Saludos,
Mi nombre es David Rodriguez Rodriguez, soy estudiante de veterinaria, tengo 25 anos de edad y vivo en Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Recientemente he vuelto de mis vacaciones de semana santa por tierras extremenas. Con motivo de los importantisimos yacimientos romanos pase tres maravillosos dias en Merida y en el Parque Natural de Cornalvo, paraje de gran belleza.
La noche del sabado 15 de abril, sabado de gloria, a las 23 horas me encontraba en la puerta de la iglesia de Santa Eulalia de Merida para ver la salida del Cristo resucitado. Por estas fechas, la parroquia se encuentra abarrotada de cientos de fieles curiosos y habitada por una pareja de ciguena blanca (ciconia ciconia) ademas de cernicalos primilla (ambas especies altamente protegidas). Momentos antes de la salida del Santo, estallaban en el aire chispeantes fuegos artificiales, lo que provoco la precipitada salida del nido del macho de ciguena y algunos primilla volando sin orientacion en la oscuridad de la noche. La hembra de ciguena permanecio echada, gesto ineludible de la existencia de una pollada en el nido. Las cenizas aun incandescentes y luminosas rozaban el nido constantemente ya que los malditos fuegos despegaban desde los pies del campanario. Tal amenaza de incendio en la intrincada estructura de palos del nido hizo levantarse y echarse 4 veces sucesivas a la hembra hasta que, presa del panico, decidio huir hacia la oscuridad.
Seguramente la gran situacion de estrés provocada por los fuegos artificiales que se tiraron hizo que las aves perdieran la nidada, ademas del peligro que corrian ellas mismas al poder resultar quemadas. Mediante este escrito quiero manifestar mi gran malestar e indignacion por la parroquia de Santa Eulalia de Merida al no tener en cuenta a los alados moradores de la casa del Senor. Creo justamente necesario que, en anos venideros, los fuegos artificiales despeguen desde un punto mas alejado del campanario, donde anidan importantisimas aves para nuestros ecosistemas y a la vez escasas y protegidas especies de nuestra fauna. Considero como un acto egoista y puramente vandalico el permitir y llevar a cabo tan grande atrocidad. Las aves no se merecen esa explosion pirotecnica de jubilo de los fieles. La iglesia de Santa Eulalia de Merida debe corregir semejante vergüenza.
(sean excusados acentos y enyes, cosas del teclado…).
Mi nombre es David Rodriguez Rodriguez, soy estudiante de veterinaria, tengo 25 anos de edad y vivo en Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Recientemente he vuelto de mis vacaciones de semana santa por tierras extremenas. Con motivo de los importantisimos yacimientos romanos pase tres maravillosos dias en Merida y en el Parque Natural de Cornalvo, paraje de gran belleza.
La noche del sabado 15 de abril, sabado de gloria, a las 23 horas me encontraba en la puerta de la iglesia de Santa Eulalia de Merida para ver la salida del Cristo resucitado. Por estas fechas, la parroquia se encuentra abarrotada de cientos de fieles curiosos y habitada por una pareja de ciguena blanca (ciconia ciconia) ademas de cernicalos primilla (ambas especies altamente protegidas). Momentos antes de la salida del Santo, estallaban en el aire chispeantes fuegos artificiales, lo que provoco la precipitada salida del nido del macho de ciguena y algunos primilla volando sin orientacion en la oscuridad de la noche. La hembra de ciguena permanecio echada, gesto ineludible de la existencia de una pollada en el nido. Las cenizas aun incandescentes y luminosas rozaban el nido constantemente ya que los malditos fuegos despegaban desde los pies del campanario. Tal amenaza de incendio en la intrincada estructura de palos del nido hizo levantarse y echarse 4 veces sucesivas a la hembra hasta que, presa del panico, decidio huir hacia la oscuridad.
Seguramente la gran situacion de estrés provocada por los fuegos artificiales que se tiraron hizo que las aves perdieran la nidada, ademas del peligro que corrian ellas mismas al poder resultar quemadas. Mediante este escrito quiero manifestar mi gran malestar e indignacion por la parroquia de Santa Eulalia de Merida al no tener en cuenta a los alados moradores de la casa del Senor. Creo justamente necesario que, en anos venideros, los fuegos artificiales despeguen desde un punto mas alejado del campanario, donde anidan importantisimas aves para nuestros ecosistemas y a la vez escasas y protegidas especies de nuestra fauna. Considero como un acto egoista y puramente vandalico el permitir y llevar a cabo tan grande atrocidad. Las aves no se merecen esa explosion pirotecnica de jubilo de los fieles. La iglesia de Santa Eulalia de Merida debe corregir semejante vergüenza.
(sean excusados acentos y enyes, cosas del teclado…).