El templo fue erigido cuando la fundación de la ciudad a finales del siglo I a. C., en época del emperador César Augusto, por lo que es uno de los
edificios más antiguos de la colonia
romana. Construido con
roca granítica, su estructura sigue la de otros edificios religiosos grecorromanos, pues es un templo de planta rectangular, períptero (es decir, rodeado de
columnas) y con un
pórtico hexástilo (seis columnas en su frente). En el siglo XVI se construyó en la cella, la sala interior del templo, el
Palacio del Conde los Corbos, un inmueble que en parte ha asegurado la pervivencia de la obra romana. Este palacio tiene
portada,
ventanas y una doble galería de estilo renacentista para cuya construcción se aprovecharon materiales
romanos y visigodos. En dos de sus ventanas se aprecian detalles decorativos de gusto mudéjar.