LA HABA: LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)...

LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 7)

SIGLO XVI

Don Juan de Zúñiga y Pimentel era bien mirado por los Reyes Católicos, quienes le propusieron para el Maestrazgo. Luego él renunciaría, dando así ocasión a que lo asumieran los Reyes, desapareciendo el Maestrazgo de la vida práctica de la Orden, como habían hecho con la de Santiago y Calatrava.
Don Juan quedó con el título de Prior de Magacela, único de la Orden y residente en Villanueva de la Serena.
Fue este Prior, último Maestre de la Orden de Alcántara, el que consiguió de los Reyes multitud de favores, sobre todo económicos. Pues él había renunciado al gran título y estaba intentando limpiar la Orden, que bien pudo ser calificada de “nido de gavilanes”. Consiguió aprobación y dinero para edificar el Palacio Prioral de Villanueva de la Serena, donde ahora viven las religiosas Concepcionistas Franciscanas de Clausura. Esta fue la sede la Orden desde 1504. Igualmente reparó el Castillo y la Iglesia de Magacela, así como otras iglesias parroquiales de los pueblos de su territorio. Tal vez la primera parte del templo parroquial de La Haba date de aquella época.
El Clero de entonces, Párroco y Coadjutor o Beneficiado, vivía de las rentas y capellanías de la Parroquia y Ermita, y de la dotación real.
Entonces el Priorato contaba con grandes extensiones de terreno dedicados a la labranza. Los colonos labradores vivían de la participación en los frutos, pero los administraba el Prior directamente. Los labradores eran, pues, colonos, no propietarios. Así vivían los habitantes de La Haba. También gozaban de la defensa y cobijo que les proporcionaban los soldados-frailes, lo cual fue más necesario al principio por las incursiones de los moros que robaban por afición a lo que había sido suyo.
Pronto fueron complicándose las cosas para una administración tan centralizada en el Prior, no siempre competente. Así surgió la idea de repartir encomiendas y otros títulos con anejos de fincas a favor de caballeros distinguidos. Fueron los feudos, condados y las célebres encomiendas. Los colonos solamente cambiaban de amo. El feudalismo era el distintivo de los tiempos, y todos lo aceptaban.
La lista de poblados empezó a disminuir. Pues al principio la componían, además de Magacela, La Coronada, Campanario, Cabeza del Buey, las dos Esparragosas (de Lares y de la Serena), Monterrubio, Peraleda del Zaucejo, Quintana, Villanueva de la Serena y La Haba.
Uno tras otro estos poblados fueron adquiriendo autonomía e independencia.
La Haba, por ejemplo, tiene el título de “villa” desde el 19 de enero de 1554. En que el Emperador Carlos necesitaba grandes sumas de dinero para sus empresas civiles y guerreras, y acordó el 18 de septiembre de 1552 conceder títulos o privilegios de hidalguía a personas y nombramientos de villas para las aldeas. En nuestra Aldea celebraron reunión los nobles y hombres buenos con el Alcalde pedáneo, y decidieron solicitar la exención de Villanueva de la Serena. Abonaron en sus plazos la cifra exigida: 1.346.500 maravedíes. Y así Doña Juana y el Emperador concedieron el título y la exención solicitada. El documento (que se conserva en el Ayuntamiento de esta localidad) fue firmado en Valladolid a 19 de enero de 1554, por el Gobernador del reino, el Príncipe Don Felipe. Años más tarde, el 21 de marzo de 1666, fue confirmado por la Reina Gobernadora, Doña Mariana de Austria, madre y tutora de Carlos II.
Así La Haba, a partir de entonces, se vio con todas las facultades, usos, oficios y cargos que los demás territorios de la Orden. Nació, pues el Ayuntamiento de La Haba, que se organizó desde entonces como el de cualquier población exenta de la jurisdicción prioral.
El Gobernador del Reino equivalía a nuestro Ministro de la Gobernación (desde 1977 se llama Ministro del Interior). Y de él dependía la supervisión de la administración local. El Ayuntamiento debía tener y tuvo Alcalde Ordinario, Escribano y Concejo para su recto funcionamiento autónomo e independiente. Igualmente se señalaron los límites del término, cuyo aprovechamiento daría ocasión a varios pleitos que fueron finiquitados en Madrid.