La construcción de
teatros en la Antigua Roma respondía más a intereses políticos que a los gustos del
pueblo romano, que prefería acudir al
circo a ver carreras de
carros y al anfiteatro a ver combates entre gladiadores y animales. Desde el
teatro la autoridad realizaba una eficiente propaganda de ella misma y del modo de vida romano, tanto a través de la majestuosidad del
edificio y su decoración como de los
mensajes que desde su escenario se podían transmitir. La construcción del teatro emeritense se proyectó junto con la del adyacente anfiteatro en el momento de fundación de la ciudad
romana. Varias lápidas inscritas indican que el cónsul Marco Vipsanio Agripa, patronus coloniae, fue el patrocinador de la obra y que ésta se inauguró entre los años 16 y 15 a. C. Estos
edificios de espectáculos no podían faltar en una colonia romana, creada además con magnificencia para servir de instrumento de romanización. Marco Vipsanio Agripa fue un importante general y político romano. Fue
amigo íntimo, colaborador, general y encargado de los asuntos
militares de Octaviano, el futuro emperador César Augusto. También fue el responsable de muchos de los éxitos militares de Octaviano, entre los que destaca la victoria naval de la batalla de Accio contra Marco Antonio y Cleopatra VII de
Egipto. Se llama romanización al proceso de asimilación cultural que tuvo lugar en la mayor parte de Europa occidental y los Balcanes en la
Antigüedad, por el cual numerosas regiones bajo el poder político de Roma adoptaron sus instituciones,
costumbres, organización social y su lengua. El proceso tuvo lugar en el imperio de Trajano que lo aplicó después de haber conquistado nuevas tierras, entre los años 98 a 117 y en diferentes regiones se dio en momentos diferentes.