Idéntica composición se repite en las seis sucintas lecturas hagiográficas de los breviarios locales en rito
romano durante la Baja Edad Media al extraerse los datos y formas de los antiguos legendarios. Así se constata en el Breviario Pacense (1529) y Evorense (1549). A partir de Trento las lecturas hagiográficas del II
Nocturno se inspiran más en la antigua Passio, según se lee en el Códex santiaguista (1572), Apendix Hispanus (siglo xvii) y los propios diocesanos según la reforma de Pío X (1917). Por último, los falsos cronicones de los siglos xvi y xvii aumentan las brumas de la leyenda. Bernabé Moreno de Vargas señala el suplicio dentro de la ciudad, donde hoy está el mal llamado “hornito de
Santa Eulalia”. El año 1617 reedificó este hornito, y por la proximidad a la basílica se creyó que era el lugar del suplicio. El obelisco de la Santa Eulalia y el humilladero (1612) conservan su memoria.