LA HABA: LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)...

LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 8)

TÍTULOS PERSONALES

Los títulos de nobleza fueron igualmente comprados unos, y otros heredados. Así los Alcaldes eran nobles de estado y nombrados por Su Majestad. A partir de los tiempos de Isabel II, hasta hoy, el nombramiento de Alcaldes procede del Gobernador de la Provincia. Los escudos nobiliarios que figuran en determinadas fachadas de casas de La Haba pertenecen todos a nobles caballeros de la Orden de Caballería de Alcántara de los siglos XVII y XVIII, y son de los Condes y Regidores que hubo estos siglos.

Los Regidores Perpetuos fueron:

Don Juan Antonio Velarde Cabanillas.
Don José Severino Campos de Orellana.
Don Juan de Morales Arce y Reinoso Mexía y Dávila y Almanzor, que además era Conde Montalbán.
Don Pedro Campos de Orellana, hermano del Prior Don Juan Campos de Orellana, pero no el Conde.
Don Antonio Morales Arce y Reinoso.
Don Clemente de Granda y Campos.
Todos ellos del siglo XVIII.
La Haba ha tenido seis Regidores Perpetuos y dos condados, el citado de Montalbán y el de Campos de Orellana.
Los Condes de Campos de Orellana fueron: Don Pedro Nicomedes Campos de Orellana Calvo Pareja, Primer Conde Campos de Orellana, y que además era Caballero del Hábito de Alcántara, Cruz del Cristo de Portugal, Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos III, Diputado a Cortés y senador del Reino.
Su esposa se llamó Doña María del Carmen Calderón de la Barca y Calderón de la Barca.
Los Condes de Campos de Orellana fundaron y edificaron el Hospital-Asilo para los ancianos de la villa, y que fue entregado a las religiosas de la Tercera Orden Carmelita. El Conde murió el 4 de junio de 1887, y su esposa, el 13 de agosto de 1911. Sus restos están recogidos en sendos sepulcros junto a los de otros familiares, en los muros laterales de la preciosa Capilla de Hospital-Asilo.
Así mismo este bienhechor insigne de los ancianos de esta villa tiene dedicada una de las principales calles de la misma, que por él se llama “de Conde de Campos de Orellana”, siendo la más céntrica y desemboca en la Plaza Alta, dando vista a la fachada principal del Templo parroquial.
También hay en diversas fachadas de viviendas de esta villa ocho escudos, de granito o mármol, que son emblemas de los títulos que ostentaron los ilustres vecinos de esta villa del siglo XVIII.
Estos escudos poseen claras alusiones a la Caballería de Alcántara. Pertenecen a los Condes de Montalbán, y a los de Campos de Orellana, mientras que los otros tal vez correspondan a los títulos de Regidores.
Dejamos a la Heráldica el estudio detenido de estos emblemas o escudos de armas.

EL TEMPLO PARROQUIAL

Dedicado desde su fundación a San Juan Bautista, tiene una capacidad de casi quinientas personas. Su forma es casi de Cruz Latina, incluyendo la Capilla del Sagrario y la Sacristía. Está construido con piedra desigual, y cantería tallada los postes interiores y los contrafuertes de fuera. El pavimento también es de granito, pero actualmente esta cubierto de terrazos artificiales.
Fue edificado en tres tiempos:
El cuerpo principal ya existía en 1400. Tal vez se debe al Maestre Ruiz Vázquez o poco después. Esta parte primitiva llega desde la entrada del Baptisterio hasta la primera pareja de postes que sostienen la cúpula.
Después se añadió la torre, y algo después la Cúpula bajo la cual se halla el Presbiterio y el Altar, y las dos partes laterales que forman la cruz con el conjunto, a saber, la Sacristía y la Capilla del sagrario. Todo ello del siglo XVI, de los tiempos de los Reyes Católicos o después. Es de notar que en estas añadiduras se utilizó la cal.
Del interior no se conserva nada antiguo, pues todo fue pasado por el fuego en 1937. Solo se conservan algunos libros del Archivo, sobre todo las partidas sacramentales, cuyos nombres de Bautismo empiezan con el siglo XVII.
Pero es verdaderamente monumental la Pila del agua bautismal. Es una pieza semiesférica vaciada para el menester a que se le aplica, y por el exterior tiene numerosos labrados en relieve alusivos al Bautismo y a la Orden de Caballería de Alcántara. Debe ser del siglo XVII. En Magacela, y traída de la Mezquita-Iglesia del Castillo, se conserva otra igual.