LA HABA. AYER Y HOY (Breve ensayo de historia)
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 9)
LA ERMITA DE LA ANTIGUA
La devoción y, por tanto la Ermita y la Imagen de Santa María, ya existían en 1399 o 1400. Es la más antigua del Priorato, de ahí le viene el nombre que siempre se le dio. Dedicada a santa María como la del Zújar (del término de La Coronada), la de Piedraescrita (de Campanario) y la de Los Remedios (de Magacela), se le dice justamente Santa María de la Antigua.
La Ermita no era solo una Capilla en el campo, sino también una gran dehesa, y en ella tenían los vecinos de la villa su ganadería y campos de labor para vivir. La Ermita era el trabajo y medio de vida de estos vecinos.
Tras la exención de esta villa, y la creación de su Ayuntamiento, en 1573, se celebró en Madrid un Capítulo General de la Orden que acordó que la Ermita y sus bienes de La Haba se anejasen a la dignidad Prioral de Magacela, pues ya La Haba gozaba de administración independiente.
Esta Ermita, situada a nueve kilómetros del pueblo, estaba enclavada en dehesa de la Mesa Maestral, llamada entonces La Pared o “paredejas”, aludiendo al poblado antiguo en ruinas. Tales bienes significaban 20.300 maravedíes de censo, 150 fanegas y 15 celemines de sembradura, que rentaba 150 fanegas de trigo y 38 de cebada, y podía mantener la dehesa, con otra llamada de “Torralba” y sus ejidos, también 150 cabras y 12 puercos de cría en lo que no se labraba, todo con privilegio real, como del Maestrazgo, es decir, sin impuestos.
Pronto empezaron a protestar los vecinos de La Haba, entablándose uno de los pleitos más duros de los tiempos de la Orden. El encargado de hacer la información fue Don Luis Osorio, Gobernador de residencia del partido de la Serena. Se decidió que las cargas correrían por cuenta del Priorato en lo referente al culto religioso en la Ermita y en lo referente al servicio móvil de la finca, y, en igualdad de renta, los vecinos de La Haba serían preferidos a cualesquiera otros. Así los vecinos de La Haba no se vieron faltos de los habituales medios de vida.
Así quedó resuelto uno de los pleitos de mayor resonancia social que haya tenido la villa.
Otro asunto que ocasionó quejas y hasta algún pequeño pleito fue el voto popular que en Don Benito hizo en 1574 de ofrecer a la Virgen todos los años 30 libras de cera en velas. Las quejas se debieron a los retrasos con que muchas veces se cumplía dicho voto. Las velas eran usadas para lucir durante las Misas.
DESCRIPCIÓN DE LA ERMITA
Por las fechas de 1573, Torres y Tapia nos dejó esta descripción de la Ermita:
“Dimensiones y construcciones bastante artísticas y seguras para aquel tiempo y en despoblado. Su arco total y crucero es de cantería, pintados en sus espacios, en rojo, sierpes y flores blancas y negras, y era abovedada todo el cuadro de la Capilla. El coro estaba lucido en cantería falsa, y presentada en sus paredes unos escudos nobiliarios con una torre en campo dorado y encima de la torre unas aves negras. A la entrada, en la derecha, había pintado una salutación de Nuestra Señora, en madera; y en la pared junto al Altar Mayor, un San Antonio Abad. El Altar Mayor estaba guarnecido de azulejos y tenía un retablo con columnas y frisos dorados. Había las imágenes de Nuestra Señora, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Fabián y San Sebastián. La Imagen de Nuestra Señora era de piedra, con busto retocado de oro y con corona, como también el Niño. Estaba colocada en unas andas de madera con cuatro columnas doradas, y pintadas de color azul.
La Capilla era solo la parte abovedada; el resto era de techo artesonado en madera. Solo un altar más hubo en la Iglesia, pero por viejo lo mandó quitar el Prior. Tenía dos puertas cuyos pórticos de cantería parecían responder en lo artístico a la suntuosidad del edificio, con azacanes, pilares y adornos, en la tramontana un amplio portal corría sobre cinco pilares y antepechados de lo mismo.
Una hermosa torre de veinticinco escalones y tres campanas de arcos que data de 1560 o poco después. Tiene una casa y dependencias cómodas adosadas, santería, hospedería o casa de novenas, y posteriormente un gracioso Humilladero que completa la riqueza y vistosidad del conjunto”.
