LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 6)
LOS MEJORES TIEMPOS
Como dijimos más arriba esta zona perteneció durante tres años al Reino de León siendo Alfonso IX su monarca. Así, todo el territorio del desde entonces Priorato de Magacela, fue gobernado por la Orden de Alcántara. En la Fortaleza o Castillo se guareció un Comendador o alcaide que, bajo la supervisión del Maestre, ejerció los poderes eclesiástico, militar y judicial. Entretanto el Maestrazgo tenía su residencia en Alcántara (Cáceres).
A lo largo de los siglos XIII, XIV y XV el Priorato de Magacela fue creciendo en prestigio, mientras los demás de la Orden decaían e incluso iban desapareciendo. Cuando subieron al poder los Reyes Católicos, y con su boda se unieron Aragón y castilla, el Maestre de los Caballeros residía en Magacela.
Fue en estos siglos cuando fue apareciendo una aldea en el sitio de “la aba”, poblada por los agricultores de las tierras del Priorato. Allí encontraron cerca del lugar de su trabajo, un lugar apropiado para construir sus viviendas. Sirvieron de materiales las abundantes piedras de granito blando próximas al Arroyo, muchas de ellas bien cortadas para su menester.
Así surgieron los principios de algunas calles que después llamarían Arroyo, Juan Arias, Dos Pozos, Peña, Cantolugar, Cantarranas, Conde Campos, Peligros, etc.
También en estos tres siglos surgió una nueva aldea, con unas buenas huertas a lo largo de una hermosa cañada, que se llamaría “Aldea Nueva”. Aquel caserío, colocado al borde del camino romano de Mérida a Zaragoza, primero se llamó Porticulus, por ser la entrada en la Comarca de la Serena. Luego sucesivamente tomaría los nombres de Aldea Nueva, Aldea de los Freires, Villanueva de Magacela, para ser Villanueva de la Serena desde 1423.
Entre Magacela y Villanueva, La Haba tenía muchas y razonables esperanzas de prosperar. Religiosamente esta Aldea era atendida por un Párroco, Caballero de la Orden, nombrado por el Prior. Políticamente era gobernada por un Alcalde pedáneo dependiente del Prior, igualmente nombrado por el. Y el Prior ejercía personalmente el poder legislador y judicial.
Por aquellas fechas se proveyó a La Haba de un hermoso templo parroquial dedicado a San Juan Bautista, aunque sin la torre y sin la cúpula actual que fueron añadidas después.
Los siglos XIII, XIV y XV fueron pues los tiempos de la resurrección de la vieja “aba”, la primitiva aldea de los vetones lusitanos.
Así fue madurando el vecindario en el desarrollo de su vida cívica, hasta el punto de que un día, poco después de los Reyes Católicos, La Haba se haría independiente del Priorato, consiguiendo la exención, como más adelante veremos.
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 6)
LOS MEJORES TIEMPOS
Como dijimos más arriba esta zona perteneció durante tres años al Reino de León siendo Alfonso IX su monarca. Así, todo el territorio del desde entonces Priorato de Magacela, fue gobernado por la Orden de Alcántara. En la Fortaleza o Castillo se guareció un Comendador o alcaide que, bajo la supervisión del Maestre, ejerció los poderes eclesiástico, militar y judicial. Entretanto el Maestrazgo tenía su residencia en Alcántara (Cáceres).
A lo largo de los siglos XIII, XIV y XV el Priorato de Magacela fue creciendo en prestigio, mientras los demás de la Orden decaían e incluso iban desapareciendo. Cuando subieron al poder los Reyes Católicos, y con su boda se unieron Aragón y castilla, el Maestre de los Caballeros residía en Magacela.
Fue en estos siglos cuando fue apareciendo una aldea en el sitio de “la aba”, poblada por los agricultores de las tierras del Priorato. Allí encontraron cerca del lugar de su trabajo, un lugar apropiado para construir sus viviendas. Sirvieron de materiales las abundantes piedras de granito blando próximas al Arroyo, muchas de ellas bien cortadas para su menester.
Así surgieron los principios de algunas calles que después llamarían Arroyo, Juan Arias, Dos Pozos, Peña, Cantolugar, Cantarranas, Conde Campos, Peligros, etc.
También en estos tres siglos surgió una nueva aldea, con unas buenas huertas a lo largo de una hermosa cañada, que se llamaría “Aldea Nueva”. Aquel caserío, colocado al borde del camino romano de Mérida a Zaragoza, primero se llamó Porticulus, por ser la entrada en la Comarca de la Serena. Luego sucesivamente tomaría los nombres de Aldea Nueva, Aldea de los Freires, Villanueva de Magacela, para ser Villanueva de la Serena desde 1423.
Entre Magacela y Villanueva, La Haba tenía muchas y razonables esperanzas de prosperar. Religiosamente esta Aldea era atendida por un Párroco, Caballero de la Orden, nombrado por el Prior. Políticamente era gobernada por un Alcalde pedáneo dependiente del Prior, igualmente nombrado por el. Y el Prior ejercía personalmente el poder legislador y judicial.
Por aquellas fechas se proveyó a La Haba de un hermoso templo parroquial dedicado a San Juan Bautista, aunque sin la torre y sin la cúpula actual que fueron añadidas después.
Los siglos XIII, XIV y XV fueron pues los tiempos de la resurrección de la vieja “aba”, la primitiva aldea de los vetones lusitanos.
Así fue madurando el vecindario en el desarrollo de su vida cívica, hasta el punto de que un día, poco después de los Reyes Católicos, La Haba se haría independiente del Priorato, consiguiendo la exención, como más adelante veremos.