméstico, pues quien tiene trabajo y familia es un afortunado. Así que escribe poquito, que estás perdonao, pero escribe de vez en cuando, eh.
Yo a la Iglesia voy poco, la verdad, por no decirte que me llevan de la oreja, por lo tanto -no sintiéndola como necesaria- la observo a distancia a sabiendas de que, como la fe, puede ser refugio o asidero moral para mucha gente que en ella encuentra sosiego, consuelo, paz, esperanza o cualesquiera otras compensaciones espirituales, todo muy respetable. Entre los representantes de la Iglesia, personas de carne y hueso como nosotros, pues hay de todo como en la viña del Señor, pero yo los distingo en dos grandes grupos: los que enfocan su magisterio y la vida a conseguir la justicia y la felicidad en el Más Allá, y las personas que –sin olvidarse dello- se afanan, codo con codo, en mejorar la vida de las personas débiles en el más acá. Yo, quizá para mal, soy mu racionalista y no puedo sino estar con el bando segundo, sean curas o no.
En esos escritos con los que yo mentretengo y que tú conoces, alguna vez he hablado de los curas (y ya dije el otro día que voy a intentar debatir mucho más sobre lo eclesiástico en el futuro inmediato, por creerlo de interés: igual que los curas están tan interesados en todo lo que no lo es), en ellos esbocé la figura de dos párrocos que me dejaron una buena impronta, vistos muy a distancia, claro, y uno fue el tal “Donma”: en efecto, este supo pronto dónde había que estar. Y estoy seguro que, ya laico -lejos de abandonar su obra cristiana- habrá agrandado sin los hábitos su generosidad para con los demás.
De esto y muchas cosas más seguiremos hablando en el Foro. Desde el que ahora te mando un fuerte abrazo jabeño,
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Yo a la Iglesia voy poco, la verdad, por no decirte que me llevan de la oreja, por lo tanto -no sintiéndola como necesaria- la observo a distancia a sabiendas de que, como la fe, puede ser refugio o asidero moral para mucha gente que en ella encuentra sosiego, consuelo, paz, esperanza o cualesquiera otras compensaciones espirituales, todo muy respetable. Entre los representantes de la Iglesia, personas de carne y hueso como nosotros, pues hay de todo como en la viña del Señor, pero yo los distingo en dos grandes grupos: los que enfocan su magisterio y la vida a conseguir la justicia y la felicidad en el Más Allá, y las personas que –sin olvidarse dello- se afanan, codo con codo, en mejorar la vida de las personas débiles en el más acá. Yo, quizá para mal, soy mu racionalista y no puedo sino estar con el bando segundo, sean curas o no.
En esos escritos con los que yo mentretengo y que tú conoces, alguna vez he hablado de los curas (y ya dije el otro día que voy a intentar debatir mucho más sobre lo eclesiástico en el futuro inmediato, por creerlo de interés: igual que los curas están tan interesados en todo lo que no lo es), en ellos esbocé la figura de dos párrocos que me dejaron una buena impronta, vistos muy a distancia, claro, y uno fue el tal “Donma”: en efecto, este supo pronto dónde había que estar. Y estoy seguro que, ya laico -lejos de abandonar su obra cristiana- habrá agrandado sin los hábitos su generosidad para con los demás.
De esto y muchas cosas más seguiremos hablando en el Foro. Desde el que ahora te mando un fuerte abrazo jabeño,
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