En 1853 fue construido un suntuoso Camarín, que tiene forma de cuadro y termina en techo de cúpula con tragaluz central. Esta decorado en su interior con adornos pintados al fresco y los doce apóstoles. En las esquina del arranque de la bóveda, y bajo la cornisa circular, se ven los cuatro Evangelistas. En el muro frente a la entrada, que se hace por escalera desde la Sacristía, se ve un gran cuadro mural de lienzo al óleo que representa al pastor de la leyenda viendo a la Virgen de pie sobre una roca junto a un pozo.
La Imagen de la Virgen esta colocada en un ventanal ostensorio de forma ojival, con pórtico de granito, repisa saliente también de granito, y un grueso cristal de una pieza empotrado tras las piedras para protegerla dejándola visible. Bajo el ventanal, en los laterales, hay otras dos repisas de piedra, útiles para adornos y cirios. En el muro y sobre las repisas laterales hay unos anagramas: el de Cristo Salvador y el Ave María. El Altar también es de cantería, separado del muro y sin retablo.
Toda esta decoración del Presbiterio fue construida en 1974.
Otro detalle significativo es la Verja de hierro forjado que abre el Cerro de la Ermita frente a la Capilla. No tiene ni un tornillo, ni una soldadura. Fue trabajada por el gran devoto de la Virgen Don Manuel Chamizo en 1926.
Una preciosa reliquia es la notable pila del agua de purificarse, colocada por dentro tras la puerta lateral, y hecha vaciando un pedestal romano de granito en el que se lee la inscripción:
B O N O
R E I P U
N A T O
Que significa: “Nacido para el bien de la República”, y debió ser traído de algún lugar próximo donde se levantase un monumento en memoria del anónimo buen ciudadano del año 588.
Queda observar los azulejos arábigos que adornan el Presbiterio por el pie de la barandilla, y que debieron ser traídos del derruido castillo de Magacela donde se ven otros iguales. Lo que significa que no pertenecen al original de la Ermita, pero que hubo un tiempo en que las autoridades de Magacela se interesaron por él.
AUTOR: Antonio Reseco González
AÑO: Junio de 1977
(Capítulo 9)
LA ERMITA DE LA ANTIGUA
La devoción y, por tanto la Ermita y la Imagen de Santa María, ya existían en 1399 o 1400. Es la más antigua del Priorato, de ahí le viene el nombre que siempre se le dio. Dedicada a santa María como la del Zújar (del término de La Coronada), la de Piedraescrita (de Campanario) y la de Los Remedios (de Magacela), se le dice justamente Santa María de la Antigua.
La Ermita no era solo una Capilla en el campo, sino también una gran dehesa, y en ella tenían los vecinos de la villa su ganadería y campos de labor para vivir. La Ermita era el trabajo y medio de vida de estos vecinos.
Tras la exención de esta villa, y la creación de su Ayuntamiento, en 1573, se celebró en Madrid un Capítulo General de la Orden que acordó que la Ermita y sus bienes de La Haba se anejasen a la dignidad Prioral de Magacela, pues ya La Haba gozaba de administración independiente.
Esta Ermita, situada a nueve kilómetros del pueblo, estaba enclavada en dehesa de la Mesa Maestral, llamada entonces La Pared o “paredejas”, aludiendo al poblado antiguo en ruinas. Tales bienes significaban 20.300 maravedíes de censo, 150 fanegas y 15 celemines de sembradura, que rentaba 150 fanegas de trigo y 38 de cebada, y podía mantener la dehesa, con otra llamada de “Torralba” y sus ejidos, también 150 cabras y 12 puercos de cría en lo que no se labraba, todo con privilegio real, como del Maestrazgo, es decir, sin impuestos.
Pronto empezaron a protestar los vecinos de La Haba, entablándose uno de los pleitos más duros de los tiempos de la Orden. El encargado de hacer la información fue Don Luis Osorio, Gobernador de residencia del partido de la Serena. Se decidió que las cargas correrían por cuenta del Priorato en lo referente al culto religioso en la Ermita y en lo referente al servicio móvil de la finca, y, en igualdad de renta, los vecinos de La Haba serían preferidos a cualesquiera otros. Así los vecinos de La Haba no se vieron faltos de los habituales medios de vida.
