Aunque de una forma oficiosa la mayor parte de la numismática de la ceca de Dipo ha surgido en las tierras de
Lobón, el término cuenta con importantes asentamientos que datan desde el Mesolítico (La Pijotilla) hasta nuestros días, sin intervalos de despoblamiento. El actual Lobón está asentado sobre restos prerromanos, las obras de la
iglesia arrojaron elementos tectónicos y decorativos, así como numismáticos que partiendo de la mítica Dipo, abarcaban hasta el periodo neocalifal. Todo ello está latente y físicamnete ponderable, carece de rigor histórico al no haber sido nunca objeto de investigación. En su
calle principal existe un
escudo heráldico (
piedra armera) cuartelado 1º en plata, un
árbol en sinople con
león rampamte coronado y armado, 2º
castillo real acostado con dos
flores de lis a cada lado, 3º un tronco puesto en barra acompañado de cuatro roeles, 4º cuartelado con cinco calderos en sable con bordura de aspa, pertenenciente a la
familia de los Fernández Cano, hoy en la
casa del Duque de
Feria.
Lo que conocemos sobre sus antecedentes documentados, tras su ocupación a los árabes por los cristianos en el siglo XIII y su posesión inicial por los templarios, es que el núcleo se integró en la Orden de Santiago dentro del Partido de Mérida, como cabeza de una Encomienda de la que dependían
Montijo, La Alguijuela -
Torremayor- y Puebla del Rubio -
Puebla de la Calzada-. A mediados del siglo XVI Felipe II vendió la villa a doña Elvira de Figueroa, Condesa de Montijo, integrándose después en la casa de Medinacelli. Las crónicas antiguas identifican el enclave con la antigua Lycón griega o
romana en la que, según la
tradición, los lusitanos destruyeron en el año 188 a. C. la legión del Cónsul Lucio Emilio. Tal localización no ha podido ser establecida, sin embargo, pese a que Madoz señale incluso como
romanos los restos del castillo que aún se mantenían en pie en esta localidad a mediados del siglo pasado. Tampoco la presencia de un
monasterio o población visigoda ha podido ser confirmada. Una fortaleza de época árabe que se identifica con la de Lobón es mencionada por el cronista El-Idrisi en el siglo XII. El bastión, primitivamente de adobe y más tarde reconstruido en piedra por los cristianos, cuyo origen parece conectarse con la rebelión de Ibn Marwan, el renegado emeritense fundador de
Badajoz, desempeñó importante papel en esa época en las luchas entre Giraldo sem Pavore, llamado el Cid portugués, y los almohades del reino de Badajoz; en las campañas de Alfonso IX y los santiaguistas en el siglo XIII; en las hispanolusas del XIV, y en las de Isabel la Católica contra Juana la Beltraneja en el XV, tras cuya batalla de la Albuera de Mérida se estableció en este punto un
hospital. Aunque muy maltrecho, el estratégico castillo aún se mantenía operativo durante la guerra con
Portugal del siglo XVII. Después entró en fase de deterioro hasta desaparecer prácticamente por completo. A principios de la centuria actual tan sólo perduraban de la vieja fortificación algunas
ruinas, sobre las que finalmente se levantaron otras construcciones, de manera que de la fortaleza no queda hoy sino la memoria de su existencia en el punto más elevado de la población, no lejos de la iglesia.