El topónimo de
Mérida deriva del latín Emerita, con un significado de jubilada o veterana. Es parte del nombre que recibió la ciudad tras su fundación por el emperador Augusto en 25 a. C., Augusta Emerita, colonia en la que se instalaron soldados veteranos o eméritos. La toponimia u onomástica geográfica es una disciplina de la onomástica que consiste en el estudio etimológico de los nombres propios de un lugar. El término «toponimia» deriva etimológicamente del griego τόπος y ὄνομα. El latín es una lengua de la rama itálica de la
familia lingüística del indoeuropeo que fue hablada en la Antigua Roma y, posteriormente durante la Edad Media y la Edad Moderna, y llegó a la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua científica hasta el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de la península itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio. Augusto fue el primer emperador
romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C., año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la
historia. La Colonia Iulia Augusta Emerita fue una antigua ciudad
romana fundada en el año 25 a. C. por el legado Publio Carisio por orden de Augusto para asentar a los soldados licenciados (eméritos) de las legiones X Gemina y V Alaudae que habían combatido en las guerras cántabras. Desde ca. 15 a. C. fue la capital de la nueva provincia hispana de Lusitania, y, desde fines del siglo III, la capital de la Diócesis de Hispania. Estuvo adscrita a la tribu Papiria.