La sede arzobispal de
Mérida: La ciudad de Arlés, situada en el sur de la Galia
Romana acogió varios concilios o sínodos conocidos como Concilium Arelatense en la
historia de la
Iglesia cristiana. Estos concilios no se consideran representativos de la totalidad de la cristiandad, por lo que no se citan como Concilios Ecuménicos oficiales. El Edicto de Milán, conocido también como La tolerancia del cristianismo, fue promulgado en Milán en el año 313 y en él se establecía la libertad de religión en el Imperio
romano, dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente los cristianos. El edicto fue firmado por Constantino I el Grande y Licinio, dirigentes de los imperios
romanos de Occidente y Oriente, respectivamente. Flavio Valerio Aurelio Constantino fue emperador de los romanos desde su proclamación por sus tropas el 25 de julio de 306, y gobernó un Imperio romano en constante crecimiento hasta su muerte. Se le conoce también como Constantino I, Constantino el Grande o, en la Iglesia ortodoxa, las
Iglesias ortodoxas orientales y la Iglesia católica bizantina griega, como
san Constantino. Idacio de Mérida o simplemente Idacio fue obispo de Mérida después de Florencio según lo escrito por San Sulpicio Severo en la parte final de su «Historia». Por lo que respecta a los obispos de
España hay pequeñas diferencia de nombres según los diferentes ediciones pues a los que San Sulpicio llama «Idacio» e «Ithacio», en el «Chronicón de San Próspero de Aquitania» y en los escritos de San Isidoro aparecen como «Ithacio» y «Ursacio» Sin embargo Enrique Florez se decanta en favor de los nombres que da San Sulpicio pues la repetición de los mismos nombres apoya la tesitura de Florez. Además este autor se apoya en que en los escritos de San Jerónimo están escritos de la misma forma en la versión de «Sophronio» en griego donde se lee «Η´δατίς» e «Ιθατίς» para referirse a «Hidacii» o a «Ithacii». La conclusión es que debe tomarse como cierto el de Idacio. Es cierto que, si bien en algunas versiones vulgares de San Jerónimo aparecen los nombres de «Hylatii», «Hydiatii» o «Hilarii», Enrique
Flores asegura que debe estarse a lo que se dice en la versión más moderna de San Fabricio ya se lee en latín «Hydacii» o «Ithacii». Prisciliano de
Ávila fue un obispo galaico que, tras ser acusado de brujería y gnosticismo fue ejecutado junto a otros compañeros. Originó el movimiento ascético conocido como priscilianismo.