Así quedó resuelto uno de los pleitos de mayor resonancia social que haya tenido la villa.
Otro asunto que ocasionó quejas y hasta algún pequeño pleito fue el voto popular que en Don Benito hizo en 1574 de ofrecer a la Virgen todos los años 30 libras de cera en velas. Las quejas se debieron a los retrasos con que muchas veces se cumplía dicho voto. Las velas eran usadas para lucir durante las Misas.
DESCRIPCIÓN DE LA ERMITA
Por las fechas de 1573, Torres y Tapia nos dejó esta descripción de la Ermita:
“Dimensiones y construcciones bastante artísticas y seguras para aquel tiempo y en despoblado. Su arco total y crucero es de cantería, pintados en sus espacios, en rojo, sierpes y flores blancas y negras, y era abovedada todo el cuadro de la Capilla. El coro estaba lucido en cantería falsa, y presentada en sus paredes unos escudos nobiliarios con una torre en campo dorado y encima de la torre unas aves negras. A la entrada, en la derecha, había pintado una salutación de Nuestra Señora, en madera; y en la pared junto al Altar Mayor, un San Antonio Abad. El Altar Mayor estaba guarnecido de azulejos y tenía un retablo con columnas y frisos dorados. Había las imágenes de Nuestra Señora, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Fabián y San Sebastián. La Imagen de Nuestra Señora era de piedra, con busto retocado de oro y con corona, como también el Niño. Estaba colocada en unas andas de madera con cuatro columnas doradas, y pintadas de color azul.
La Capilla era solo la parte abovedada; el resto era de techo artesonado en madera. Solo un altar más hubo en la Iglesia, pero por viejo lo mandó quitar el Prior. Tenía dos puertas cuyos pórticos de cantería parecían responder en lo artístico a la suntuosidad del edificio, con azacanes, pilares y adornos, en la tramontana un amplio portal corría sobre cinco pilares y antepechados de lo mismo.
Una hermosa torre de veinticinco escalones y tres campanas de arcos que data de 1560 o poco después. Tiene una casa y dependencias cómodas adosadas, santería, hospedería o casa de novenas, y posteriormente un gracioso Humilladero que completa la riqueza y vistosidad del conjunto”.
En 1853 fue construido un suntuoso Camarín, que tiene forma de cuadro y termina en techo de cúpula con tragaluz central. Esta decorado en su interior con adornos pintados al fresco y los doce apóstoles. En las esquina del arranque de la bóveda, y bajo la cornisa circular, se ven los cuatro Evangelistas. En el muro frente a la entrada, que se hace por escalera desde la Sacristía, se ve un gran cuadro mural de lienzo al óleo que representa al pastor de la leyenda viendo a la Virgen de pie sobre una roca junto a un pozo.
La Imagen de la Virgen esta colocada en un ventanal ostensorio de forma ojival, con pórtico de granito, repisa saliente también de granito, y un grueso cristal de una pieza empotrado tras las piedras para protegerla dejándola visible. Bajo el ventanal, en los laterales, hay otras dos repisas de piedra, útiles para adornos y cirios. En el muro y sobre las repisas laterales hay unos anagramas: el de Cristo Salvador y el Ave María. El Altar también es de cantería, separado del muro y sin retablo.
Toda esta decoración del Presbiterio fue construida en 1974.
Otro detalle significativo es la Verja de hierro forjado que abre el Cerro de la Ermita frente a la Capilla. No tiene ni un tornillo, ni una soldadura. Fue trabajada por el gran devoto de la Virgen Don Manuel Chamizo en 1926.
Una preciosa reliquia es la notable pila del agua de purificarse, colocada por dentro tras la puerta lateral, y hecha vaciando un pedestal romano de granito en el que se lee la inscripción:
B O N O
R E I P U
N A T O
Que significa: “Nacido para el bien de la República”, y debió ser traído de algún lugar próximo donde se levantase un monumento en memoria del anónimo buen ciudadano del año 588.
Queda observar los azulejos arábigos que adornan el Presbiterio por el pie de la barandilla, y que debieron ser traídos del derruido castillo de Magacela donde se ven otros iguales. Lo que significa que no pertenecen al original de la Ermita, pero que hubo un tiempo en que las autoridades de Magacela se interesaron por él.