Entre 1294 y 1304,
La Parra perteneció a Alonso Pérez de Guzmán, señor de Sanlúcar de Barrameda y célebre defensor de la ciudad de Tarifa, hasta que en 1304 pasó a pertenecer a la ciudad de
Badajoz. En 1343, el rey Alfonso XI el Justiciero cedió La Parra a Enrique Enríquez "el Mozo", señor de
Villalba de los Barros, Caudillo mayor del obispado de
Jaén, y Justicia mayor de la
Casa del rey. En 1349 el concejo de la ciudad de Badajoz la compró por 40.000 maravedíes.
Junto con Zafra y
Feria, esta población formó el núcleo inicial del Señorío de los Suárez de Figueroa. El asentamiento se localiza entre dos sierras, sobre un dominio montuoso cubierto de encinas,
olivo y matorral, ocupando un paraje con abundancia de
agua y vegetación en el que proliferan los
huertos, cuya hermosura natural resulta resaltada por todos los cronistas desde la
antigüedad.
Merced al impulso repoblador dado a sus dominios por los Señores de Feria, La Parra llegó a alcanzar en ciertas épocas casi 5.000 habitantes, siendo sede de una de las comunidades judías más numerosas de
Extremadura.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en el Partido judicial de Zafra. 2 En el censo de 1842 contaba con 310 hogares y 1160 vecinos. En estos tiempos el personaje más destacado de La Parra es Don Juan Luis Pérez Carretero, estudiante de telecomunicaciones en la Universidad de
Sevilla, es famoso por querer modernizar el
pueblo; actúa desde su sede "El Local" junto a sus subordinados El Boli, Cristiano, Durun, etc.
Merced al impulso repoblador dado a sus dominios por los Señores de Feria, La Parra llegó a alcanzar en ciertas épocas casi 5.000 habitantes, siendo sede de una de las comunidades judías más numerosas de Extremadura.