La construcción de
teatros en la Antigua Roma respondía más a intereses políticos que a los gustos del
pueblo romano, que prefería acudir al
circo a ver carreras de
carros y al anfiteatro a ver combates entre gladiadores y animales. Desde el
teatro la autoridad realizaba una eficiente propaganda de ella misma y del modo de vida romano, tanto a través de la majestuosidad del
edificio y su decoración como de los
mensajes que desde su escenario se podían transmitir. La construcción del teatro emeritense se proyectó junto con la del adyacente anfiteatro en el momento de fundación de la ciudad
romana. Varias lápidas inscritas indican que el cónsul Marco Vipsanio Agripa, patronus coloniae, fue el patrocinador de la obra y que ésta se inauguró entre los años 16 y 15 a. C. Estos
edificios de espectáculos no podían faltar en una colonia romana, creada además con magnificencia para servir de instrumento de romanización. El llamado Circo romano es una de las instalaciones más importantes de las ciudades
romanas. Junto con el teatro y el anfiteatro, forma la trilogía de grandes instalaciones destinadas a divertir al pueblo. Inspirado en los hipódromos y estadios griegos, pero de medidas mucho mayores que estos, el circo romano estaba destinado a carreras, espectáculos, y representaciones, que conmemoraban los acontecimientos del Imperio. Las carreras de cuadrigas eran uno de los
deportes más populares de la antigua Grecia y Roma. Solían ser peligrosas tanto para los aurigas como para los propios
caballos, quienes con frecuencia sufrían serias lesiones, llegando incluso a fallecer. Este
deporte generaba un fuerte entusiasmo en los espectadores comparable al actual interés por el automovilismo. Algunos de los aspectos de la organización de las carreras de carros se equiparaban a las actuales prácticas en deportes profesionales. En las carreras de carros, según el estilo romano, los equipos estaban formados por los diferentes grupos que la financiaban, compitiendo a veces por los servicios de los conductores más expertos. Estos equipos tenían un gran apoyo por parte de los espectadores, lo que en ocasiones provocaba disturbios entre los seguidores de los diferentes equipos. A veces los combates eran politizados, de modo que el deporte comenzó a ser algo más que las carreras en sí mismas y empezó a afectar al total de la población. Esto ayuda a explicar por qué los
romanos y más tarde los emperadores bizantinos tomaron el control de los equipos y designaron a varios funcionarios con objeto de supervisarlos. El deporte comenzó a perder importancia tras la caída del Imperio romano de Occidente, aunque sobrevivió durante un tiempo en el Imperio bizantino. Un anfiteatro, es un tipo de lugar público de la civilización romana, utilizado para acoger espectáculos y
juegos. Los más antiguos se construyeron en Etruria y Campania y datan de finales del siglo II a. C. Este tipo de edificio es una creación romana, y no tiene antecedentes ni en Grecia ni en Asia Menor. Un gladiador era un combatiente armado que entretenía al público durante la República y el Imperio romano en confrontaciones violentas contra otros gladiadores, animales salvajes y condenados a muerte. Algunos gladiadores eran voluntarios que arriesgaban sus vidas y su posición legal y social al presentarse en la arena. La mayoría eran menospreciados por ser esclavos, educados en duras condiciones, marginados socialmente y segregados incluso tras la muerte. Independientemente de su origen, los gladiadores ofrecían a los espectadores un modelo de la ética
militar de Roma y, al combatir o morir con dignidad, podían inspirar admiración y reconocimiento popular. Marco Vipsanio Agripa fue un importante general y político romano. Fue
amigo íntimo, colaborador, general y encargado de los asuntos
militares de Octaviano, el futuro emperador César Augusto. También fue el responsable de muchos de los éxitos militares de Octaviano, entre los que destaca la victoria naval de la batalla de Accio contra Marco Antonio y Cleopatra VII de
Egipto. Se llama romanización al proceso de asimilación cultural que tuvo lugar en la mayor parte de Europa occidental y los Balcanes en la
Antigüedad, por el cual numerosas regiones bajo el poder político de Roma adoptaron sus instituciones,
costumbres, organización social y su lengua. El proceso tuvo lugar en el imperio de Trajano que lo aplicó después de haber conquistado nuevas tierras, entre los años 98 a 117 y en diferentes regiones se dio en momentos diferentes.