Erigido en el 8 a. C. como atestiguan las inscripciones halladas en sus tribunas, el Anfiteatro sirvió de escenario para espectáculos muy populares: los
juegos de gladiadores, las
cacerías de fieras y la lucha entre animales salvajes en escenarios artificiales que recreaban bosques, selvas con
lagunas o desiertos, todo ello sobre las grandes tarimas de madera que formaban la arena. La cabida aproximada de este coso gigantesco era de entre quince y dieciséis mil espectadores. Contiguo al
Teatro, está separado de él por una calzada que circunda ambos
edificios. Con más pobreza de medios, este
edificio se alzó de manera similar a la del Teatro y, como aquel, es
fruto de diversas fases. Para abaratar costes, parte del graderío se asentaba sobre cajas de
fábrica rellenas de tierra fuertemente apisonada. Los paramentos eran de
piedra del lugar bien desbastada. En ocasiones las tongadas de los paramentos se igualaban con verdugadas de ladrillo. En los
arcos de los vanos de acceso, se utilizaban sillares presentando el característico almohadillado de época augustea.