La cripta funeraria del siglo V al XVI. Los mausoleos construidos en el siglo IV en la necrópolis de
Santa Eulalia tuvieron que ser demolidos para construir la basílica. Pero la cripta del mayor de ellos se mantuvo como lugar de enterramiento dentro de la basílica. Poco después, a finales del siglo V, se abrió una sepultura en su
escalera para el "varón ilustre" Gregorio, que se aprovechó luego para Perpetua y el archidiácono Eleuterio, ya a comienzos del siglo VII, según nos informan las inscripciones de su tapa. En el año 1595 Dª Ana de Moscoso dedicó la cripta, entonces llamada "la
cueva del bienaventurado
San Martín" a su esposo Juan Mexía, caballero de la Orden de Santiago, decorandola con pinturas que representan la pasión de
Cristo, Santa Ana, San Juan y San Martín de Tours. Sabemos que la
bóveda de la cripta se conserva aún en el siglo XIX, cuando fue cortada porque sobresalía por encima del suelo de la
iglesia.